sábado, 30 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 335

LECCIÓN 335

Elijo ver la impecabilidad de mi hermano.


1. Perdonar es una elección. 2Nunca veo a mi hermano tal como es, pues eso está mucho más allá de la percepción. 3Lo que veo en él es simplemente lo que deseo ver, pues eso es lo que quiero que sea verdad. 4A eso es a lo único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos externos. 5Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo que veo. 6La impecabilidad de mi hermano me muestra que quiero contemplar la mía propia. 7Y la veré, puesto que he decidido ver a mi hermano en la santa luz de su inocencia.

2. ¿De qué otro modo podría restituírseme Tu recuerdo, sino viendo la inocencia de mi hermano? 2Su santidad me recuerda que él fue creado uno conmigo y semejante a mí. 3En él encuentro mi Ser, y en Tu Hijo encuentro asimismo el recuerdo de Ti.


¿Qué me enseña esta lección? 

¿Hay algo más hermoso, puro y elevado que el perdón? 

Aquellos que hemos sentido el pesado fardo de la culpa sobre nuestras frágiles espaldas, sabemos el alivio que compensa el sincero perdón. 

He creído notar una cierta diferencia entre perdonar y perdonarse. Hubiera apostado que, perdonar a otros, resulta más fácil que perdonarse a uno mismo. Tal vez, esa ilusión se debiera a que es más fácil ver fuera lo que no vemos dentro. 

Hoy tengo la certeza de que no hay diferencias, pues en la medida en que perdonamos a otros, estamos realmente afirmando que nos hemos perdonado, pues nadie puede dar lo que no tiene.

Cuando vemos la impecabilidad en nuestros hermanos, estamos manifestando al mundo nuestra condición de perdonar. Estamos compartiendo la fuerza del Amor y el gesto más elevado que podemos expresar es no ver el pecado en nosotros, ni en los demás. De este modo, no tendremos ni tan siquiera que perdonar, pues no hay nada que perdonar.

La siguiente cita define maravillosamente el contenido de esta lección: “Lo que el corazón desea, la mente nos lo muestra”, o dicho de otro modo, “lo que veo es lo que deseo ver”.

Realmente somos afortunados. Ser Hijos de Dios nos aporta la condición de la plenitud, de la gracia, de la abundancia, pero lo hemos olvidado. Hasta tal punto ha sido así, que nuestra visión separada, característica del sistema de pensamiento del ego, nos lleva a perseguir como máximos objetivos la compensación de nuestra escasez, de nuestras necesidades y conflictos, de nuestras preocupaciones y miedos.

El logro de la paz ha de llevarnos a tener la total certeza de que somos Seres Espirituales Plenos y Uno, con Dios y con Todo lo creado. Cuando esta visión forme parte de nuestras creencias, sabremos lo que es la salvación.


Ejemplo-Guía: "Lo que el corazón desea, la mente nos lo muestra"

Sí, con esta afirmación, quedamos totalmente desarmados. Si lo que veo es lo que deseo ver, ya no puedo seguir ocultándome a mí mismo que soy el único soñador de mis sueños, el único fabricante de mis experiencias, del mundo que percibo y veo.

Todo el Curso, con sus enseñanzas, nos lleva a un punto que el ego considera muy crítico: desaprender lo aprendido para volver a aprender.

Tenemos la creencia de que hemos andado un largo camino, y durante ese trayecto, a pesar de haber andado el camino junto a nuestros hermanos, en ningún momento hemos percibido que entre ellos y nosotros haya podido existir unidad. La percepción del otro ha despertado nuestros miedos. Ese miedo no requiere de manifestación externa para experimentarlo. Ya se encuentra en nuestra mente, pues ese miedo es ausencia de amor, ausencia de consciencia de unidad. El miedo que proyectamos en el otro es un miedo inventado por nosotros mismos. Vivir con miedo, ser consciente de que somos los hacedores del miedo, nos hace débiles y, por esta razón, preferimos un agente externo que nos incite a su justificación para poder condenarlo fuera.

La afirmación que da título a este ejemplo-guía debe conducirnos hacia la verdad. Tal vez podamos sentir la necesidad de no darle credibilidad, pues hacerlo significa que no podemos continuar culpando a los demás de nuestras acciones. Pero si conseguimos trascender ese temor interior a vernos tal y como somos, recordaremos nuestra verdadera identidad, la cual no es otra que ser el Hijo de Dios. ¿Acaso el hijo no es igual que el Padre? ¿Acaso no cuenta con su mismo poder creador?

La lección de hoy, sin duda alguna, nos invita a despojarnos de nuestra falsa identidad. De manos de la creencia en el pecado, dimos credibilidad a la culpa y con ello, a la falsa creencia de que Dios nos expulsó del "Paraíso" y nos "castiga" por nuestros pecados.

Cuando reflexionamos sobre la supuesta sentencia condenatoria de Dios sobre su descendencia, y lo hacemos con una visión de impecabilidad, de amor, nos resulta muy difícil creer que el Ser de donde emana la esencia creadora del Amor se muestre insensible y juzgue a su creación con rigor. Si eres padre, no te resultará difícil llegar a esa evidencia. Yo soy padre de tres hijos y mi limitado corazón es incapaz de juzgar tal condena.

Esta lección es una invitación a percibir de manera correcta. A sustituir la errónea creencia que nos lleva a ver en el ataque la vía que nos conduce a la salvación. Ver la impecabilidad en nuestros hermanos es el reconocimiento de que somos Uno en la Filiación de Dios.

Ver la impecabilidad en nosotros mismos y, por ende, en los demás, es la evidencia de que nuestra mente sirve al Espíritu y de que nuestros pensamientos se encuentran en paz.

Reflexión: ¿Qué vemos cuando vemos a nuestros hermanos? 

viernes, 29 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 334

LECCIÓN 334

Hoy reclamo los regalos que el perdón otorga.

1. No esperaré ni un solo día más para encontrar los tesoros que mi Padre me ofrece. 2Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamien­tos basados en percepciones falsas. 3No dejes que hoy vuelva a aceptar regalos tan míseros. 4La Voz de Dios les ofrece Su paz a todos los que escuchan y eligen seguirlo. 5Esto es lo que elijo hoy. 6Y así, voy en busca de los tesoros que Dios me ha dado.

