miércoles, 20 de marzo de 2024

Capítulo 4. II. El ego y la falsa autonomía

II. El ego y la falsa autonomía

1. Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado al ego. 2De hecho, ésa es la mejor pregunta que puedes hacerte. 3Sin embargo, no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguiesen repitiéndose en el presente. 4El pensamiento abstracto es pertinente al conocimiento porque el conocimiento es algo completamente impersonal, y para enten­derlo no se necesita ningún ejemplo. 5La percepción, por otra parte, es siempre específica y, por lo tanto, concreta.

Seguro que el estudiante se habrá planteado la cuestión que se recoge en este punto. ¿Cómo la mente fabricó al ego? No resulta fácilmente comprensible que tengamos el poder de fabricar cosas que adopten la percepción de lo material. Es más, tenemos serias dificultades en aceptar que la mente fabrique nuestra realidad. Nos decimos: una cosa son los pensamientos y otros los actos, y siguiendo esta creencia negamos cualquier relación Causa-Efecto, entre la mente y lo concreto.

Sin embargo, cuando se reflexiona sobre lo fabricado (concreto), podemos abrirnos a la comprensión de que todo lo que adopta una dimensión densa, antes, ha formado parte de un pensamiento. Por ejemplo, las edificaciones que percibimos, previamente han sido visualizadas en nuestra mente, por lo que podemos afirmar que su Causa es mental. Si profundizamos en el hilo de esta reflexión, tal vez lleguemos a comprender el contenido que nos aporta este punto del Texto, y la afirmación de que el ego ha sido fabricado por nuestra mente sea aceptada como una verdad.

2. Todo el mundo, inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. 2Tam­bién inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es igualmente variable. 3Su interacción es un proceso que los altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. 4Es importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física. 5Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física. 6No puede haber mejor ejemplo que éste de que el ego es solamente una idea y no un hecho.

Con este punto, el Curso nos ofrece otra "joya" que podríamos encuadrar dentro del contexto metafísico y que nos desarma de cualquier creencia basada en que la mente no tiene la capacidad de influir en nuestro mundo personal.

No tan sólo tenemos el poder para fabricar nuestro ego, sino también de fabricarnos una imagen del ego de los demás. En este sentido, aquello que vemos en los demás, es una proyección de nuestra mente, que no expresa su realidad, sino nuestra visión de él.

Si realmente somos desconocedores de lo que realmente somos y nuestra propia visión está turbada por nuestra imaginación, difícilmente podremos tener una visión real de los demás, la cual será sustituida por una visión imaginada del otro.

3. Tu propio estado mental es un buen ejemplo de cómo fue inventado el
ego. 2Cuando repudiaste el conocimiento fue como si jamás lo hubieses tenido. 3Esto es tan evidente que basta con que lo reconozcas para constatar que eso es lo que en realidad ocurre. 4Y si eso ocurre en el presente, ¿por qué habría de sorprenderte que hubiese ocurrido en el pasado? 5Asombrarnos ante lo inusual es una reacción comprensible, pero asombrarnos ante algo que ocurre con tanta frecuencia no lo es en absoluto. 6No olvides, no obstante, que la mente no tiene por qué operar así, aunque así es como opera ahora.      

Este punto nos invita a reflexionar sobre nuestro actual estado mental. Dediquemos unos minutos a visualizar el contenido de nuestros pensamientos y observaremos que, por esa pantalla de proyección desfilan multitud de imágenes, de manera espontánea y automática. Muchas de esas imágenes mentales responden a un acto volitivo, mientras que otras, son imprevisibles. Pero, lo que verdaderamente importa en este ejercicio de reconocimiento que estamos proponiendo, es que hacemos real, para nosotros, esos pensamientos, de tal modo que nos vemos afectados por ellos, dando pie a la manifestación de diferentes estados emocionales.  

4. Piensa en el amor que los animales sienten por sus crías y en la necesidad que sienten de protegerlas. 2Eso se debe a que las consideran parte de sí mismos: 3Nadie repudia lo que considera parte de sí mismo. 4La manera en que reaccionas ante tu ego es similar a como Dios reacciona ante Sus creaciones con amor; con protec­ción y con caridad, 5Tus reacciones ante el yo que inventaste no son sorprendentes. 6De hecho, son muy similares a la forma en que algún día reaccionarás ante tus creaciones reales, las cuales son tan eternas como tú. 7No es cuestión, por lo tanto; de cómo reaccionas ante el ego, sino de lo que crees ser. 8Creer es una función del ego, y mientras tu origen siga sujeto a interpretaciones lo seguirás viendo desde el punto de vista del ego. 9Cuando el aprendizaje deje de ser necesario, simplemente conocerás a Dios. 10La creencia de que hay otra forma de percibir es la idea más sublime de que es capaz el pensamiento del ego. 11Ello se debe a que dicha idea reconoce, aunque sea mínimamente, que el ego no es el Ser.

