II. Cómo invertir en la realidad (2ª parte).
6. Identificarte con el ego es atacarte a ti mismo y empobrecerte. 2Por eso es por lo que todo aquel que se identifica con el ego se siente desposeído. 3Lo que experimenta entonces es depresión o ira, ya que lo que hizo fue intercambiar su amor hacia Sí Mismo por odio hacia sí mismo, y, como consecuencia de ello, tiene miedo de sí mismo. 4Él no se da cuenta de esto. 5Aun si es plenamente consciente de que está sintiendo ansiedad, no percibe que el origen de ésta reside en su propia identificación con el ego, y siempre trata de lidiar con ella haciendo algún "trato" demente con el mundo. 6Siempre percibe este mundo como algo externo a él, pues esto es crucial para su propia adaptación. No se da cuenta de que él es el autor de este mundo, pues fuera de sí mismo no existe ningún mundo.
La percepción del mundo tiene una autoría, el ego, el cual reconoce su identidad en aquello que percibe fuera de sí mismo. Todo su sistema de pensamiento, se fundamenta en una ley principal: Yo y el mundo que percibo estamos separados. Y esa visión le produce un profundo pánico que le lleva a vivir aterrorizado.
No podemos servir a dos señores a la vez. No podemos servir a Dios y al ego, al mismo tiempo. Servir a Dios, es elegir ver la unidad que compartimos con nuestros hermanos. Servir al ego, es elegir ver la separación, o lo que es lo mismo, ver un mundo distinto al Creado por Dios.
Elegir al ego, la separación, es apostar por el ataque, por el miedo y por la ira.
No podremos ofrecer a nuestra consciencia esos pensamientos, pues ello, nos impedirá disfrutar de la paz que nos ofrece el Altar de Dios.
8. He dicho antes que Dios amó tanto al mundo, que se lo dio a Su Hijo unigénito. 2Dios ama ciertamente el mundo real y aquellos que perciben la realidad de éste no pueden ver el mundo de la muerte, 3pues la muerte no forma parte del mundo real, en el que todo es un reflejo de lo eterno. 4Dios te dio el mundo real a cambio del mundo que tú fabricaste como resultado de la división de tu mente, el cual es el símbolo de la muerte. 5Pues si pudieses realmente separarte de
Dios es Eterno y Su Hijo, lo es igual, pues lo creó a Su Imagen y Semejanza. Por esta razón, el Ser, es eterno y permanece en el mundo real, el que se percibe con la Visión de Cristo.
9. El mundo que percibes es un mundo de separación. 2Quizá estés dispuesto a aceptar incluso la muerte con tal de negar a tu Padre. 3Sin embargo, Él no dispuso que fuese así, y, por lo tanto, no es así. 4Tu voluntad sigue siendo incapaz de oponerse a lo que
Este punto es sumamente importante, pues nos señala la causa verdadera que ha dado lugar a la fabricación del mundo de la muerte, el deseo de ser diferente de Dios, y, por otro lado, nos revela, que podemos cambiar esa visión, tomando consciencia de que esa invención ha sido imaginada en nuestra mente, eligiendo un mundo contrario del de Dios, lo que significa, que podemos elegir ver el mundo real, el que Dios nos ha dado para que neguemos el mundo falso, con el que hemos estado identificados.
10. Si reconocieses que cualquier ataque que percibes se encuentra en tu mente, y sólo en tu mente, habrías por fin localizado su origen, y allí donde el ataque tiene su origen, allí mismo tiene que terminar. 2Pues en ese mismo lugar reside también la salvación. 3El altar de Dios donde Cristo mora se encuentra ahí. 4Tú has profanado el altar, pero no has profanado el mundo. 5Cristo, sin embargo, ha puesto
La Expiación, es el regalo que nos ofrece el Espíritu Santo, si se lo reclamamos. Ese regalo no permitirá corregir nuestra percepción de necesidad, la que nos lleva a suplicar por aquello que sentimos miedo y por que nos sentimos escasos, el amor.
Sustituye el miedo por amor y las puertas de Cielo se abrirán de par en par, dándonos la bienvenida a nuestro verdadero hogar, en el cual, disfrutaremos de la más absoluta paz y felicidad.
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