2. Busco sólo lo eterno. 2Pues Tu Hijo no podría sentirse satisfecho con menos de eso. 3¿Qué otra cosa, entonces, podría brindarle solaz, sino lo que Tú le ofreces a su desconcertada mente y a su atemorizado corazón, a fin de proporcionarle certeza y traerle paz? 4Hoy quiero contemplar a mi hermano sin mancha alguna de pecado en él. 5Eso es lo que Tu Voluntad dispone que yo haga, pues así es como podré contemplar mi propia impe­cabilidad.


¿Qué me enseña esta lección? 

La identificación del Hijo de Dios con el mundo físico le lleva a aprender por la vía de la experiencia del rigor, a ganar el pan con el sudor de su frente. La Ley de Causa y Efecto se convierte en el proceso de aprendizaje en el que se toma consciencia de que aquello que cosechamos es la consecuencia directa de lo que hemos sembrado.

Esa Ley parece estar inscrita en nuestro interior y, de una manera inconsciente, respondemos a ella cada vez que justificamos el castigo, el dolor, como la consecuencia directa de nuestros actos.

Si algo nos va mal, si nos encontramos ante una experiencia que interpretamos como conflictiva, buscamos un culpable, y nos decimos: ¿qué has hecho mal para que te ocurra esto? El tiempo es el aliado de la Ley de Causa y Efecto, y esta creencia ha dado lugar a la Ley del Karma.

Pero este proceder pertenece al mundo de la ilusión, al mundo de la temporalidad. Hasta que no recuperemos la consciencia de lo que somos y de quienes somos, no nos liberaremos de la celda donde permanecemos prisioneros del error.

El perdón es el camino que debemos recorrer para conseguir alcanzar la salvación. El perdón es la expresión de la verdad que debemos integrar en nuestra consciencia. Cuando perdonamos, hacemos innecesaria la experiencia del rigor para aprender. El perdón abre las puertas al milagro y éste hace innecesario el tiempo para corregir el error; lo hace de inmediato.

El perdón nos indica que hemos decidido no juzgar, no condenar. Con el perdón recuperamos la visión de la inocencia y con ello, gozamos de la Gracia y de la Paz de nuestro Padre.


Ejemplo-Guía: "¿Quieres ser feliz? Entonces, perdona, perdona, perdona..."

Si crees que mereces ser castigado, lo serás. Si crees que puedes sentir dolor, lo sentirás. Si crees que eres un pecador, sentirás culpa. Si sientes culpa, buscarás redención. Si buscas redención, estarás justificando el castigo. Así se cierra un círculo que te mantiene prisionero de la ilusión, del error, del miedo.

Ninguna medicina, ningún ungüento mágico, nos sanará de esa enfermedad. Tan solo existe una llave que puede librarnos de esa prisión. Esa llave es el perdón.

Si crees que eres merecedor de ser perdonado, te perdonarás.

Busca en tu vida cualquier experiencia. Contesta a esta pregunta: ¿Te ha aportado la felicidad que colma tu sed de paz?

Nos ha podido tocar mil millones de euros en la lotería. Una explosión de alegría nos inundará. Descorcharemos botellas de champán y brindaremos con todo el mundo en honor a nuestra suerte. Pero apenas culmine ese momento de euforia, nos acosará el temor a perder lo que hemos conseguido. Hemos dejado de ser felices.

En ese pensamiento de pérdida, va implícito el ataque del otro que desea lo que tenemos. Esa imagen recorre nuestra mente y nos atormenta. Invertiremos parte de nuestro premio en asegurar que nadie puede despojarnos de lo que hemos conseguido y viviremos angustiados por el miedo a...

Es evidente que en ese pensamiento de temor hay una ausencia total de amor y de perdón. El amor y el perdón tan solo son posibles cuando dejamos de ver separación entre nuestros hermanos.

Si buscas la felicidad, tan solo podremos encontrarla en nuestro interior, en nuestro pensamiento de perdón. Compartir ese regalo nos otorgará el regalo de la felicidad y de la paz. 

¡Perdona!, y lo comprobarás.

Reflexión: ¿Solo en lo eterno podremos encontrar paz?

Capítulo 16. III. Las recompensas que se derivan de enseñar (2ª parte).

III. Las recompensas que se derivan de enseñar (2ª parte).

4. El propósito de este curso es que aprendas a conocerte a ti mismo. 2Has enseñado lo que eres, pero no has permitido que lo que eres te enseñe a ti. 3Has tenido sumo cuidado en evitar lo obvio, y en no ver la verdadera relación que existe entre causa y efecto, la cual es perfectamente evidente. 4Dentro de ti, no obs­tante, se encuentra todo lo que has enseñado. 5¿Qué parte de ti puede ser la que no lo ha aprendido? 6TIene que ser esa parte que realmente es externa a ti, no porque tú la hayas proyectado, sino porque así es en verdad. 7Y es esa parte que has aceptado dentro de ti la que no es lo que tú eres. 8Lo que aceptas en tu mente no puede realmente cambiarla. 9Las ilusiones no son sino creencias en algo que no existe. 10Y el aparente conflicto entre la verdad y la ilusión solo puede ser resuelto separándote de la ilusión y no de la verdad.

Sócrates le dice: “Querido amigo, hazme caso a mí y a lo que está escrito en Delfos: «Conócete a ti mismo», porque nuestros rivales son estos y no los que piensas. A ellos no los podremos vencer si no es a través del cuidado de ti mismo y de la técnica”. 

La sentencia "Nosce te ipsum" (Conócete a ti mismo) se dice que estaba inscrita en el templo de Apolo en Delfos y se atribuye a alguno de los Siete Sabios o al propio Apolo, que la habría dado como respuesta cuando Quilón (uno de los Siete Sabios) preguntó al oráculo de Delfos qué era lo mejor que podían aprender los hombres.

Jesús, conocedor de esta verdad, nos recuerda en este punto que el propósito de este curso es que aprendamos a conocernos a nosotros mismos. Considero esta invitación la clave esencial que ha de permitirnos enseñar la verdad de la que somos, indudablemente, portadores, pues nuestra condición, nuestro Ser, ha sido creado a Imagen y Semejanza de nuestro Creador.