Siguiendo con la reflexión del punto anterior, nos habíamos quedado en las impresiones que causan nuestros pensamientos obre nuestro estado emocional. A esas reacciones damos muchísima importancia, pues conducimos nuestras vidas dependiendo de esos estados. La atención que prestamos a esos pensamientos nos lleva a la creencia de que somos lo que visualizamos, pero esa percepción es errónea, pues lo realmente importante es que nuestra verdadera realidad no está sujeta a la variabilidad de nuestras interpretaciones y juicios.

5. Socavar el sistema de pensamiento del ego no puede sino perci­birse como un proceso doloroso, aunque no hay nada que esté más lejos de la verdad. 2Los bebés gritan de rabia cuando se les quita un cuchillo o unas tijeras; a pesar de que, si no se hiciese, podrían lastimarse. 3En este sentido todavía eres un bebé. 4No tienes una idea clara de lo que es el verdadero instinto de conser­vación, y probablemente decidirás que necesitas precisamente lo que más daño te haría. 5Sin embargo, tanto si lo reconoces ahora como si no, has acordado cooperar en el empeño por llegar a ser inofensivo y servicial, atributos éstos que son necesariamente inseparables. 6Incluso las actitudes que tienes a ese respecto son necesariamente conflictivas, puesto que todas las actitudes están basadas en el ego. 7Esto, sin embargo; no perdurará. 8Ten pacien­cia mientras tanto, y recuerda que el desenlace es tan seguro como Dios.

Tal vez pensemos que dejar de servir al ego, mientras que nos encontremos transitando por la dimensión densa, es una tarea dura y no exenta de renuncias y sacrificios. Sin embargo, este punto nos informa de que pensar de esta manera es un error, pues realmente estamos llamados a retornar a nuestro Hogar.

Mientras demos más valor a las ofrendas del ego que a las de Dios, nos exigiremos periodos de abstinencias que serán vividos como procesos de autocastigo. Pero llegará el momento en el que no sintamos apetencia por las voces egóicas y nos entreguemos al servicio pleno de Dios. Será entonces cuando ningún pensamiento espontáneo nos turbará y nuestra voluntad será crear pensamientos acordes con la Vibración Amorosa con la que hemos sido creados.

6. Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente caritativos. 2Esto resulta obvio cuando consideras lo que realmente quiere decir ser carita­tivo. 3Para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. 4Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor, y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. 5"Dar para obtener" es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. 6Por lo tanto; está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. 7Su percepción de otros egos como entes reales no es más que un intento de convencerse a sí mismo, de que él es real. 8El "amor, propio", desde el punto de vista del ego, no significa otra cosa que el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real, y, por lo tanto, está temporalmente menos inclinado a saquear. 9Ese “amor propio" es siempre vulnerable a la tensión, término éste que se refiere a cualquier cosa que él perciba como una amenaza a su existencia.

Otra afirmación, la recogida en este punto, que supone una revolución para nuestro actual modo de pensar. 

Mientras que el bebé se encuentra en el vientre materno se alimenta directamente de su madre y si tuviésemos que interpretar su estado, diríamos que es de abundancia y saciedad. Sin embargo, cuando se produce el alumbramiento y se procede al corte del cordón umbilical favoreciendo la separación de madre e hijo, el estado de  esa criatura adquiere un nueva interpretación, pasa de la abundancia a la necesidad.

Lo anterior nos ayudará, a título de símil, para comprender el estado mental del ego. Mientras que el Hijo de Dios ha permanecido en el Hogar de Su Padre, el estado del que ha gozado es la abundancia. La proyección de su mente ha dado lugar a un pensamiento no compartido con Su Creador, a un pensamiento distinto, un pensamiento que dio lugar a la percepción de la carencia.

De este modo, nuestras mentes participan de la idea de que dar es perder, denotando un total desconocimiento de la ley de Causa y Efecto, la cual se confirma en el hecho de que se recibe aquello que se ha dado.

