domingo, 3 de marzo de 2024

Capítulo 2. II. La Expiación como defensa

II. La Expiación como defensa

1. Puedes hacer cualquier cosa que yo te pida. 2Te he pedido que obres milagros, y he dejado claro que los milagros son naturales, correctivos, sanadores y universales. 3No hay nada que no pue­dan lograr, pero no pueden llevarse a cabo con un espíritu de duda o de temor. 4Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño. 5Recuerda que donde esté tu corazón allí también estará tu tesoro. 6Crees en lo que conside­ras valioso. 7Si tienes miedo, es que estás equivocado con respecto a lo que es valioso. 8Tu entendimiento inevitablemente evaluará erróneamente, y al otorgar el mismo poder a todos los pensamien­tos, destruirás inevitablemente la paz. 9Por eso es por lo que la Biblia habla de "la paz de Dios que supera todo razonar" 10No hay error que pueda alterar esa paz en lo más mínimo. 11Dicha paz no permite que nada que no proceda de Dios te afecte. 12Éste es el uso correcto de la negación. 13No se usa para ocultar nada, sino para corregir el error. 14Lleva todos los errores ante la luz, y puesto que el error es lo mismo que la oscuridad, corrige todos los errores automáticamente.


Hoy sé que no me puedo engañar. Esta confesión la considero necesaria y honesta. En muchas ocasiones me he quejado internamente al comprobar que mis esfuerzos no conseguían los logros perseguidos. He estudiado y aplicado muchas de las recomendaciones leídas. He practicado variadas técnicas en un intento de alcanzar logros que me harían sentir diferente y especial. Sí, me he entregado al riguroso auto sometimiento del sacrificio y he renunciado a los placeres mundanos en un intento de elevar mis vibraciones y alcanzar la pureza necesaria que me permitiría sentirme un ser elegido e iluminado.

En este clima de sinceridad, he de añadir que todas estas cuestiones han dejado de ganar mi interés. Hace tiempo que tomé consciencia de que ese camino no me llevaría de retorno hacia mi verdadero Hogar, ni me permitiría gozar de la Salvación que estaba buscando. En el instante presente que escribo estas líneas, tan solo puedo decir que tengo una cosa bien clara, antes de andar un camino hay que preguntarse si realmente crees en él. No basta con creer en lo que otros creen. Lo importante es tener plena certeza de aquello en lo que creemos. Sin esta certeza, nos faltará la "vocación" precisa para garantizar que no desfalleceremos en nuestro propósito. 

La certeza a la que me estoy refiriendo trasciende la visión a la que rendimos culto tras los ropajes del ego. Esa certeza es el verdadero "Norte" que debe guiarnos. Esa certeza se convierte en un acto de fidelidad a lo que realmente somos. Cualquier propósito que no encuentre la firmeza de esos pilares, servir a nuestro verdadero Ser, nos llevará a malgastar todas nuestras energías y no nos conducirá hacia el encuentro con la Verdad.

Hagas lo que hagas, hazlo con plena consciencia de que eres el Hijo de Dios y su legítimo heredero. Es el único esfuerzo que se nos pide. Recordar lo que somos. A partir de ese Instante Santo, sabremos con plena certeza que jamás hemos caminado solos y nuestro único propósito será recuperar la unidad de la Filiación.
 
2. La auténtica negación es un poderoso mecanismo protector. 2Puedes y debes negar toda creencia de que el error puede hacerte daño. 3Esta clase de negación no oculta sino que corrige. 4Tu mente recta depende de ella. 5Negar el error es una sólida defensa en favor de la verdad, pero negar la verdad da lugar a creaciones falsas: las proyecciones del ego. 6La negación del error, puesta al servicio de la mente recta, libera a la mente y re-establece la liber­tad de la voluntad. 7Cuando la voluntad es realmente libre no puede crear falsamente porque sólo reconoce la verdad.

Debemos ser sinceros y contestar a la siguiente pregunta: ¿Qué es valioso para
nosotros, el cuerpo o el Espíritu? De esa respuesta dependerá el que acuñemos la falsa creencia en que podemos cometer errores y nos sintamos prisioneros del miedo o, por el contrario, tengamos la certeza de que somos invulnerables, pues nuestra Esencia es Perfecta y Santa.