5. Lo que has enseñado ya ha logrado esto, pues el Espíritu Santo es parte de ti. 2Al haber sido creado por Dios, Él no ha abando­nado ni a Dios ni Su creación. 3Él es a la vez Dios y tú, del mismo modo en que tú eres la vez Dios y Él. 4Pues la Respuesta de Dios a la separación te aportó más que lo que tú trataste de llevarte contigo. 5Él te protegió tanto a ti como a tus creaciones, al mantener unido ti lo que tú quisiste excluir. 6tus creaciones ocuparán el lugar de lo que tú admitiste para reemplazarlas. 7Tus creaciones son muy reales, pues forman parte del Ser que desco­noces. 8Se comunican contigo través del Espíritu Santo, y, para que aprendas a enseñar lo que eres, te ofrecen gustosamente su poder y gratitud por su creación a ti que eres su hogar. 9Tú que eres anfitrión de Dios lo eres también de ellas. 10Pues nada real ha abandonado jamás la mente de su creador. 11Y lo que no es real nunca estuvo en ella.

Conocernos a nosotros mismos lleva implícito un regalo que el ego y su sistema de pensamiento desconoce. Conocernos a nosotros mismos nos hará conscientes de nuestras creaciones, las cuales han quedado veladas tras elegir la separación en nuestra mente.

Elegir enseñar la verdad es un acto de amor y es un acto creador que, al ser compartido con los demás bajo la Visión de Cristo, propiciará la curación en aquellas mentes que se encuentren identificadas con el miedo, el pecado y la culpa.

6. Tú no eres dos seres en conflicto. 2¿Qué puede haber más allá de Dios? 3Si tú, que lo contienes a Él y a quien Él contiene, eres el universo, todo lo demás tiene que estar afuera, donde no existe nada. 4Has enseñado esto, y, desde muy lejos en el universo aun­que no desde más allá de ti mismo, los testigos de tu enseñanza se han congregado para ayudarte a aprender. 5Su gratitud se ha unido a la tuya y a la de Dios para fortalecer tu fe en lo que enseñaste. 6Pues lo que enseñaste es verdad. 7Si eliges estar solo, te excluyes a ti mismo de tu enseñanza y te mantienes separado de ella. 8Pero unido a ellos no puedes sino aprender que sola­mente te enseñaste a ti mismo, y que aprendiste de la convicción que compartiste con ellos.

El Plan de Salvación que Dios ha dispuesto para Su Hijo se convierte en la enseñanza que Él quiere que compartamos con el resto de la Filiación, pues la Salvación solo será posible si enseñamos Su Verdad y la aprendemos conjuntamente con cada uno de nuestros hermanos.

Cuando decidimos enseñar la verdad que hemos conocido en nuestro interior, cuando sabemos lo que somos, nuestra enseñanza llevará siempre ese mensaje de unidad e integración. Enseñaremos que la parte está en el Todo y que el Todo está en la parte.

jueves, 28 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 333

LECCIÓN 333

El perdón pone fin al sueño de conflicto.


1. El conflicto debe ser resuelto. 2Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, negarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. 3Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente. 4Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad puede arrojar su luz sobre él según desaparece.

2. Padre, el perdón es la luz que Tú elegiste para que desvaneciese todo conflicto y toda duda, y para que alumbrase el camino que nos lleva de regreso a Ti. 2Ninguna otra luz puede dar fin a nuestro sueño malvado. 3Ninguna otra luz puede salvar al mundo. 4Pues dicha luz es lo único que jamás ha de fallar, ya que es el regalo que le has hecho a Tu Hijo bienamado.


¿Qué me enseña esta lección?

El propio Carl Gustav Jung se hubiese podido inspirar en el contenido de esta lección para determinar un tratado psicológico orientado a superar el miedo y el conflicto. 

Por lo general, cuando algo nos da miedo, tendemos a identificarnos con él y con ello a hacerlo real, pero al mismo tiempo tratamos de alejarlo de nuestra conciencia y lo reprimimos, mandándolo a nuestro inconsciente. Es allí donde se almacenan todos nuestros temores, todas nuestras fobias, sin que ejerzamos un control sobre ellas. 

Esta lección nos indica que debemos mirar de frente al conflicto, cuando éste ocupe nuestra mente. Es importante reconocer que le estamos dando poder sobre nuestras vidas. Le permitimos paralizarnos, le permitimos que nos prive de la paz, de la alegría, de la felicidad. 

Debemos ser conscientes de que el sentimiento que despierta en nosotros se lo permitimos. Podemos verlo de otra manera y, con ello, estamos tomando el control de nuestra mente. 

El conflicto es una interpretación, un juicio, cuyo origen se encuentra en la mente. Nada fuera de nosotros puede hacernos daño. Tan solo si se lo permitimos. Es nuestra decisión. 

Debemos ser los dueños y señores de nuestras vidas. Debemos decidir si vamos a servir al mundo de la ilusión y, con ello, al mundo del miedo, o, por el contrario, decidimos servir a la verdad, al Ser que somos y, con ello, al mundo del Perdón y del Amor. 

Todo miedo procede de la falsa creencia en el pecado. Liberémonos de esa limitación y recuperemos nuestra visión inocente. Amemos en cada momento y el conflicto no tendrá cabida en nuestras vidas.

Ejemplo-Guía: "Auto-terapia"

Cuando analizábamos la enseñanza recogida en la Lección 331, veíamos que el conflicto es imposible cuando hacemos que nuestra voluntad y la Voluntad de nuestro Padre vibren al unísono.

Terminábamos nuestra reflexión diciendo que detrás de cada situación de conflicto descubriremos una total ausencia de Amor, o lo que es lo mismo, descubriremos la ilusión del miedo, que el sistema de pensamiento del ego hace tan real.

Esta lección vuelve a abordar el tema del conflicto percibido por el ego y nos aporta un método para resolverlo. No se trata de ocultar su percepción, pues el simple hecho de creer que podemos ocultarlo denota dos cosas: una, que lo hacemos real y, otra, que nos produce miedo, temor y culpa.

Las recomendaciones que nos aporta el Curso van en el sentido de hacernos plenamente conscientes de aquello que nos lleva a percibir el conflicto. Para ello, debemos orientar nuestros pensamientos hacia la causa que da origen al mismo. Ello nos llevará a descubrir que el miedo, así como su efecto, el conflicto, son meros pensamientos que se caracterizan por la ausencia de Amor.

Donde vemos el miedo, es la señal inequívoca de que hemos tomado la decisión de sustituir el amor por ese otro sentimiento.

Parémonos un instante en lo que hemos dicho. No podemos permitir que se quede en un mensaje teórico. Es el momento de practicar esa teoría. De experimentarla.

¿Nos da miedo la oscuridad? No la evites, como has venido haciendo cuando te encontrabas en su presencia. Mírala. Observa tus pensamientos. ¿Quién lo domina?

