i. La atracción de la culpabilidad (2ª parte).
12. Las relaciones que se entablan en este mundo son el resultado de cómo se ve el mundo. 2Y esto depende de la emoción a la que se pidió que enviara sus mensajeros para que lo contemplasen y regresasen trayendo noticias de lo que vieron. 3A los mensajeros del miedo se les adiestra mediante el terror, y tiemblan cuando su amo los llama para que le sirvan. 4Pues el miedo no tiene compasión ni siquiera con sus amigos. 5Sus mensajeros saquean culpablemente todo cuanto pueden en su desesperada búsqueda de culpabilidad, pues su amo los deja hambrientos y a la intemperie, instigando en ellos la crueldad y permitiéndoles que se sacien únicamente de lo que le llevan. 6Ni el más leve atisbo de culpabilidad se escapa de sus ojos hambrientos. 7Y en su despiadada búsqueda de pecados se abalanzan sobre cualquier cosa viviente que vean, y dando chillidos se la llevan a su amo para que él la devore.
Si la voluntad sirve a nuestra naturaleza espiritual, utilizaremos los servicios de mensajería a disposición de nuestra mente para que se expandan, llevando a nuestro mundo la visión y el mensaje del amor, de la unidad, de la paz y de la felicidad.
Si, en cambio, la voluntad sirve a nuestra falsa identidad, la corporal, utilizaremos los servicios de mensajería de nuestra mente para que multiplique la creencia en que la unidad no existe y que somos diferentes como diferentes son nuestros cuerpos.
La primera opción hará que la semilla del amor haga florecer la vida a nuestro alrededor.
La segunda opción hará que la semilla del miedo, de la culpa, haga florecer la muerte en todo cuanto toquemos, pues lo ilusorio está regido por la fuerza de repulsión.
13. No envíes al mundo a esos crueles mensajeros para que lo devoren y se ceben en la realidad. 2Pues te traerán noticia de carne, pellejo y huesos. 3Se les ha enseñado a buscar lo corruptible, y a retornar con los buches repletos de cosas podridas y descompuestas. 4Para ellos tales cosas son bellas, ya que parecen mitigar las crueles punzadas del hambre. 5Pues el dolor del miedo los pone frenéticos, y para evitar el castigo de aquel que los envía, le ofrecen lo que tienen en gran estima.
Mientras que el alimento espiritual del amor nos sacia completamente, nos aporta compleción y plenitud, el alimento del ego, el miedo, al estar regido por la fuerza de repulsión, no nos saciará jamás, lo que nos provocará un apetito voraz e insaciable, llevándonos a agotar toda nuestra energía mental en la búsqueda de alimentos con los cuales poder satisfacer su apetencia. El deseo es inagotable en un mundo donde todo está regido por las leyes de la temporalidad.
Utilizar la mente para expandir el amor es garantizar la expansión de la eternidad. El amor es la fuerza de atracción y cuando lo damos estamos compartiendo nuestra compleción. Damos y recibimos y de este modo la abundancia, la plenitud, se retroalimenta, garantizando el apetito espiritual que nos lleva a saborear las cosas bellas y hermosas de la creación.
Todas nuestras creaciones están inspiradas por el amor y se sienten atraídas por las creaciones de nuestros hermanos. Cuando todas estas creaciones se unen dando vida, la vida se expande por doquier y sirve a la verdad. Es el poder de la luz que se expande de forma inagotable.