miércoles, 13 de marzo de 2024

Capítulo 3. III. Percepción y conocimiento

III. Percepción y conocimiento

1. Hemos estado haciendo hincapié en la percepción, y apenas hemos hablado del conocimiento. 2Esto ha sido así porque la per­cepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada. 3Saber es tener certeza. 4La incertidumbre significa que no sabes. 5El conocimiento es poder porque goza de certeza, y la certeza es fuerza. 6La percepción es temporal. 7Al ser un atributo de la creencia en el espacio y en el tiempo, es susceptible de producir miedo o amor. 8Las percepciones falsas producen miedo y las ver­daderas fomentan el amor, mas ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepción está sujeta a cambios. 9Por eso es por lo que la percepción no es conocimiento. 10La verdadera percepción es la base del conocimiento, pero gozar de conocimiento es la afir­mación de la verdad y esto se encuentra allende cualquier percep­ción.

El apartado III, dedicado a la percepción y al conocimiento, exige, desde mi punto de vista, de una aclaración, pues cuando en el Curso se hace referencia al término "conocimiento", no se está refiriendo a la interpretación que se le otorga en los diccionarios oficiales de la lengua.

Si consultamos el diccionario de la Real Academia Española, la primera definición que encontramos es: "Acción y efecto de conocer". El término conocer, hace referencia, siguiendo la guía de la RAE, a la acción de averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. Entender, advertir, saber, echar de ver a alguien o algo. Percibir el objeto como distinto de todo lo que no es él. Experimentar, sentir algo...

Todos estos significados nos describe el término conocimiento-conocer, como perteneciente al mundo de la percepción temporal, o lo que es lo mismo, al mundo falso e ilusorio.

Sin embargo, la connotación que nos ofrece el Curso cuando hace referencia al término Conocimiento, es bien diferente, no se trata de un saber proveniente de la percepción, sino que trasciende todo estado temporal, situándolo en los dominios del Saber Divino, en los dominios de la Verdad Eterna. 

Podríamos decir, que el Conocimiento al que hace referencia el Curso es el Saber y la Certeza procedente de Dios y de la que goza Su Hijo, mientras que el conocimiento propio del mundo temporal, es el que se extrae del acto de la percepción. En este sentido, poseer conocimiento de Un Curso de Milagros, no es tener el Conocimiento al que se refiere el propio Curso, si bien, la comprensión del mismo nos ofrece la percepción verdadera de lo que somos, lo que sin duda es la antesala que nos conducirá al Conocimiento Verdadero.

2. Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te recono­ces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. 2Reconocer significa "conocer de nuevo", implicando que antes gozabas de conocimiento. 3Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. 4El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento. 5Es la respuesta correcta a una pre­gunta, mas cuando sabes no preguntas. 6El primer paso en el proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. 7El milagro -la res­puesta correcta- lo corrige. 8Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. 9La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo. 10El conocimiento es intemporal porque la certeza es algo incuestionable. 11Cuando dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento. 

En este punto, las enseñanzas del Curso nos van aportando cada vez más información para que sepamos diferenciar el significado de algunos conceptos de gran importancia.

El estudiante sabrá notar que en los capítulos que estamos abordando se nos aporta, de manera muy condensada, afirmaciones que sintetizan el contenido de las verdades que forman parte de la Enseñanza. En este sentido, la afirmación con la que da comienzo este punto, nos sitúa frente a frente a una de las cuestiones esenciales en el camino hacia el despertar: "Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te recono­ces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios." 

Te propongo un escenario mental. Te imaginas que tuvieras la misma certeza, que le aportas a tu cuerpo, con tu esencia espiritual. Te imaginas, que cuando te miras a un espejo no percibas tu rostro corporal, sino la luz de tu espíritu. ¿Te comportaría de igual manera a como lo haces sin esa certeza? ¿Podrías hacerle daño a alguien con la visión de que no es un cuerpo, sino un ser espiritual? Te imaginas, que tengas acceso a la visión de que tu verdadero origen te conecte con Dios.

3. La mente que cuestiona se percibe a sí misma en el tiempo, y, por lo tanto, busca respuestas para el futuro. 2La mente no recep­tiva, por el contrario, cree que el futuro va a ser igual que el presente. 3Eso da lugar a un estado de aparente estabilidad que es normalmente un intento de contrarrestar el miedo subyacente de que el futuro va a ser peor que el presente. 4Este miedo coarta enteramente la tendencia a cuestionar.

Sin duda, el pasado y el futuro, ambos frutos del estado ilusorio de nuestra mente, se convierten en fuentes de miedo, y por ello, en un estado que favorece la ausencia de paz.

Si observamos el comportamiento de nuestra mente ante cualquier hecho de la vida, descubriremos que tiene una clara tendencia a buscar en el pasado una respuesta que de sentido a su estado presente. Podríamos pensar, sin duda alguna, que ese proceso es normal, pues se basa en la educación y en el aprendizaje recibido. Sin embargo, lo que llamamos proceso normal de nuestra mente, se convierte en una visión limitadora que nos impide ver la verdad del momento presente. Es imposible ver la realidad del presente con ojos puestos en el pasado. Cada instante de nuestra existencia es diferente a otros instantes, ya lo fijemos en el pasado o en el futuro.

