lunes, 21 de julio de 2025

Capítulo 21. VII. La última pregunta que queda por contestar (5ª parte).

VII. La última pregunta que queda por contestar (5ª parte).

11. El contenido de todas esas preguntas es el mismo. 2Pues cada una de ellas te pregunta si estás dispuesto a intercambiar el mundo del pecado por lo que el Espíritu Santo ve, puesto que es esto lo que el mundo del pecado niega. 3Los que ven el pecado, por lo tanto, están viendo la negación del mundo real. 4Sin embargo, la última pregunta suma a tu anhelo de querer ver el mundo real el deseo de permanencia, de tal forma que ese deseo se convierta en el único que tengas. 5Si contestas esta última pregunta con un "sí", añades sinceridad a las decisiones que ya has tomado con respecto a las demás. 6Pues sólo entonces habrás renunciado a la opción de poder cambiar de parecer nueva­mente. 7Cuando eso deje de interesarte, las Otras preguntas quedarán perfectamente contestadas.

Afirmar conscientemente que nuestro único deseo es ser lo que realmente somos es la confirmación de que estamos en comunión con Dios y con la Filiación.  Sin la visión de la unidad crística es imposible alcanzar ese estado de comunión.  Su reconocimiento nos hace conscientes del estado de inocencia e impecabilidad del ser.  La visión de la unidad requiere que sea una conquista interior, lo que significa que nuestra voluntad se pone al servicio del amor y renuncia al deseo de ser especial.

Al no ver el pecado en nuestra mente, tampoco lo proyectaremos hacia el exterior, lo que hará innecesario emitir juicio alguno.  El mundo exterior deja de ser una amenaza donde percibimos nuestras debilidades internas.  Ahora nuestra mente tiene el poder consciente para crear desde la visión holística de la unidad.  Todo forma parte del Todo.

12. ¿Por qué crees que no estás seguro de que las otras preguntas hayan sido contestadas? 2¿Sería acaso necesario plantearlas con tanta frecuencia si ya se hubiesen contestado? 3Hasta que no se haya tomado la decisión final, la respuesta será a la vez un "sí" y un "no". 4Pues has contestado sin darte cuenta de que "sí' tiene que significar "que no has dicho no". 5Nadie decide en con­tra de su propia felicidad, pero puede hacerlo si no se da cuenta de que eso es lo que está haciendo. 6si él ve su felicidad como algo que cambia constantemente, es decir, ahora es esto, luego otra cosa, y más tarde una sombra elusiva que no está vinculada a nada, no podrá sino decidir en contra de ella.

Este punto viene a reforzar la idea que ya hemos analizado anteriormente.  El sistema de pensamiento del ego gobierna nuestras respuestas ante lo que percibimos externamente y cree que es el cuerpo quien tiene el poder para tomar las decisiones, de ahí que lo convierta en el causante de nuestra naturaleza pecaminosa.  Ese error es la causa que nos lleva a ser inconscientes en la toma de nuestras decisiones.  La mente adquiere un segundo plano y, al proyectar en el exterior su contenido, lo hace fuera de nuestra conciencia, la cual se lo atribuye a los efectos percibidos por el cuerpo.

Cuando se produce un cambio en el sistema de pensamiento, bajo la guía del Espíritu Santo y la Expiación, la mente pasa a ocupar el papel estelar y el cuerpo deja de tener el protagonismo atribuido por el ego. Cuando decidimos elegir de manera consciente, la visión del mundo perceptivo cambia. Ya no se le atribuye al cuerpo el poder regente; ahora ese poder lo ejerce la mente y, si a su poder le unimos nuestra voluntad, adquirimos la facultad para crear de acuerdo a las Leyes Divinas, esto es, en base a la fuerza del Amor.

13. La felicidad elusiva, la que cambia de forma según el tiempo o el lugar, es una ilusión que no significa nada. 2La felicidad tiene que ser constante porque se alcanza mediante el abandono del deseo de lo que no es constante: 3La dicha no se puede percibir excepto a través de una visión constante. 4Y la visión constante sólo se les concede aquellos que desean la constancia. 5El poder del deseo del Hijo de Dios sigue siendo la prueba de que todo aquel que se considera a sí mismo impotente está equivocado. 6Desea lo que quieres, y eso será lo que contemplarás y creerás que es real. 7No hay un solo pensamiento que esté desprovisto del poder de liberar o de matar. 8Ni ninguno que pueda abando­nar la mente del pensador, dejar de tener efectos sobre él.

Acabo de leer un libro titulado "Deja de ser tú", escrito por el Dr. Joe Dispenza, que está inspirado en la misma línea de pensamiento recogida en este apartado de la enseñanza de Un Curso de Milagros.  Os lo recomiendo.  El autor ofrece una guía para transformar nuestra vida mediante el cambio consciente de nuestra mente y nuestros hábitos.  Se centra en cómo las creencias, los pensamientos y las emociones moldean la realidad que experimentamos, y propone herramientas prácticas para reprogramar el subconsciente y alcanzar un estado más elevado de bienestar.  Aprovecha sus amplios conocimientos del comportamiento del cerebro físico y nos aporta información sobre los últimos avances en física cuántica, para mostrarnos los efectos que ejerce el uso de nuestra mente y el inmenso poder de esta para transformar aquellos aspectos de nuestra naturaleza que nos impiden ser dueños y señores del estado de ser que nos lleva a ser felices y a vivir en paz.

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