VIII. La grandeza en contraposición a la grandiosidad.
Reconozco, que me he sentido atraído por el modo de ser de estos hermanos y los he reconocido como “maestros” en mi vida.
También, he tenido la oportunidad de encontrarme con hermanos en los que he percibido la cualidad, intrínseca y forzada, de la grandiosidad. Esa cualidad, no era expresada desde la sencillez, sino desde la arrogancia y para mantenerse firme, exigía de otros una atención basada en el poder desmedido.
Sí, ambas
cualidades deben encontrarse en mi mente, pues ambas han sido percibidas por
ella. El verlas es una muestra de que la deseamos y de que creemos en ellas. El
error que hay que corregir se encuentra en la elección que hagamos de seguir a
una u otra.
2. El propósito
de la grandiosidad es siempre encubrir la desesperación. 2No hay
esperanzas de que pueda hacerlo porque no es real. 3Es un intento de
contrarrestar tu sensación de pequeñez, basado en la creencia de que la
pequeñez es real. 4Sin esta creencia la grandiosidad no tendría
sentido y no la desearías en absoluto. 5La esencia de la
grandiosidad es la competencia porque la grandiosidad siempre implica ataque. 6Es
un intento ilusorio de eclipsar pero no de deshacer. 7Dijimos
anteriormente que el ego oscila entre la sospecha y la perversidad. 8Permanece
receloso mientras te desesperes contigo mismo. 9Pasa a la
perversidad cuando decides no tolerar más tu auto-degradación e ir en busca de
ayuda. 10Entonces te ofrece como "solución" la ilusión del
ataque.
La impotencia
es un rasgo de pequeñez propia del sistema de creencia del ego. El ego piensa
que es nuestro creador, pero sus creaciones son falsas y temporales, pero ello
no quita que se compare con el verdadero Creador, demostrando su identidad y
realidad con pensamientos de grandiosidad. Sus argumentos le son válidos para
asegurarse su credibilidad: el miedo, el cuerpo, el dolor, el sufrimiento, la
necesidad, etc. No duda en hacer uso del ataque para asegurar sus firmes
argumentos, lo cual lo mantiene permanentemente ocupado en deshilachar la
madeja de los conflictos que ha fabricado.
3. El ego no entiende la diferencia
que hay entre la grandeza y la grandiosidad porque no ve la diferencia que hay
entre los impulsos milagrosos y las extrañas creencias del ego que él mismo ha
inventado. 2Te dije que el ego es consciente de que su existencia
está amenazada, pero no hace distinciones entre estos dos tipos de amenaza tan
diferentes. 3Su profunda sensación de vulnerabilidad le impide
juzgar, excepto con ataques. 4Cuando el ego se siente amenazado, su
única elección estriba en si atacar ahora o retirarse para atacar más tarde. 5Si aceptas
su oferta de grandiosidad atacará inmediatamente. 6Si no, esperará.
No. La
creación es algo natural y goza de la grandeza natural del propio acto, pues
está inspirada desde el amor. En cambio, crear desde el miedo, exige actos
grandilocuentes, en los que el uso del poder, del ataque, es lo que garantizará
nuestro fracaso existencial.
4. El ego queda inmovilizado en
presencia de la grandeza de Dios porque Su grandeza establece tu libertad. 2Aun
la más leve indicación de tu realidad expulsa literalmente al ego de tu mente
ya que deja de interesarte por completo. 3La grandeza está
totalmente desprovista de ilusiones y, puesto que es real, es extremadamente
convincente. 4Mas la convicción de que es real te abandonará a menos
que no permitas que el ego la ataque. 5El ego no escatimará esfuerzo
alguno por rehacerse y movilizar sus recursos en contra de tu liberación. 6Te
dirá que estás loco, y alegará que la grandeza no puede ser realmente parte de
ti debido a la pequeñez en la que él cree. 7Pero tu grandeza no es
ilusoria porque no fue invención tuya. 8lnventaste la grandiosidad y
le tienes miedo porque es una forma de ataque, pero tu grandeza es de Dios,
Quien la creó como expresión de Su Amor.
La grandeza
es una expresión natural de la naturaleza Divina. La grandeza, no percibe al
ego, pues no cree en la separación, ni en el miedo. La grandeza emana pureza,
impecabilidad y sencillez.
El ego no ve
la grandeza pues no cree en ella. Creer en ella, significaría el fin de su
existencia. El ego para mantener su hegemonía en la mente utiliza los
argumentos descritos en el punto anterior: miedo, separación, dolor,
sufrimiento, etc.
5. Desde tu grandeza tan sólo puedes
bendecir porque tu grandeza es tu abundancia. 2Al bendecir, la
conservas en tu mente, protegiéndola así de las ilusiones y manteniéndote a ti
mismo en la Mente de Dios. 3Recuerda siempre que no puedes estar en
ninguna otra parte, excepto en
Nuestra
verdadera realidad permanece en la Mente de Dios.