7. El ego vive literalmente a base de comparaciones. 2La igualdad es algo que está más allá de lo que puede entender y, por lo tanto, le es imposible ser caritativo. 3Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisa­mente como un sustituto de ésta. 4Por eso es por lo que el concepto de "obtener" surgió en su sistema de pensamiento. 5Los apetitos son mecanismos para "obtener" que representan la nece­sidad del ego de ratificarse a sí mismo. 6Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas "necesi­dades más elevadas del ego". 7El origen de los apetitos corporales no es físico. 8El ego considera al cuerpo como su hogar, y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. 9Pero la idea de que eso es posible es una decisión de la mente, que está completamente con­fundida acerca de lo que realmente es posible.

La aportación que nos hace este punto relativo al origen de los apetitos corporales, desvinculándolo de lo físico, nos exige un cambio radical en el modo en cómo nos percibimos, pues el ego niega todo aquello que no pueda ver y tocar, al tiempo que no comparte la idea de que lo percibido, lo físico, es una fabricación cuya causa se encuentra en nuestros pensamientos y deseos.

Vemos lo que deseamos ver y percibimos en respuesta al deseo de escasez, o lo que es lo mismo, buscamos obtener por la falsa creencia en que no somos completo y abundante. La ilusión de "separación" con nuestro creador, nos sitúa ante la falsa visión de la necesidad. 

El Libro Sagrado de la Biblia, nos narra en el Génesis, cómo la transgresión de Adán y Eva les supuso la expulsión del Paraíso y como consecuencia el abandono de un estado de Abundancia y el paso a un estado de necesidad. Es un modo alegórico de describir el estado de consciencia que el Hijo de Dios ha adquirido tras decidir fabricar una realidad paralela a la de Dios.

El pensamiento de escasez da lugar a la fabricación del ego. Su identidad depende de ese estado y todo su bagaje se basa en la creencia de la separación y en la emoción del miedo a perder lo que cree ser.

8.  El ego cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, lo cual no es más que otra forma de describir cómo cree que él mismo se originó. 2Es éste un estado de tanto temor que lo único que puede hacer es dirigirse a otros egos y tratar de unirse a ellos en un débil intento de identificarse con ellos, o atacarlos en una demostración -igualmente débil- de fuerza. 3No es libre, no obs­tante, de poner en tela de juicio la premisa que da lugar a todo eso, pues esa premisa es su base. 4El ego es la creencia de la mente según la cual tiene que valerse completamente por sí misma. 5Los incesantes esfuerzos del ego por ganar el reconocimiento del espíritu y establecer así su propia existencia, son inútiles. 6El espíritu en su conocimiento no es consciente del ego. 7No lo ataca, simple­mente no lo puede concebir en absoluto. 8Aunque el ego tampoco se percata del espíritu, se percibe a sí mismo rechazado por algo más grande que él. 9Por eso es por lo que el amor propio, tal como el ego lo concibe, no puede por menos que ser ilusorio. 10Las crea­ciones de Dios no crean mitos, si bien el esfuerzo creativo se puede trocar en mitología. 11Esto puede suceder, sin embargo, sólo bajo una condición: lo que fabrica deja de ser creativo. 12Los mitos pertenecen exclusivamente al ámbito de la percepción, y las for­mas que adoptan son tan ambiguas y su naturaleza está tan mar­cada por la dicotomía entre el bien y el mal, que ni siquiera el más benévolo de ellos está exento de connotaciones aterradoras.

El ego se identifica con la individualidad y se percibe como un ser separado de los demás. Este código de creencias se convierte en su argumento para justificar la necesidad de que tiene que valerse por sí mismo para alcanzar sus objetivos y metas. Su andadura temporal se convierte en la eterna búsqueda de logros que satisfagan sus profundos deseos de poseer y calmar su escasez.

Cuando el ego dirige su mirada hacia el espíritu, lo hace bajo una premisa errónea, pues su pretensión no es otra que ganar su apoyo para satisfacer sus deseos egoístas. Desconoce que el Espíritu no puede intervenir en esa causa, dado que no lo ve, es decir, no cree en la separación, ni en la escasez. Nadie puede dar lo que no tiene.