¿Quién te obliga a pensar de una manera determinada? Hazte consciente de que tú eres el único que puede dar valor a las imágenes que tu mente te presenta.

Reconocer esto es muy importante, pues nos da la opción de elegir identificarnos con el sueño, con las pesadillas, o reconocer que tan solo estamos soñando.


Reflexión: Todo conflicto tiene su origen en la creencia en la separación.

Capítulo 16. III. Las recompensas que se derivan de enseñar (1ª parte).

III. Las recompensas que se derivan de enseñar (1ª parte).

1. Ya hemos aprendido que todo el mundo enseña, y que enseña continuamente. 2Es posible que hayas enseñado bien, pero que no hayas aprendido a aceptar el bienestar que te produce enseñar. 3Si examinases lo que has enseñado, y cuán ajeno es a lo que creías saber, no podrías por menos que darte cuenta de que tu Maestro tuvo que proceder de más allá de tu sistema de pensa­miento. 4Por lo tanto, Él pudo verlo objetivamente y percibir que no era cierto. 5Tuvo que haber hecho eso basándose en un sistema de pensamiento muy diferente, que no tiene nada en común con el tuyo. 6Pues ciertamente lo que Él ha enseñado y lo que tú has enseñado a través de Él, no tiene nada en común con lo que tú enseñabas antes de que Él llegase. 7Y como resultado de ello, has llevado paz allí donde antes había dolor, y el sufrimiento ha de­saparecido para ser reemplazado por la alegría.

El papel que desempeña nuestro hermano en el proceso de enseñar es sumamente importante, pues enseñar es aprender. Si no existiese ese "otro" con el que compartir la enseñanza, no aprenderíamos de esa retroalimentación. En esa dinámica de "dar-recibir", no solo se beneficia la persona que recibe, sino también la que da. En este sentido, "maestro-alumno" forma una unidad que no debe ser dividida, pues, si lo fuese, el aprendizaje no tendría lugar.

Cuando somos conscientes de que la dinámica descrita es cierta, es una realidad, pues se basa en la verdad de lo que somos, partes del Todo. El enseñar se convierte en una experiencia de bienestar, pues, cuando enseñamos, estamos realizando nuestra función en este mundo, ya que la enseñanza facilita el proceso de sanación, al compartir lo que es verdad.

2. Puede que hayas enseñado lo que es la libertad, pero no has aprendido a ser libre. 2Anteriormente dije: "Por sus frutos los conoceréis y ellos se conocerán a sí mismos". 3Pues es indudable que te juzgas a ti mismo de acuerdo con lo que enseñas. 4Las ense­ñanzas del ego producen resultados inmediatos porque aceptas sus decisiones inmediatamente como tu elección. 5Y esa acepta­ción significa que estás dispuesto a juzgarte a ti mismo de igual modo. 6Causa y efecto están claramente definidos en el sistema de pensamiento del ego, pues todo tu aprendizaje ha estado encau­zado a establecer la relación que hay entre ellos. 7¿Y cómo no ibas a tener fe en lo que tan diligentemente te enseñaste a creer? 8Recuerda, no obstante, cuánto cuidado has ejercido al elegir sus testigos, y cuánto al evitar los que hablan en favor de la causa de la verdad y de sus efectos.

La ley de causa y efecto no es entendida, de igual modo, por el sistema de pensamiento del ego que por el sistema de pensamiento del Espíritu Santo. El ego determina por sus observaciones e investigaciones (acto mental de fragmentar el Todo) que la causa se encuentra siempre en el pasado y que el efecto se encuentra siempre en el futuro. En esta formulación, el presente queda totalmente excluido. Bajo esa perspectiva basada en la creencia de la percepción temporal, en el futuro cosecharemos lo que hemos sembrado en el pasado, lo que está propiciando que el presente esté ocupado con recuerdos del pasado y tiñendo del color del miedo cualquier perspectiva de futuro, pues este será la continuidad del pasado y donde el miedo se perpetuará.

El Espíritu Santo nos enseña que causa y efecto forman una unidad que se manifiesta en el estado presente, pues el efecto no puede existir sin la causa, la cual, cuando se expresa en el acto creativo, pasa a adquirir la condición de efecto. Si la causa es el amor, su creación produce su expansión, esto es, su efecto. Este acto es inmediato, no tiene que esperar el transcurrir de las secuencias temporales para tomar consciencia de ello, es decir, no tendremos que esperar a los efectos que se producen en el futuro, cuando en verdad la elección de amar la tomamos en el presente.

3. ¿No te demuestra el hecho de que no hayas aprendido lo que has enseñado que no percibes a la Filiación como una? 2¿Y no te demuestra ello también que no te consideras a ti mismo uno? 3Pues es imposible enseñar eficazmente si se carece de convicción, y es igualmente imposible que la convicción se encuentre fuera de ti. 4Jamás podrías haber enseñado lo que es la libertad a no ser que creyeses, en ella. 5Lo que enseñaste, pues, tuvo que haber proce­dido de ti. 6Sin embargo, es evidente que no conoces el Ser que eres, y que no lo reconoces a pesar de que está activo. 7Lo que está activo tiene que estar presente. 8Y sólo si niegas Sus obras podrías negar Su presencia.

Cuando enseñamos "de boca para afuera", esto es, sin convicción, nuestra enseñanza estará vacía y no realizará su función, la de alumbrar el camino que ha de llevarnos a la sanación de nuestra mente. Al carecer de convicción, las propiedades de lo que enseñamos carecerán de la luz suficiente como para difuminar la oscuridad que nos mantiene prisioneros de la ignorancia. Esa falta de convicción oculta las dudas que albergamos sobre nuestra verdadera identidad espiritual. Esta certeza nos exige un acto de confirmación de nuestra fe en las enseñanzas que recibimos a través del Espíritu Santo. El poder de atracción que ejerce en este mundo el sistema de pensamiento del ego debilita nuestra fortaleza, pues tenemos la sensación de caminar en una realidad dividida, donde podemos elegir el camino que nos plazca y cuando nos plazca. Lo que debemos recordar, siempre, es que elegir la dualidad es negar la verdad, es negar la tutela del Maestro que Dios nos ofrece para nuestra enseñanza.

miércoles, 27 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 332

LECCIÓN 332

El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.


1. El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños malva­dos con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencilla­mente es. 5Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real. 6El perdón invita a esta presencia a que entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8Mas con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y propor­cionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es su herencia.