6. El ego depende exclusivamente de
que estés dispuesto a tolerarlo. 2Si estuvieses dispuesto a
contemplar tu grandeza no podrías desesperarte, y, por lo tanto, no podrías
desear al ego. 3Tu grandeza es la respuesta de Dios al ego porque es
verdad. 4La pequeñez y la grandeza no pueden coexistir, ni tampoco
pueden sucederse alternadamente. 5La pequeñez y la grandiosidad, por
otra parte, no tan sólo pueden, sino que se ven obligadas a alternar, puesto
que ninguna de las dos es verdad y se encuentran, por lo tanto, en el mismo
nivel. 6Al ser éste el nivel de los cambios, se experimenta como un
constante alternar, siendo los extremos su característica principal.
“Lo que es, es”. La grandeza es y se expresa en la naturalidad de la naturaleza Divina. Dios es Unidad y toda Su Creación es Una. La grandeza, al ser una expresión Divina goza de la Unidad, lo que significa que no tiene opuestos y es eterna.
“Lo que no
es, no existe”. La grandiosidad expresa la naturaleza del ego, el cual es la
mente dividida. La grandiosidad es la fabricación del ego y se basa en la
visión de la separación. La dualidad se manifiesta en los extremos, en los
opuestos, razón por la cual, la pequeñez y la grandiosidad, se alternan en las
manifestaciones del ego.
7. La verdad y la pequeñez se niegan
mutuamente porque la grandeza es verdad. 2La verdad no cambia,
siempre es verdad. 3Cuando pierdes la conciencia de tu grandeza es
que la has reemplazado con algo que tú mismo inventaste. 4Quizá con
la creencia en la pequeñez, quizá con la creencia en la grandiosidad. 5Mas
cualquiera de ellas no puede sino ser demente porque no es verdad. 6Tu
grandeza nunca te engañará, pero tus ilusiones siempre lo harán. 7Las
ilusiones son engaños. 8No puedes triunfar, pero estás exaltado. 9Y en tu estado
de exaltación buscas a otros que son como tú y te regocijas con ellos.
El sistema de
creencias del ego le lleva a construir su realidad ilusoria con los pilares de
la pequeñez (escasez) y la grandiosidad (arrogancia-ataque). El mundo que ha
fabricado el ego lleva ese sello y es una fuente de sufrimiento y dolor.
El orgullo es
una expresión que cuando la percibimos, en el otro, no nos pasa inadvertida.
Despierta el pensamiento de la pequeñez que se oculta en nuestras falsas
creencias y nos lleva a emitir un juicio condenatorio hacia el arrogante, en un
intento de seguir ocultando nuestra pequeñez. El orgullo hace pocos amigos y si
los hace, éstos, no serán duraderos.
9. ¿Cómo puede ser que tu grandeza
sea arrogancia cuando Dios Mismo da testimonio de ella? 2¿Y puede lo
que no tiene testigos ser real? 3¿Qué beneficio se podría derivar de
ello? 4Si no se puede derivar ninguno, el Espíritu Santo no puede
usarlo. 5Lo que Él no puede transformar en
El orgullo hace pocos amigos,
decía en el punto anterior. Esto es así, porque la grandiosidad no puede ser
compartida. Tan solo los actos basados en el amor y en la unidad, pueden ser
compartidos. El amor atrae, mientras que el miedo ahuyenta. La grandiosidad no
favorece la unión, pues no se puede compartir. La grandiosidad no favorece la
atracción de los testigos de nuestra verdadera realidad, los que favorecerán el
encuentro con la salvación, con la verdad.
10. Tú eres absolutamente
irreemplazable en
“Lo que es, es”. Somos el Hijo de Dios. Somos la extensión de Su
grandeza. Somos, junto a nuestros hermanos, la Filiación de Dios.
11. Sin embargo,
si la verdad es indivisible, tu evaluación de ti mismo tiene que ser la misma que
la de Dios. 2Tú no estableciste tu valía, y ésta no necesita
defensa. 3Nada puede atacarla ni prevalecer contra ella. 4 No
varía. 5Simplemente es. 6Pregúntale al
Espíritu Santo cuál es tu valía y Él te lo dirá, pero no tengas miedo de Su
respuesta, pues procede de Dios. 7Es una respuesta exaltada por
razón de su Origen, y como el Origen es verdad, la respuesta lo es también. 8Escucha
y no pongas en duda lo que oigas, pues Dios nunca engaña. 9Él quiere
que reemplaces la creencia del ego en la pequeñez por Su Propia Respuesta exaltada
a lo que tú eres, de modo que puedas dejar de ponerla en duda y la conozcas tal
como es.
“Lo que es,
es”: Soy el Hijo de Dios y en mi grandeza, te reconozco como mi hermano en la
Filiación del Padre.
¡Qué así sea!
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