IV. Buscar y hallar (2ª parte).
5.No podrás por menos que buscar, ya que en este mundo no te
sientes a gusto. 2Y buscarás tu
hogar tanto si sabes dónde se encuentra como si no. 3Si crees que se encuentra fuera de ti, la búsqueda será en
vano, pues lo estarás buscando dónde no está. 4No recuerdas cómo buscar
dentro de ti porque no crees que tu hogar esté ahí. 5Pero
el Espíritu Santo lo recuerda por
ti y te guiará a tu hogar porque ésa es Su
misión. 6A medida que Él cumpla Su misión te enseñará a cumplir la tuya, pues
tu misión es la misma que la Suya. 7Al guiar a tus
hermanos hasta su hogar estarás siguiéndolo a Él.
No es en el cuerpo, sino en la Mente, donde debemos buscar la respuesta de lo que realmente somos. La visión de los cuerpos, nos hará creer que nuestra identidad se encuentra separada de las de los demás. La visión de la Mente, nos mostrará el rostro de nuestra verdadera realidad y, en ese rostro, reconoceremos el rostro de la Unidad que nos hace Uno con la Mente de nuestro Creador y con su Creación, la Filiación.
6. Contempla el Guía que tu Padre te ha dado,
para que puedas aprender que posees vida eterna, 2pues la muerte no es la Voluntad de tu Padre ni la tuya, y todo lo que es verdad es la Voluntad del Padre. 3La
vida no te cuesta nada, pues se te
dio, pero por la muerte tienes ciertamente que pagar, y pagar un precio
exorbitante. 4Si la muerte es tu tesoro, venderás todo lo demás para comprarla. 5Y creerás
haberla adquirido, al haber vendido todo lo demás. 6No obstante, no
puedes vender el Reino de los Cielos. 7Tu herencia no se puede comprar ni vender. 8Ninguna
parte de la Filiación puede quedar desheredada, pues Dios goza de plenitud
y todas sus extensiones son como Él.
El cuerpo desaparecerá, pues es la fabricación de aquel cuya identidad es temporal. El ego niega a la Mente Una, al percibir un mundo separado, habitado por cuerpos separados. Creer en lo temporal, es creer en la muerte.
En cambio, la Mente no desaparecerá, pues es la creación de Aquel cuya identidad es Eterna. El Espíritu Santo da vida a la Mente Una, pues es la manifestación del Amor Uno. Creer en lo Eterno, es creer en la Vida.
7. La Expiación no es el precio de tu plenitud; es, no obstante, el
precio de ser consciente de tu plenitud. 2Lo que decidiste "vender"
tuvo que ser salvaguardado para ti, ya que no lo habrías podido volver a
"comprar". 3Aun así, tienes que invertir en ello, no con
dinero sino con espíritu. 4Porque el espíritu es voluntad, y la
voluntad es el "precio" del Reino. 5Tu herencia aguarda únicamente tu
reconocimiento de que has sido redimido. 6El Espíritu Santo te guía
hacia la vida: eterna, pero tienes que abandonar tu interés por la muerte, o,
de lo contrario, no podrás ver la
vida aunque te rodea por todas partes.
La voluntad que compartimos con nuestro Creador, ha de llevarnos al abandono de la falsa creencia en la muerte; ha de llevarnos a la percepción verdadera, la que abrirá nuestros ojos a la Visión Crística del Amor, la que nos permitirá expresar la Mente Una.
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