2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El miedo lo man­tiene aprisionado. 3Mas Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre, queremos liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a nosotros. 6Y no queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.


¿Qué me enseña esta lección?

El origen del miedo es la creencia en el pecado. Sin embargo, el pecado no es real, tan solo existe en la mente que, erróneamente, cree en él. Por lo tanto, el miedo tampoco es real; tan solo existe en la mente que lo hace real.

A lo que el Hijo de Dios ha llamado pecado es a la creencia de que se encuentra separado de su Creador, como consecuencia de haber dirigido su atención, su voluntad, hacia la dimensión física, con el único propósito de utilizar su poder creador.

Ese acto volitivo de ser “independiente” le ha llevado a dejar de aprender por “vía directa” y elegir aprender a través de la experiencia. Ese tránsito ha sido recogido en la Biblia como la necesidad de “ganar el pan con el sudor de su frente”.

El “pan” es el símbolo del alimento espiritual que enriquece nuestra conciencia. Aprender por la vía de la experiencia mundana, a través de la percepción errónea, nos conecta con la vía del dolor, en la cual se justifica el castigo, el sufrimiento, como medidas de aprendizaje por sentirnos pecadores.

Sin embargo, existe una vía liberadora; es la vía del perdón. Cuando perdonamos, estamos reconociendo que la verdadera naturaleza del hombre es la inocencia. El perdón nos hace recordar que podemos acceder a la verdad por la vía directa, y para conseguirlo, lo único que tenemos que hacer es ver la Unidad que nos mantiene conectados a todo lo creado.

Ejemplo.Guía: "El miedo a amar"

¿Cómo es posible que podamos tener miedo al amor? 

Tan solo para el sistema de pensamiento del ego, nos hace partícipes de la creencia de que podemos tener miedo al amor.
Desde la Visión de Cristo, podemos asegurar que el amor no ve el miedo, por lo tanto, es imposible sentir miedo al amar:
La atracción de la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues el amor nunca se fijaría en la culpabilidad en absoluto. 2La naturaleza del amor es contemplar solamente la verdad ­-donde se ve a sí mismo- y fundirse con ella en santa unión y en compleción. 3De la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. 4Pues en el amor reside el fin de la culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. 5El amor sólo se siente atraí­do por el amor. 6Al pasar por alto completamente a la culpabili­dad, el amor no ve el miedo. 7Al estar totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. 8El miedo se siente atraído por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el otro ve, no existe. 9El miedo contempla la culpabilidad con la misma devo­ción con la que el amor se contempla a sí mismo. 10Y cada uno de ellos envía sus mensajeros, que retornan con mensajes escritos en el mismo lenguaje que se utilizó al enviarlos. (T-19.IV.i.10)
Para el ego, el miedo a amar llega a convertirse en una de sus fobias favoritas; hasta tal punto es así que gran parte del guion de lo que llama "vida" está protagonizado por escenas relacionadas con el miedo a fracasar en el amor. La causa de tanta desdicha debemos buscarla en el miedo a no ser amado. Para evitar experimentar el rechazo y el abandono, el ego despliega una serie de estrategias, a cual más demente: el celo, la duda, el juicio, el castigo, etc.

Cuando experimentamos una vivencia amorosa, lo que el Curso denomina relaciones especiales, lo hacemos guiado por el miedo, por la creencia en la separación y por compensación de culpa. ¿Cómo para no tener miedo a amar, desde esa perspectiva?

El miedo a perder, inspirado por el deseo de posesión, es el resultado de una mentalidad egoica. Si el Amor es libertad, las experiencias amorosas inspiradas por el ego son lo más alejado de interpretarse como una experiencia liberadora.
Todas las relaciones especiales tienen como meta el pecado, 2pues son tratos que se hacen con la realidad, a la que la aparente unión se adapta. 3No te olvides de esto: hacer tratos es fijar lími­tes, y no podrás sino odiar a cualquier hermano con el que tengas una relación parcial. 4Quizá trates de respetar el trato en nombre de lo que es "justo", exigiendo a veces ser tú el que pague, aun­que lo más frecuente es que se lo exijas al otro. 5Al hacer lo que es ''justo”, pues, tratas de mitigar la culpabilidad que emana del propósito que aceptaste para la relación.(T-21.III.2-5)
Reflexión: El perdón es la llave que nos libera de la cárcel a la que nos somete el miedo.

Capítulo 16. II. El poder de la santidad (3ª parte).

II. El poder de la santidad (3ª parte).

7. Éste es un año de júbilo, en el que escucharás cada vez más y en el que la paz aumentará en igual medida. 2Tanto el poder de la santidad como la debilidad del ataque se están llevando a tu con­ciencia. 3Y esto se ha logrado en una mente que está firmemente convencida de que la santidad es debilidad y el ataque poder. 4¿No es este milagro prueba suficiente de que tu Maestro no pro­cede de ti? 5Pero recuerda también que cada vez que escuchaste Su interpretación los resultados te produjeron júbilo. 6¿Preferi­rías acaso los resultados de tu interpretación, teniendo en cuenta honradamente cuáles han sido dichos resultados? 7Dios dispone para ti algo mejor. 8¿No podrías contemplar con más caridad a quien Dios ama con perfecto amor?

La paz aumentará en nuestra consciencia en la medida en que dejamos de seguir al guía incorrecto y depositamos toda nuestra confianza en Aquel que habla por la Voz del Padre.

Me encuentro entre los que podemos dar testimonio de la evolución que se está produciendo en nuestra mente. La voluntad de ver las cosas de otra manera, de percibir correctamente, de conocer nuestra verdadera naturaleza y la de los demás, produce vivencias de júbilo y alegría. Estos estímulos fortalecen mi visión y me aportan fuerza para continuar siguiendo las enseñanzas del Espíritu Santo.

8. No hagas interpretaciones que se opongan al Amor de Dios, pues tienes muchos testigos que hablan de él tan claramente, que sólo los ciegos y los mudos podrían no verlos ni oírlos. 2Decídete este año a no negar lo que Dios te ha dado. 3Despierta y compár­telo, pues ésa es la única razón por la que Él te ha llamado. 4Su Voz ha hablado claramente, pero tienes muy poca fe en lo que oíste debido a que has preferido tener más fe en el desastre que has ocasionado. 5Resolvamos hoy juntos aceptar las buenas nue­vas de que ese desastre no es real, y de que la realidad no es un desastre. 6La realidad es algo seguro, está a salvo y es completamente bondadosa con todo el mundo y con todas las cosas. 7No hay amor más grande que aceptar esto y alegrarse. 8Pues el amor sólo pide que seas feliz, y te dará todo lo que contribuya a tu felicidad.

