lunes, 15 de septiembre de 2025

Capítulo 23. III. Salvación sin transigencias (2ª parte).

III. Salvación sin transigencias (2ª parte).

4. Este curso es fácil precisamente porque no transige en abso­luto. 2Aun así, parece ser difícil para aquellos que todavía creen que es posible transigir. 3No se dan cuenta de que si lo fuese, la salvación sería un ataque. 4Es indudable que la creencia de que la salvación es imposible no puede propiciar la calmada y serena certidumbre de que ésta ha llegado. 5El perdón no se puede negar sólo un poco. 6Tampoco es posible atacar por una razón y amar por otra, y entender lo que es el perdón. 7¿No te gustaría poder reconocer lo que constituye un asalto a tu paz, si sólo de esa manera resulta imposible que la pierdas de vista? 8Si no la defiendes, puedes mantenerla brillando ante tu visión, eterna­mente diáfana y sin jamás perderla de vista.

En el mundo fabricado por el ego, la verdad no es algo evidente y accesible para todos. La mente está tan atrapada por el deseo de especialismo que nos lleva a buscar la verdad por caminos diferentes y en lugares distintos. Lo que para uno es verdad, para otro no lo es. Así, la verdad se convierte en una búsqueda incesante que da lugar a constantes ataques entre los buscadores, sin darse cuenta de que esas diferencias que los mantienen fieles a su deseo de ser especial es lo que les impide ver la verdad.

La verdad para el ego tiene ropajes físicos y es perceptiva. Si no la puedo ver, medir y tocar, esa verdad no existe. La verdad siempre se encuentra en el exterior, de ahí que se convierta en una búsqueda permanente. Cuando logramos encontrar lo que pensamos que es verdad, se convierte en motivo de poder, de arrogancia y de vanidad, pues viene a reforzar nuestros deseos de ser especiales. Pero claro, como esa verdad carece del ingrediente que ha de permitirle ser eterna, comenzará a deteriorarse, generando dudas de que sea la verdad que siempre han estado buscando, lo que propiciará iniciar una nueva búsqueda de la verdad que sustituirá a la anterior.

La verdad es Amor y nosotros somos Hijos del Amor. Luego la verdad forma parte de nuestra verdadera Identidad. Somos Uno en la santa Filiación. La salvación es Amor y se alcanza cuando somos conscientes de la unidad que nos une a la Filiación.

5. Los que creen que es posible defender la paz y que está justifi­cado atacar en su nombre, no pueden percibir que la paz se encuentra dentro de ellos. 2¿Cómo iban a saberlo? ¿Cómo iban a poder aceptar el perdón y al mismo tiempo seguir albergando la creencia de que algunas formas de asesinato mantienen la paz a salvo? 4¿Cómo iban a estar dispuestos a aceptar el hecho de que su brutal propósito va dirigido contra ellos mismos? 5Nadie se une a su enemigo ni comparte su propósito. 6Y nadie transige con un enemigo sin seguir odiándolo por razón de lo que éste le privó.

El entorno en el que se manifiesta la identidad del ego, es decir, la dimensión tridimensional, no favorece la visión de la unidad, sino que la oculta. Por esta razón, la búsqueda de la verdad se convierte en una aventura que nos inspira la conquista de lo exterior, cuando en realidad, esa verdad se encuentra en nuestro interior. 

Hemos sustituido la visión interna y el uso de la mente para ser conscientes del Mundo del Pensamiento, el Mundo de Dios, por la visión externa y el uso de la mente para ser conscientes del Mundo Material, el mundo del hombre.

La diferencia de estos "mundos" es vibracional. Mientras que en el Mundo del Pensamiento la manifestación de todo es energía, son ondas de vibración, en el Mundo Material, la manifestación de todo es materia.

La característica principal del Mundo del Pensamiento es la Unidad. Hablamos del "campo de las infinitas posibilidades". 

La característica del mundo material es la división. En dicho nivel, la energía en forma de onda-pensamiento es colapsada a través del poder de la atención mental, de la observación, lo que hace que la onda se convierta en partícula.

La diferencia entre ambos "mundos" hace que, mientras en el Mundo del Pensamiento la energía es eterna, en el Mundo Material la materia es temporal. Si la mente se identifica con la apariencia corporal hasta el punto de pensar que esa es su verdadera identidad, lo que está haciendo es fabricar una ilusión que condiciona toda la vida.

6. No confundas una tregua con la paz ni la transigencia con el escape del conflicto. 2Haber sido liberado del conflicto significa que éste ha cesado. 3La puerta está abierta; te has retirado del campo de batalla. 4No te has quedado allí con la esperanza cobarde de que el conflicto no se reanude sólo porque los caño­nes se han acallado por un momento y el miedo que asola el lugar de la muerte no es evidente. 5En un campo de batalla no hay seguridad. 6Lo puedes contemplar salvo desde lo alto sin que te afecte. 7Pero dentro de él no puedes encontrar ninguna seguri­dad. 8Ni uno solo de los árboles que aún quedan en pie puede ofrecerte cobijo. 9Ni una sola fantasía de protección puede servir de escudo contra la fe en el asesinato. 10He aquí el cuerpo, vaci­lando entre el deseo natural de comunicarse y la intención anti­natural de asesinar y de morir. 11¿Creeás que puede haber alguna forma de asesinato que ofrezca seguridad? 12¿Podría acaso la cul­pabilidad estar ausente de un campo de batalla?

El sistema de pensamiento del ego se ha convertido en una venda que cubre nuestros ojos, mejor dicho, nuestra mente, impidiéndonos ver lo que realmente somos. Dios nos ha creado a su imagen y semejanza. Somos energía espiritual emanada de Su Mente Creadora. Tenemos sus mismas cualidades y su capacidad creadora. El uso de esas cualidades nos ha llevado a un estado de conciencia semejante a estar dormido, o lo que es lo mismo, nos ha llevado a sustituir la verdad por la ilusión.

Un Curso de Milagros nos ayuda a recordar la verdad y a reconocerla. Nos lleva a ejercitar nuestra mente para que se ponga al servicio de la verdad. Para ello, debemos dominar el deseo de ser especial y sustituirlo por el deseo de amar incondicionalmente a toda la Filiación. 

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