Si nuestra visión nos lleva a evidenciar el miedo, justificaremos en nuestras vidas la presencia del castigo, del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad. Si nuestra visión nos lleva a evidenciar nuestra inocencia, estaremos percibiendo con nuestra mente recta y estaremos negando la creencia en el pecado. Si negamos lo que realmente Somos, estaremos negando la verdad, o lo que es lo mismo, estaremos dando la potestad de nuestra existencia al ego y sus proyecciones.

3. Puedes defender la verdad, así como el error. 2Los medios son más fáciles de entender después de que se ha establecido firme­mente el valor del objetivo. 3Pero lo que hay que tener en cuenta es cuál es su propósito. 4Todo el mundo defiende su tesoro, y lo hace automáticamente. 5Las preguntas esenciales son, pues: ¿qué es realmente importante para ti?, y ¿cuán importante lo es? 6Una vez que hayas aprendido a tener en cuenta estas preguntas y a tenerlas presentes en todas tus acciones, tendrás muy poca difi­cultad en clarificar los medios. 7Los medios están a tu disposición siempre que los pidas. 8Puedes, sin embargo, ahorrar tiempo si no aplazas innecesariamente este paso. 9Un enfoque correcto lo acortará enormemente.

Ya lo adelantábamos en el punto anterior. Si nuestra mente sirve al ego, justificaremos sus leyes y las consecuencias directas de ellas.
No podemos servir a dos señores a la vez. Nuestra determinación por servir a nuestra divinidad, desplegará el potencial de la voluntad y nuestra actitud será ser útil y emplear nuestro cuerpo para dar testimonio de las leyes del Cielo.

4. La Expiación es la única defensa que no puede usarse destruc­tivamente porque no es un recurso que tú mismo hayas inven­tado. 2El principio de la Expiación estaba en vigor mucho antes de que ésta comenzara. 3El principio era el amor y la Expiación fue un acto de amor. 4Antes de la separación los actos eran innecesa­rios porque no existía la creencia en el tiempo ni en el espacio. 5Fue sólo después de la separación cuando se planearon la Expia­ción y las condiciones necesarias para su cumplimiento. 6Se nece­sitó entonces una defensa tan espléndida que fuese imposible usarla indebidamente, aunque fuese posible rechazarla. 7Su re­chazo, no obstante, no podía convertirla en un arma de ataque, que es la característica intrínseca de otras defensas. 8La Expia­ción, pues, resulta ser la única defensa que no es una espada de dos filos. 9Tan sólo puede sanar.

El Curso nos adelanta a título de presentación lo que considero el papel estelar de sus enseñanzas: La Expiación. Si bien, tendrá un desarrollo mucho más amplio y completo a lo largo del Curso, en este punto, se nos revela un aspecto que entiendo esencial para su posterior comprensión. "El principio de la Expiación estaba en vigor mucho antes de que ésta comenzara. El principio era el amor y la Expiación fue un acto de amor".

El Principio del Amor es nuestra Esencia, pues hemos sido creados por Él. Si la Expiación es un acto de Amor, podemos decir que su poder curativo radica en hacernos vibrar a esa frecuencia.
La negación de lo que somos nos lleva a negar el Amor. La Expiación es la corrección de ese estado de negación, lo que nos permitirá resintonizar el canal correcto que nos ha de poner en comunicación directa con nuestro creador.


5. La Expiación se instituyó dentro de la creencia en el tiempo y en el espacio para fijar un límite a la necesidad de la creencia misma, y, en última instancia, para completar el aprendizaje. 2La Expiación es la lección final. 3El aprendizaje en sí, al igual que las aulas donde tiene lugar, es temporal. 4La capacidad para apren­der carece de valor cuando ya no hay necesidad de cambiar. 5Los que son eternamente creativos no tienen nada que aprender. 6Tú puedes aprender a mejorar tus percepciones y puedes convertirte progresivamente en un mejor alumno. 7De este modo habrá cada vez más armonía entre la creación y tú, pero la Filiación en sí es una creación perfecta y la perfección no tiene grados. 8El aprendi­zaje tiene sentido únicamente mientras se crea en diferencias.


Este apartado es una de las muchas joyas que encontraremos a lo largo de las enseñanzas que se recogen en el Curso.

La Expiación es como el Sol en cada amanecer. Nos anuncia que tras la oscuridad característica de cada noche, la luz del nuevo día nos permitirá gozar de don de la visión.