Una vez que se percibe correctamente el destello de la verdad, se despierta en nuestro interior el motivador deseo de que esa nueva percepción sea la que gobierne nuestras vidas. La búsqueda de la paz, de la felicidad, en el mundo exterior, cesará y dará paso a una nueva percepción, la cual nos inspirará que esa paz y esa felicidad forman parte de nuestra verdadera identidad espiritual.

Compartir con el mundo que nos rodea y, en especial, con nuestros hermanos esa visión transformará completamente nuestras vidas.

9. El Espíritu Santo jamás ha dejado de resolver por ti ningún problema que hayas puesto en Sus manos, ni jamás dejará de hacerlo. 2Cada vez que has tratado de resolver algo por tu cuenta, has fracasado. 3¿No es hora ya de que conectes todos estos hechos y te des cuenta de lo que significan? 4Éste es el año en que debes poner en práctica las ideas que se te han dado. 5Pues las ideas son fuerzas poderosísimas que deben ponerse en práctica y no dejar en desuso. 6Ya te han dado suficientes pruebas de su poder como para que desees depositar tu fe en ellas y no en su negación. 7Dedica este año a la verdad y déjala obrar en paz. 8Ten fe en Aquel que tiene fe en ti. 9Piensa en lo que realmente has visto y oído, y acéptalo. 10¿Cómo puedes estar solo con seme­jantes testigos? 

Reconozco que, en ocasiones, nuestra falta de fe se manifiesta en forma de impaciencia a la hora de encontrar la respuesta del Espíritu Santo, cuando hemos puesto en sus manos las cuestiones que nos privan de paz y sosiego. Esa impaciencia es una muestra de que estamos cayendo en la trampa del ego, esto es, estamos creyendo que la respuesta debe ser aquella que nosotros deseamos y que más nos beneficia. Pero ello denota un desconocimiento de la integridad de la experiencia. Esa integridad, es decir, el conocer todas las partes del todo, tan solo está en manos del Espíritu Santo.

Por lo tanto, reforcemos nuestra fe y nuestra confianza en la respuesta del Espíritu Santo, pues Él lo resolverá. 

martes, 26 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 331

12. ¿Qué es el ego?

1. El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limi­tado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. 2Es la "voluntad" que ve a la Voluntad de Dios como su enemigo, y que adopta una forma en que Ésta es negada. 3El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad.

2. El ego es demente. 2Lleno de miedo, cree alzarse más allá de lo Omnipresente, aparte de la Totalidad y separado de lo Infinito. 3En su demencia cree también haber vencido a Dios Mismo. 4Y desde su terrible autonomía "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 5Sueña con el castigo y tiembla ante las figuras de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarlo antes de que él pueda proteger su seguridad atacándolos primero.

3. El Hijo de Dios no tiene ego. 2¿Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él? 3¿Qué puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha eterna? 4¿Qué puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la culpabili­dad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la tranquilidad y silencio más profundos?

4. Conocer la realidad significa no ver al ego ni a sus pensamien­tos, sus obras o actos, sus leyes o creencias, sus sueños o esperan­zas, así como tampoco los planes que tiene para su propia salvación y el precio que hay que pagar por creer en él. 2Desde el punto de vista del sufrimiento, el precio que hay que pagar por tener fe en él es tan inmenso que la ofrenda que se hace a diario en su tenebroso santuario es la crucifixión del Hijo de Dios. aY la sangre no puede sino correr ante el altar donde sus enfermizos seguidores se preparan para morir.

5. Una sola azucena de perdón, no obstante, puede transformar la oscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida Misma. 2Y la paz se les restituirá para siempre a las santas mentes que Dios creó como Su Hijo, Su morada, Su dicha y Su amor, completamente Suyas, y completamente unidas a Él.


LECCIÓN 331

El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.


1. Padre, ¡qué absurdo creer que Tu Hijo podía causarse sufrimiento así mismo! 2¿Cómo iba él a poder planear su condenación sin que se le hubiera provisto de un camino seguro que lo condujese a su liberación? 3Me amas, Padre, 4y nunca habrías podido dejarme en la desolación, para morir en un mundo de dolor y crueldad. 5¿Cómo pude jamás pen­sar que el Amor se había abandonado a Sí Mismo? 6No hay otra volun­tad que la Voluntad del Amor. 7El miedo es un sueño, y no tiene una voluntad que pueda estar en conflicto con la Tuya. 8Estar en conflicto es estar dormido; la paz, estar despierto. 9La muerte es una ilusión, y la vida, la verdad eterna. 10Nada se opone a Tu Voluntad. 11El conflicto no existe, pues mi voluntad es la Tuya.


2. El perdón nos muestra que la Voluntad de Dios es una sola y que la compartimos. 2Contemplemos los santos panoramas que hoy nos muestra el perdón, de modo que podamos encontrar la paz de Dios. 3Amén.


¿Qué me enseña esta lección?

La Paz sólo es posible cuando nuestra Voluntad es Amar y Perdonar.
 
Cualquier otra dirección que demos a nuestra voluntad, si no nos lleva a amar y perdonar, es una voluntad que sirve a la ilusión y al error.
 
Debemos ser conscientes de que, del mismo modo que nuestra mente nos lleva a cometer errores, nos lleva a corregirlos y a perdonarlos. Esta lección es muy importante, pues, en el camino del despertar, podemos encontrarnos que nuestro comportamiento no siempre está a la altura de nuestras pretensiones, y cuando esto ocurre es fácil sucumbir a la tentación de caer en el sentimiento de culpabilidad y en la búsqueda del correctivo que nos libere de ella, del castigo.
 
Sin apenas darnos cuenta de ello, nos sorprendemos con expresiones como esta: “me he quitado un peso de encima”. Lo que hemos hecho es liberar nuestra consciencia de la culpa, que en realidad se vive como un gran peso.
 
Cuando nos ponemos al servicio del Espíritu Santo, le solicitamos Expiación. Su respuesta nos permite tomar consciencia de la verdad en el momento en el que estamos actuando erróneamente. Ese nivel de percepción verdadera es la antesala del despertar.
 