Tendríamos que saltar de alegría al reconocer que la anterior afirmación es verdad, pues es la única manera de alcanzar ese estado tan añorado al que hemos llamado paz. Vivir el presente con la visión del pasado no puede situarnos en ese estado de paz, pues no estaríamos viviendo la plenitud del presente. Por otro lado, vivir el presente con la mirada inocente, sin prejuicios del pasado, nos permitirá gozar de la visión que nos muestra dicho instante. Con esa visión de inocencia, el juicio no estará empañado de emociones del pasado, las cuales sirven al miedo, pues atesora una carga emocional basada en la ira, el rencor, el dolor, el sufrimiento, etc.

Tan solo desde la visión de la inocencia en cada presente, lograremos aplicar el perdón y sanar nuestra percepción errónea. Vivir el instante presente con la visión de la inocencia nos libera de la ansiedad de tiempos pasados y futuros.

4. La verdadera visión es la percepción natural de la visión espiri­tual, pero es todavía una corrección en vez de un hecho. 2La visión espiritual es simbólica, y, por lo tanto, no es un instrumento de conocimiento. 3Es, no obstante, un medio de percepción correcta, lo cual la sitúa dentro del propio ámbito del milagro. 4Una "visión de Dios" sería un milagro más que una revelación. 5El hecho en sí de que la percepción esté involucrada demuestra que la experien­cia no pertenece a la esfera del conocimiento. 6De ahí que las visio­nes, por muy santas que sean, son efímeras.

En este punto, las enseñanzas aportadas por Jesús a través del Curso, parece adaptarse a una inquietud propia de nuestro tiempo. Seguro que conoceréis a alguien que da viva muestra de interés por los temas de desarrollo del potencial psíquico. 

El interés por adquirir habilidades en las artes de las mancias, por despertar los llamados poderes espirituales, están muy de moda y suma muchos seguidores. 

Bien, no podría negar que yo mismo, he sentido la llamada a la que me refiero. Y sinceramente, he de agradecer la aclaración que nos aporta este punto sobre este particular, pues me permite adquirir una nueva visión en la que ya no siento esa atracción por adquirir una percepción de las energías espirituales. Ahora me conformo en adiestrar a mi mente en el pensamiento que considero más esencial, el recordar lo que realmente soy a cada presente.

5. La Biblia te exhorta a que te conozcas a ti mismo, o, lo que es lo mismo, a que tengas certeza. 2La certeza es siempre algo propio de Dios. 3Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es, y esto te permite conocerlo. 4Hasta que primero no lo percibas tal como es no lo podrás conocer. 5Mientras sigas cuestionando lo que él es, estarás implicando claramente que no conoces a Dios. 6La certeza no requiere acción. 7Cuando dices que estás actuando basándote en tu conocimiento, estás confundiendo el conoci­miento con la percepción. 8El conocimiento provee la fuerza para el pensamiento creativo, no para la acción recta. 9La percepción, el milagro y la acción están estrechamente vinculados. 10El cono­cimiento es el resultado de la revelación y genera sólo pensa­miento. 11La percepción, aun en su forma más espiritualizada, incluye al cuerpo. 12El conocimiento procede del altar interno y es intemporal porque goza de certeza. 13No es lo mismo percibir la verdad que conocerla.

En la línea de lo que aportaba en el punto anterior, el recuerdo de lo que somos nos conectará con la antesala que nos comunicará con el nivel donde se encuentra el verdadero Conocimiento, es decir, tomar consciencia de que somos Hijos de Dios, nos lleva a la percepción correcta, la cual nos conduce directamente a la certeza, al pensamiento verdadero de que Todos Somos Uno en la Esencia Creadora de Dios.

6. Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus Hijos. 2En dichos altares es donde Él puede comunicar Su certeza, y Su conocimiento inevitablemente brindará paz. 3Dios no es un extraño para Sus Hijos, ni Sus Hijos son extraños entre sí. 4El conocimiento precedió tanto a la percepción como al tiempo, y finalmente los reemplazará. 5Ése es el verdadero signi­ficado de "el Alfa y la Omega, el principio y el fin" y de "Antes de que Abraham naciese, era yo". 6La percepción puede y debe ser estabilizada, pero el conocimiento ya es estable. 7"Teme a Dios y observa Sus mandamientos" pasa a ser "Conoce a Dios y acepta Su certeza."

El retorno a nuestro verdadero Hogar, al Mundo de la Mente Creativa, nos invita previamente a ese adiestramiento mental al que me refería más arriba, pues será corrigiendo la falsa percepción que nos lleva a la creencia de la separación, como alcanzaremos la percepción correcta, estado imprescindible para restablecer conscientemente la comunicación directa con nuestro Creador.

7.  Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. 2No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. 3Los ataques siempre se lanzan contra extraños. 4Al percibir falsamente a tu hermano lo conviertes en un extraño, y, por lo tanto, no puedes conocerlo. 5Le tienes miedo porque lo has convertido en un extraño. 6Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. 7En la creación de Dios no hay extraños. 8Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. 9Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza. 10Los creó conociéndolos. 11Los reconoce perfectamente. 12Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él.

Para conocer hay que amar. Para conocernos a nosotros mismos, tenemos que amarnos. Para conocer a nuestro hermano, tenemos que amarlo. Nadie puede dar lo que no tiene. 
Todo lo que no es amor, responde a la falsa percepción del miedo. Cuando sentimos miedo, nos percibimos separados y por tanto ni nos amamos, ni amamos a los demás. Elegimos el miedo y ello nos lleva a percibirnos erróneamente y a percibir erróneamente a los demás. Cuando esto ocurre, estamos eligiendo atacar y lo hacemos como un mecanismo de defensa para no sentir miedo.

La falta de amor nos lleva a la negación de Dios y de Su Obra, el Hijo de Dios.

1 comentario:

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