El Amor, en el mundo caótico fabricado por el impulso del deseo, es como ese Sol que renace con cada amanecer. Es la fuerza que nos permitirá sanar de nuestra falsa creencia en la dualidad, en la separación y en el miedo. 

Si te preguntas, ¿qué hacer con tu vida?, ¿qué hacer para alcanzar la felicidad?, la única respuesta es la Expiación, es actuar con Amor.

6. La evolución es un proceso en el que aparentemente pasas de una etapa a la siguiente. 2Corriges tus previos tropiezos yendo hacia adelante. 3Este proceso es realmente incomprensible en tér­minos temporales, puesto que retornas a medida que avanzas. 4La Expiación es el medio a través del cual puedes liberarte del pasado a medida que avanzas. 5La Expiación desvanece los erro­res que cometiste en el pasado, haciendo de este modo innecesario el que sigas volviendo sobre tus pasos sin avanzar hacia tu retorno. 6En este sentido la Expiación ahorra tiempo, pero al igual que el milagro al que sirve, no lo abole. 7Mientras siga habiendo necesidad de Expiación, seguirá habiendo necesidad de tiempo. 8Pero la Expiación, en cuanto que plan que ya se ha completado, tiene una relación única con el tiempo. 9Hasta que la Expiación no se complete, sus diversas fases evolucionarán en el tiempo, pero la Expiación en su totalidad se encuentra al final del tiempo. 10En ese punto el puente de retorno ya se ha construido.

La cuestión que me planteo a raíz de lo recogido en este punto es la siguiente: ¿hasta cuándo estoy dispuesto a esperar para liberarme del aprendizaje a través del tiempo?

Si busco en el almacén de mi memoria, y rebusco en dinámicas de procesos de aprendizaje, posiblemente encuentre recomendaciones que me ayuden a encontrar el modo en cómo suelo despertar mi conciencia a la verdad. Por lo general, cuando un deseo toma posesión en nuestra mente impulsándonos a satisfacerlo, lo hacemos con un enorme potencial. El ardor y la pasión por conseguir lo que deseamos nos lleva a acciones extremas. Tan solo cuando alimentamos ese deseo hasta la saciedad, es cuando la reacción ante tal hecho nos anuncia que estamos utilizando las energías de manera incontrolada e insana. 

Si aplico esta experiencia a este apartado, podemos concluir que tenemos dos formas de aprender: Una por la vía del rigor, la cual, exige la complicidad del tiempo, y, la otra, a través del Amor, de la Expiación, la cual acelera el proceso de aprendizaje llevándonos a recuperar el recuerdo de lo que realmente somos.

7. La Expiación es un compromiso total. 2Puede que aún asocies esto con perder, equivocación ésta que todos los Hijos de Dios separados cometen de una u otra forma. 3Resulta difícil creer que una defensa que no puede atacar sea la mejor defensa. 4Eso es lo que se quiere decir con "los mansos heredarán la tierra". 5Literalmente se apoderarán de ella debido a su fortaleza. 6Una defensa de doble filo es intrínsecamente débil precisamente porque tiene dos filos, y puede volverse contra ti inesperadamente. 7Esta posi­bilidad no se puede controlar excepto con milagros. 8El milagro convierte la defensa de la Expiación en tu verdadera protección, y, a medida que adquieres más y más seguridad, asumes tu talento natural de proteger a otros, reconociéndote simultáneamente como Hijo y como hermano.

Difícilmente para la visión del ego, la Expiación no suponga una débil defensa para defender sus intereses de perpetuar la satisfacción de sus deseos, pues los argumentos del Amor (dar) no son garantía para salvaguardar el interés principal que persigue el ego, el no perder.

Tendremos que tomar una decisión firme basada en la certeza de que el Amor es el único mecanismo de defensa que no daña y esta decisión ha de llevarnos al compromiso total en el que se sustenta la Expiación.

Una visión de Unicidad nos lleva a comprender que, aquello que damos o quitamos es a nosotros mismos a quien damos o quitamos. Somos parte de la única y verdadera Filiación. 

Todo temor surge de la fuente del miedo. Todo miedo es la consecuencia de la falsa creencia en la separación. La Expiación como acto de Amor es la fuente de donde emanan los milagros. En ese estado de consciencia tan solo existe la carencia de apego, y en su lugar, fluye la firme voluntad de ser útil al resto de la humanidad. 

1 comentario:

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