martes, 25 de junio de 2024

Capítulo 12. IV. Buscar y hallar (1ª parte).

IV. Buscar y hallar (1ª parte). 

1. El ego está seguro de que el amor es peligroso, y ésta es siem­pre su enseñanza principal. 2Nunca lo expresa de este modo. aAl contrario, todo el que cree que el ego es la salvación parece estar profundamente inmerso en la búsqueda del amor. 3El ego, sin embargo, aunque alienta con gran insistencia la búsqueda del amor, pone una condición: que no se encuentre. 4Sus dictados, por lo tanto, pueden resumirse simplemente de esta manera: "Busca, pero no halles". 5Esta es la única promesa que el ego te hace y la única que cumplirá. 6Pues el ego persigue su objetivo con fanática insistencia, y su juicio, aunque seriamente menoscabado, es completamente coherente.

¿Quién puede tener miedo al amor? ¿Quién no desea ser amado? 

Ambas preguntas, tienen la misma respuesta: el ego.

El ego, basa toda su existencia en la creencia de la separación. El mundo que percibe, le lleva a negar su conexión con él, pues reconocerlo, significaría que es su mente la que lo ha fabricado, lo ha proyectado. Viéndolo fuera de sí mismo, lo juzga y lo interpreta aportándole el significado que más le convenga para demostrar su inmenso poder.

Para el ego, el amor es una fuente de miedo, por la sencilla razón de que el Amor nos conduce a la percepción verdadera, esta es, somos uno con todo lo creado. Reconocer esa verdad, significa la desaparición del ego.

A pesar de ello, el ego niega que le tenga miedo al amor, es más, argumenta, que necesita sentirse amado. Y es en esa reafirmación, el ego se declara débil ante el amor, pues toda necesidad significa carencia y negación. El ego ama de manera especial, proyectando el sello de su identidad: el especialismo.

2. La búsqueda que el ego emprende está, por lo tanto, condenada al fracaso. 2Y como también te enseña que él es tu identidad, su consejo te embarca en una jornada que siempre acaba en una per­cepción de auto-derrota. 3Pues el ego es incapaz de amar, y, en su frenética búsqueda de amor, anda en pos de lo que teme encon­trar. 4La búsqueda es inevitable porque el ego es parte de tu mente, y, debido a su origen, él no está totalmente dividido, pues, de lo contrario, carecería por completo de credibilidad. 5Tu mente es la que cree en él y la que le otorga existencia. 6Sin embargo, es también tu mente la que tiene el poder de negar su existencia, y eso es sin duda lo que harás cuando te des cuenta exactamente de la clase de jornada en la que el ego te embarca. 

Así es, el controvertido mundo que ha fabricado el ego y con el cual, nos encontramos identificados. Nos sentimos necesitados de amor y nos lanzamos a su búsqueda de una manera desmedida. Cuando creemos haberlo encontrado, el miedo que sentimos a amar, de forma verdadera, hace que ese amor, tan deseado, se desvanezca. Realmente, hemos confundido el amor especial, con el Amor Incondicional. El primero es falso, el segundo, el único y verdadero.

3. Es sin duda obvio que nadie quiere encontrar lo que le derrota­ría por completo. 2El ego, al ser incapaz de amar, se sentiría total­mente perdido en presencia del amor, pues no podría responder en absoluto. 3Tendrías entonces que abandonar su dirección, puesto que sería evidente que no te puede enseñar la respuesta que necesitas. 4El ego, por lo tanto, distorsionará el amor, y te enseñará que él te puede proveer las respuestas que el amor en realidad evoca. 5Si sigues sus enseñanzas, pues, irás en busca de amor, pero serás incapaz de reconocerlo. 

Para el ego, aquello que cree amar, es lo que más miedo le da, pues desde que lo percibe, siempre un profundo temor a perderlo. Es incapaz de reconocer que el verdadero Amor es eterno; que el verdadero Amor, es para darlo y cuanto más lo damos, más lo mantenemos, pues nos hace conscientes de que somos lo que damos.

4. ¿No te das cuenta de que el ego sólo puede embarcarte en una jornada que únicamente puede conducirte a una sensación de futilidad y depresión? 2Buscar y no hallar no puede ser una activi­dad que brinde felicidad. 3¿Es ésta la promesa que quieres seguir manteniendo? 4El Espíritu Santo te ofrece otra promesa, la cual te conduce a la dicha. 5Pues Su promesa es siempre: "Busca y halla­rás", y bajo Su dirección no podrás fracasar. 6La jornada en la que el Espíritu Santo es tu Guía es la jornada que te conduce al triunfo, y el objetivo que pone ante ti, Él Mismo lo consumará. 7Pues Él nunca engañará al Hijo de Dios a quien ama con el Amor del Padre.

El sistema de pensamiento del ego nos lleva a creer, que dar es perder. El sistema de pensamiento del Espíritu Santo, nos enseña, que dar es recibir.

Reconoceremos la verdad, en la medida que practiquemos bajo la guía del ego o la del Espíritu Santo.

Bajo la tutela del ego, nuestras experiencias nos llevarán al encuentro con el dolor y el sufrimiento, hijos predilectos del miedo.

Bajo la tutela del Espíritu Santo, nuestras experiencias no llevarán al encuentro con el gozo y la alegría.

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