Tomar consciencia del error cuando lo cometemos ha de llevarnos, no al castigo, sino a la satisfacción de ser consciente de ello, y a continuación, corregirlo y perdonarnos y/o perdonar a los demás.
 
Una vez despiertos, una vez que sabemos que nos hemos identificado con un profundo sueño, del cual hemos sido los soñadores, tendremos la visión real de que el Hijo de Dios permanece inalterable en el seno de su Creador.
 
Durante el sueño, olvidamos nuestro origen y caemos en manos de las estrategias del ego. Él nos convencerá de que la única realidad es la que percibe del mundo físico, pero jamás podrá encontrar la paz encontrándose en el centro del conflicto.


Ejemplo-Guía: "¿Qué situaciones son las que vives desde el conflicto?

Retomamos hoy la dinámica de adentrarnos en nuestro mundo interior y buscar respuestas que nos ayuden a conocernos. Esta dinámica siempre es más directa que elegir aprender por la vía del "espejo", es decir, de recibir de los demás aquello que estamos proyectando sobre ellos.

Cada vez que ponemos en manos del ego nuestras decisiones, debemos esperar que el resultado de las mismas desemboque en una experiencia conflictiva. La razón de que esto sea así nos la enseña la lección de hoy. Mientras que pensemos que nuestra voluntad puede negar a la Voluntad de nuestro Padre, estaremos alimentando el conflicto y con ello, la ausencia de Paz.

Pensar en términos de ego, es decir, aplicar el sistema de pensamiento del ego, basado en la creencia de que somos seres separados de los demás y de nuestro creador (pensamos que nos hemos creado a nosotros mismos), nos lleva a dirigir nuestra vida desde la guía de nuestra voluntad. Si sembramos desde la creencia de la separación, del miedo, de la culpa, no podemos esperar que nuestra cosecha nos aporte felicidad, dicha, plenitud, pues la separación genera luchas; el miedo, dolor y la culpa, sufrimiento.

Se hace evidente que, si no queremos vivir el conflicto, tenemos que alcanzar un nivel de coherencia con la verdad de lo que somos. Ser coherente significa que nuestra voluntad no es otra que hacer la Voluntad de Dios. Ya hemos dicho en otra ocasión que hacer la Voluntad de Dios es ser conscientes de lo que somos: un Ser Espiritual, ilimitado, inocente, impecable y eterno.

Esta lección nos invita a reflexionar sobre aquellas situaciones que experimentamos desde el conflicto. No tendremos dificultad en comprobar que detrás de cada una de estas situaciones se encuentra una total falta de amor, o lo que es lo mismo, miedo.


Reflexión: Como padre, ¿qué le ofreces a tu hijo, paz o conflicto? 

Capítulo 16. II. El poder de la santidad (2ª parte).

II. El poder de la santidad (2ª parte).

4. Has obrado milagros, pero es muy evidente que no los has obrado solo. 2Cada vez que te extendiste hasta otra mente y te uniste a ella tuviste éxito. 3Cuando dos mentes se unen y compar­ten una idea por igual, se establece el primer eslabón de la con­ciencia de que la Filiación es una. 4Cuando estableces esta unión tal como el Espíritu Santo te pide, y se la ofreces para que Él se valga de ella como crea conveniente, la percepción que natural­mente tiene de dicho regalo le permite a Él comprenderla, y a ti usar Su comprensión en beneficio propio. 5Es imposible conven­certe de la realidad de lo que sin duda se ha logrado por el hecho de haber estado tú dispuesto a ello, mientras creas que a menos que tú lo entiendas no es real.

Reconocer que la unidad está en el Todo y que el Todo se encuentra en la unidad es conocer la Verdad que rige en las Leyes del Cielo y en la esencia con la que hemos sido creados, de la cual somos portadores potenciales y debemos extenderla para que nuestras obras sean creadoras de Vida.

El milagro es una expresión de esa Verdad. Es el reconocimiento de que formamos una unidad con el Todo, esto es, con la Filiación Divina, con la Creación de Dios, Fuente de Ese Todo.

Cada vez que nos unimos a la mente de un hermano, estamos activando las leyes de la creación y propiciando que las mentes milagrosas se unan. Poner al servicio del Espíritu Santo esa Visión le permitirá extender la fuerza del Amor hacia otras mentes, pues el amor actuará como una llamada a formar parte, de manera consciente, en el plan de salvación.

5. ¿Cómo puedes tener fe en la realidad mientras sigas empeñado en querer hacerla irreal? 2¿Crees realmente que te encuentras más salvo afirmando que las ilusiones son reales que aceptando jubilosamente la verdad tal como es y dando gracias por ella? 3Honra la verdad que se te ha dado, y regocíjate de que no la comprendas. 4Los milagros son algo natural para Aquel que habla por Dios, 5pues Su tarea es traducir el milagro al conocimiento que repre­senta, pero que se encuentra vedado para ti. 6Permite que el entendimiento que Él tiene de los milagros te baste, y no les vuel­vas la espalda a los testigos que Él te ha dado, quienes dan fe de Su realidad.

No debemos preocuparnos si no entendemos la verdad que se nos ha dado. Si hemos estado identificados con una falsa realidad, si hemos permanecido dormidos experimentando pesadillas en nuestro sueño, si nos hemos desvinculado del Conocimiento por perseguir satisfacer nuestros deseos de ver de forma diferente, es lógico que ahora no comprendas esa verdad. Lo único que se nos pide es que renunciemos a seguir eligiendo como guía al ego y que dejemos de rendir culto a su sistema de pensamiento. Lo único que se nos pide es que movilicemos nuestra voluntad en otra dirección, que veamos las cosas de otra manera, que dejemos de juzgar el mundo que nos rodea y que confiemos en el único guía que nos llevará por el camino correcto.

El Plan de Salvación que Dios ha dispuesto para Su Hijo ha de despejar todas nuestras dudas, pues lo único que nos pide es que reconozcamos la unidad que nos mantiene unidos a nuestros hermanos.

6. No hay prueba que pueda convencerte de la verdad de lo que no deseas. 2No obstante, tu relación con Él es real. 3No veas esto con miedo, sino con regocijo. 3Aquel que invocaste está contigo. 5Dale la bienvenida y honra a los testigos que te traen las buenas nuevas de Su llegada. 6Es cierto, tal como temes, que reconocerlo a Él supone la negación de todo lo que crees saber. 7Pero lo que crees saber nunca fue verdad. 8¿De qué te sirve aferrarte a ello y negar las pruebas en favor de la verdad? 9Pues estás demasiado cerca de la verdad como para poder renunciar a ella ahora, y no podrás sino ceder ante su irresistible atracción. 10Puedes demorar esto ahora, pero sólo por un tiempo. 11El Anfitrión de Dios te ha llamado y tú le has oído. 12Nunca jamás volverás a estar completamente dispuesto a no escuchar.

