viernes, 28 de noviembre de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 332

LECCIÓN 332

El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.

1. El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños malva­dos con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencilla­mente es. 5Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así ésta despierta a lo real. 6El perdón invita a esta presencia a que entre y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8Mas con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole esperanzas y propor­cionándole los medios para que tome conciencia de la libertad que es su herencia.

2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El miedo lo man­tiene aprisionado. 3Mas Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre, queremos liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a nosotros. 6Y no queremos seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.



¿Qué me enseña esta lección?

El miedo nace de la creencia en el pecado. Pero el pecado no es real, solo vive en la mente que, equivocadamente, cree en él. Así que el miedo tampoco es real; únicamente existe en la mente que le da vida.

El Hijo de Dios llama pecado a la creencia de estar separado de su Creador, como resultado de haber enfocado su atención y su voluntad en la dimensión física, con el único propósito de hacer uso de su poder creador.

Ese deseo de ser “independiente” lo llevó a dejar de aprender de forma “directa” y a optar por aprender a través de la experiencia. Este cambio se recoge en la Biblia como la necesidad de “ganar el pan con el sudor de la frente”.


El “pan” representa el alimento espiritual que nutre nuestra conciencia. Aprender a través de las experiencias mundanas y de percepciones erróneas nos lleva por el camino del dolor, donde el castigo y el sufrimiento se ven como formas de aprendizaje por la sensación de culpa o pecado.

Sin embargo, hay un camino que libera: el perdón. Al perdonar, reconocemos que la verdadera naturaleza del ser humano es la inocencia. El perdón nos recuerda que podemos llegar a la verdad de forma directa, y para lograrlo, basta con reconocer la Unidad que nos conecta con todo lo creado.


Ejemplo.Guía: "El miedo a amar"

¿Cómo es posible que podamos tener miedo al amor? 

Solo desde el sistema de pensamiento del ego participamos en la creencia de que es posible tener miedo al amor.

Desde la visión de Cristo, podemos afirmar que el amor no percibe el miedo, por lo tanto, es imposible sentir temor al amar.
"La atracción de la culpabilidad hace que se le tenga miedo al amor, pues el amor nunca se fijaría en la culpabilidad en absoluto. 2La naturaleza del amor es contemplar solamente la verdad ­-donde se ve a sí mismo- y fundirse con ella en santa unión y en compleción. 3De la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. 4Pues en el amor reside el fin de la culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. 5El amor sólo se siente atraí­do por el amor. 6Al pasar por alto completamente a la culpabili­dad, el amor no ve el miedo. 7Al estar totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. 8El miedo se siente atraído por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el otro ve, no existe. 9El miedo contempla la culpabilidad con la misma devo­ción con la que el amor se contempla a sí mismo. 10Y cada uno de ellos envía sus mensajeros, que retornan con mensajes escritos en el mismo lenguaje que se utilizó al enviarlos". (T-19.IV.i.10)
Para el ego, el miedo a amar se convierte en una de sus fobias favoritas; tanto es así que gran parte del guion que llama “vida” está compuesto por escenas marcadas por el temor a fracasar en el amor. La raíz de tanta infelicidad está en el miedo a no ser amado. Para no enfrentar el rechazo o el abandono, el ego recurre a diversas estrategias, cada una más absurda que la anterior: los celos, la desconfianza, el juicio, el castigo, entre otras.

Cuando vivimos en este mundo una experiencia amorosa, lo que el Curso llama "relaciones especiales", solemos hacerlo guiados por el miedo, la creencia en la separación y la compensación de la culpa. Entonces, ¿cómo podemos no tener miedo a amar desde esa perspectiva?

El miedo a perder, nacido del deseo de poseer, es fruto de una mentalidad egoica. Si el amor es libertad, las relaciones movidas por el ego están muy lejos de poder considerarse experiencias liberadoras.
"Todas las  relaciones especiales  tienen como meta el pecado, 2pues son tratos que se hacen con la realidad, a la que la aparente unión se adapta. 3No te olvides de esto: hacer tratos es fijar lími­tes, y no podrás sino odiar a cualquier hermano con el que tengas una relación parcial. 4Quizá trates de respetar el trato en nombre de lo que es "justo", exigiendo a veces ser tú el que pague, aun­que lo más frecuente es que se lo exijas al otro. 5Al hacer lo que es ''justo”, pues, tratas de mitigar la culpabilidad que emana del propósito que aceptaste para la relación". (T-21.III.1:1-5)
Reflexión: El perdón es la llave que nos libera de la cárcel a la que nos somete el miedo.

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