IV. Por encima del campo de batalla (3ª parte).
6. Cuando la tentación de atacar se presente para nublar tu mente y volverla asesina, recuerda que puedes ver la batalla desde más arriba. 2Incluso cuando se presenta en formas que no reconoces, conoces las señales: 3una punzada de dolor, un ápice de culpabilidad, pero sobre todo, la pérdida de la paz. 4Conoces esto muy bien. 5Cuando se presenten, no abandones tu lugar en lo alto, sino elige inmediatamente un milagro en vez del asesinato. 6Y Dios Mismo, así como todas las luces del Cielo, se inclinarán tiernamente ante ti para apoyarte. 7Pues habrás elegido permanecer donde Él quiere que estés, y no hay ilusión que pueda atacar la paz de Dios cuando Él está junto a Su Hijo.
Elegir es la clave que transforma nuestra realidad. Elegir al guía correcto, al que nos aporta paz, es crear. Mientras que elegir al falso guía que nos seduce con la promesa de satisfacer todos nuestros deseos especiales es apostar por la pérdida de la paz y de la felicidad.
7. No contemples a nadie desde dentro del campo de batalla, pues lo estarías viendo desde un lugar que no existe. 2No tienes un punto de referencia desde el que observar y desde el que lo que ves pueda tener significado. 3Pues sólo los cuerpos pueden atacar y asesinar, y si éste es tu propósito, eso quiere decir que eres un cuerpo. 4Sólo los propósitos unifican, y aquellos que comparten un mismo propósito son de un mismo pensar. 5El cuerpo de por sí no tiene propósito alguno, y no puede sino ser algo solitario. 6Desde abajo, no puede ser transcendido. 7Desde arriba, las limitaciones que les impone a aquellos que todavía batallan desaparecen y se hace imposible percibirlas. 8El cuerpo se interpone entre el Padre y el Cielo que Él creó para Su Hijo precisamente porque no tiene ningún propósito.
Otra de las claves relevantes que nos ayudará en el proceso de transformación de la conciencia, en el despertar espiritual, es analizar la función que realiza el cuerpo. Si lo hacemos, descubriremos que carece de la capacidad creadora, la cual procede de la mente.
Los postulados de la ciencia, durante muchos años, han defendido que el cuerpo es el centro motor de la vida. Esa visión permitió abogar a los estudiosos por una ciencia determinista en la que el cuerpo tenía el mayor protagonismo.
Hoy día, gracias a las aportaciones de la física cuántica, la ciencia determinista newtoniana se ve obligada a corregir muchos de sus postulados y dar paso a una nueva visión de la realidad de la forma. En este nuevo mundo de paradigmas, la mente (no el cerebro) adquiere un especial énfasis a la hora de determinar el aspecto de la realidad percibida. Podemos decir que las nuevas teorías, poco a poco, nos van acercando a la visión de que somos mentes y no cuerpos.
El cuerpo no tiene propósito; en cambio, la mente sí. Por lo tanto, debemos situarnos en el nivel de la mente si queremos conseguir corregir el error de creernos separados unos de otros, con lo que ello significa, elegir un mundo de miedo o un mundo de amor.
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