Si creemos que somos el Hijo de Dios, si creemos en esa verdad, entonces, no dudaremos a la hora de elegir a qué guía seguir. 

Si elegimos al ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia en la separación, no comprenderemos el plan de salvación y seguiremos viendo a nuestros hermanos como nuestros potenciales enemigos, de los cuales tendremos que defendernos.

Si elegimos al Espíritu Santo, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia en la unidad, honraremos a todos los testigos que nos hablarán de su enseñanza, de la vivencia de la unidad.

Es hora de elegir.

lunes, 25 de noviembre de 2024

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 330

LECCIÓN 330

Hoy no volveré a hacerme daño.


1. Aceptemos hoy que el perdón es nuestra única función. ¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? 3¿Por qué enseñarles que son impotentes, cuando Dios les ofrece Su poder y Su Amor y las invita a servirse de lo que ya es suyo? 4La mente que ha llegado a estar dispuesta a aceptar los regalos de Dios ha sido reinstaurada al espíritu, y extiende su libertad y su dicha tal como dispone la Voluntad de Dios unida a la suya pro­pia. 5El Ser que Dios creó no puede pecar, por lo tanto, no puede sufrir. 6Elijamos hoy que Él sea nuestra Identidad, para poder así escapar para siempre de todas las cosas que el sueño de miedo parece ofrecernos.

2. Padre, es imposible hacerle daño a Tu Hijo. 2Y si creemos sufrir, es sólo porque no reconocemos la única Identidad que compartimos Con­tigo. 3Hoy queremos retornar a Ella, a fin de librarnos para siempre de todos nuestros errores y salvarnos de lo que creíamos ser.

¿Qué me enseña esta lección?

¿Quién ha creado el pecado? ¿Quién le ha otorgado tanto poder a esa creencia?

¿Acaso reporta algún beneficio creerse un pecador?
 
No, no es el cuerpo, la causa que buscamos. El cuerpo está bajo el mandato de la mente. Por lo tanto, el origen de la creencia en el pecado procede de la dirección que le ha otorgado el Hijo de Dios a la mente. El pecado es un pensamiento.

Mientras que existía plena conexión con el Padre, el Hijo de Dios compartía la Voluntad de Su Creador. La elección de hacer un uso individualizado de la voluntad le llevó a adquirir una nueva visión, la separación. Percibirlo le lleva a la creencia de que se encuentra separado del resto y de su creador.

A este acto le asignó el significado de pecado y se marcó el firme propósito de recuperar su estado de pureza, para lo cual renunció a la inocencia, a la felicidad, a la alegría, a la abundancia y cedió su hegemonía a la culpa, al castigo, al dolor, al sufrimiento, a la tristeza, a la enfermedad y a la muerte.

Condenar nos atribuye poder sobre los demás, pero en realidad, es una búsqueda de dominio propio. Nos sentimos culpables por lo que hacemos, pero no por amor a actuar correctamente, sino por miedo. Podríamos considerar nuestras acciones como erróneas, en vez de pecaminosas, pues el error se corrige, mientras que el pecado nos lleva a exigir castigo y sufrimiento.

Soy Hijo de Dios, inocente y puro. No juzgaré mis actos condenatoriamente y no exigiré castigo para tomar conciencia de mis errores. Me perdono y perdono al mundo. Me libero de toda culpa.

Mi mente sirve al Amor y mis ojos ven la Unidad en todo lo creado. 

Ejemplo-Guía: "Una historia real de culpa y dolor".
 
Resumo brevemente el sentimiento de una persona que decide compartir su sufrimiento con el único deseo de encontrar comprensión y amor.
 
"Me encuentro agotada. Hay momentos en los que no deseo vivir por más tiempo la vida que estoy experimentando. No tengo fuerzas para seguir adelante con esta carga".
 
Madre de familia, que se enfrenta a una experiencia de fracaso en su matrimonio y que sufre muy intensamente al ver que su familia está desecha. Se ve obligada a tener que tomar decisiones que a veces no le aportan paz, pero al mismo tiempo se siente engañada y humillada, lo que la lleva a una lucha interior que la agota.
 
Esta persona visualiza su vida desde el papel de víctima. No comprende cómo ha podido llegar a esta situación, cuando ha ofrecido tanto en su relación. En su mundo interno, mantiene ocultos sentimientos de culpa hacia la situación de uno de sus hijos. El recuerdo de un embarazo no deseado y los actos afrontados, a veces inconscientemente, para no desear que esa criatura llegase a este mundo, ahora la atormentan al contemplar las limitaciones con las que nació su hijo. A pesar de estar entregada en cuerpo y alma en la educación y cuidado de ese hijo, no puede evitar sentir un profundo dolor al verse culpable de esa experiencia.
 
Este ser debe comprender que, entre padres e hijos, entre esposo y esposa, entre hermanos, siempre hay un pacto de amor que los hace cómplices para que cada una de las partes de la relación pueda afrontar el programa que su Ser Divino ha elegido. Con la visión del ego, con la creencia en la separación, esta luz no se percibe. Pero cuando logramos recordar lo que realmente somos, entonces sí abrimos los ojos a la realidad y dejamos de ver la ilusión.
 
Un nuevo argumento alcanza la mente de esta madre y esa visión le aporta paz. No hay culpa. Nunca la ha habido, salvo por su creencia en ella.
 
Esa práctica de perdón, aplicada a la relación de su matrimonio, le permitirá alcanzar, igualmente, el estado de paz deseado. Comprender que los demás son nuestras proyecciones nos permite verlos como nuestros maestros, pues nos están revelando nuestro mundo interno. Ese pacto de Amor, no pertenece a este mundo. Se elige en el Cielo y su plan consiste en ser útiles, unos a otros, en el inevitable encuentro con el Plan de Salvación.


Reflexión: Tan solo desde la ilusión podemos hacer real el sufrimiento y el dolor.

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 91

LECCIÓN 91 Los milagros se ven en la luz. 1.  Es importante recordar que  los  milagros y la visión van nece­sariamente de la mano.  2 Esto...