9.  Los mitos y la magia están íntimamente relacionados, ya que los mitos generalmente tienen que ver con el origen del ego; y la magia, con los poderes que el ego se atribuye, a sí mismo. 2Los sistemas mitológicos incluyen, por lo general; alguna descripción de "la creación", y la conectan con su forma particular de magia. 3La llamada "lucha por la supervivencia" no es más que la lucha del ego por prolongar su propia existencia, así como la interpre­tación que ha hecho con respecto a su comienzo. 4Este comienzo casi siempre se asocia con el nacimiento físico, ya que resulta difícil sostener que el ego existía antes de ese momento. 5Los más "religiosos" de los mitos basados en el ego, puede que postulen que el alma existía antes y que seguirá existiendo después de un lapso temporal de vida en el ego. 6Algunos postulan incluso que el alma será castigada por este lapso. 7La salvación, no obstante, no es aplicable al espíritu, pues éste no está en peligro y; por lo tanto, no tiene que ser rescatado.

El mito es la respuesta del ego a dejar huella en la memoria temporal de su existencia. Un análisis más detallado y profundo de esta idea nos acercaría a reconocer el origen de las religiones, las cuales se basan en la ilusoria y falsa creencia en que somos almas pecadoras que requieren ser redimidas a través de un duro y definitivo aprendizaje basado en el sufrimiento y en el dolor. Pero, esta reflexión la dejo en manos del lector para que saque sus propias conclusiones.

10.   La salvación no es otra cosa que "mentalidad recta", que aun­que no es la Mentalidad-Uno del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada. 2La mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente paso, ya que la percepción correcta está completamente exenta de cual­quier forma de ataque, y, por lo tanto, la mentalidad errada desa­parece. 3El ego no puede sobrevivir sin hacer juicios, y, por consiguiente, se le abandona. 4La mente tiene entonces una sola dirección por la que avanzar. 5La dirección que sigue es siempre automática, pues no puede sino acatar los dictados del sistema de pensamiento al que se adhiere.

Para aquellos que buscamos "pistas" que nos permitan orientar nuestras acciones, este punto se convierte en una verdadera brújula que nos señala la dirección correcta hacia dónde debemos dirigir nuestras creencias. En la medida en que pongamos nuestra voluntad al servicio de la mentalidad recta, nuestra percepción errónea dará paso a la verdadera, y con ello, estamos abandonando el apoyo prestado a la identidad egoica para alcanzar la condición de la que hemos creído estar escindidos: la Mentalidad Uno del Espíritu Santo.

11.  No se puede hacer demasiado hincapié en el hecho de que corregir la percepción es simplemente un expediente temporal. 2Dicha corrección es necesaria únicamente porque la percepción falsa es un obstáculo para el conocimiento, mientras que la per­cepción fidedigna es un trampolín hacia él. 3El valor de la percep­ción correcta reside en la conclusión inevitable de que toda percepción es innecesaria. 4Esto elimina el obstáculo por com­pleto. 5Te preguntarás cómo puede ser posible esto mientras parezca que vives en este mundo. 6Esa es una pregunta razonable. 7No obstante, tienes que asegurarte de que realmente la entiendes. 8¿Quién es el "tú" que vive en este mundo? 9El espíritu es inmor­tal, y la inmortalidad es un estado permanente. 10El espíritu es tan verdadero ahora como siempre lo fue y lo será siempre, ya que no entraña cambios de ninguna clase. 11No es un continuo, ni se puede entender tampoco comparándolo con un opuesto. 12El conocimiento nunca admite comparaciones. 13En eso estriba su diferencia principal con respecto a cualquier otra cosa que la mente pueda comprender.

Al hilo de lo aportado en el punto anterior, nos puede surgir la siguiente cuestión: ¿Y qué hago para adquirir la percepción verdadera? La respuesta que nos aporta este apartado es directa y clara: tener la certeza de que toda percepción es innecesaria. Y esta firme afirmación debe formar parte de nuestras creencias, de tal modo que tan solo prestemos servicio a la verdad, la que se expresa en término de Inmortalidad y Pureza; de Abundancia e Impecabilidad.

1 comentario:

  1. Muy buenas lecciones. Juan. Te sigo desde enero de este año , me nace una pregunta y entiendo que debe ser por la mentalidad dual. ¿ de dónde nacen las almas? Ocea cuál es su inicio, cual fue su cuerpo verdadero, el original? . Desde ya muchas gracias

    ResponderEliminar

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 118

LECCIÓN 118 Para los repasos de mañana y noche: 1. (105)  Mías son la paz y la dicha de Dios. 2 Hoy aceptaré la paz y la dicha de Dios en g...