jueves, 2 de mayo de 2024

Capítulo 8. IX. La curación como resultado de una percepción corregida.

 IX. La curación como resultado de una percepción corregida

1. Dije antes que el Espíritu Santo es la Respuesta. 2Él es la Res­puesta a todo porque conoce la respuesta a todo. 3El ego no sabe lo que es una verdadera pregunta, si bien plantea un sinnúmero de ellas. 4Mas tú puedes aprender lo que es una verdadera pre­gunta a medida que aprendas a poner en duda el valor del ego, y desarrolles así tu capacidad para evaluar sus preguntas. 5Cuando el ego te tiente a enfermar no le pidas al Espíritu Santo que cure al cuerpo; pues eso no sería sino aceptar la creencia del ego de que el cuerpo es el que necesita curación. 6Pídele, más bien, que te enseñe cómo percibir correctamente el cuerpo, pues lo único que puede estar distorsionado es la percepción. 7Sólo la percep­ción puede estar enferma porque sólo la percepción puede estar equivocada.

La información que se recoge en este apartado es todo un reto para la manera de pensar del ego. Aceptar que no somos un cuerpo, el pilar central de las creencias en la que se sustenta el sistema de pensamiento del ego, sería un reconocimiento de su inexistencia. De ahí, que tengamos resistencia en reconocer tal hecho: No somos el cuerpo que creemos ser.

Si nuestra identidad, nuestro cuerpo, no es real, la enfermedad, tampoco lo es. Si la causa de nuestro error se encuentra en lo que percibimos como real, lo que verdaderamente tenemos que corregir, es la percepción errónea y sustituirla por una percepción verdadera.

Desde la visión del ego no podremos realizar esa corrección. Tan sólo una mente sana podrá conseguir una percepción sana. Esa mente sana es la Mente que nos ofrece el Espíritu Santo, pues ese Pensamiento es el que nos hace Uno con Dios.

2. La percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferen­tes de como son. 2La realidad de todas las cosas es totalmente inocua porque la condición de su realidad es la inocuidad total. 3Ésa es también la condición de la conciencia que tienes de su realidad. 4Tú no tienes que buscar la realidad. 5La realidad te buscará y te encontrará cuando satisfagas sus condiciones. 6Sus con­diciones son parte de lo que ella es. 7Y esa parte es lo único que depende de ti. 8El resto tiene lugar por su cuenta. 9Necesitas hacer tan poco, porque tu parte, aunque pequeña, es tan poderosa que te brindará la totalidad. 10Acepta, por lo tanto, la pequeña parte que te corresponde y deja que la totalidad sea tuya.

Percibimos erróneamente porque deseamos que las cosas sean diferentes de como son. No hay otra respuesta y no la hay por la sencilla razón de que no podemos cambiar lo que es real, salvo que lo deseemos.

La condición de lo real es su inalterabilidad, su intemporalidad, su inocuidad.

En cambio, nuestra creencia en desear que las cosas sean diferentes, es decir, que sean temporales, alterables, cambiantes, es lo que nos lleva a percibir una identidad falsa e ilusoria.

Lo único que se nos pide es percibir correctamente, y la única condición que tenemos que  aceptar es que somos eternos, perfectos y puros.

3. La plenitud cura porque es algo propio de la mente. 2Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar. 3Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. 4Ésta es una forma patética de tratar de no ver inutilizando la facultad de ver. 5"Descansa en paz" es una bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de dormir. 6Dormir es aislarse; desper­tar, unirse. 7Los sueños son ilusiones de unión porque reflejan las nociones distorsionadas del ego con respecto a lo que significa unirse. 8El Espíritu Santo, no obstante, aprovecha también el tiempo que pasas durmiendo, y puede, si se lo permites, utilizar los sueños que tienes mientras duermes para ayudarte a desper­tar.

Si nuestra consciencia se mantuviese despierta en la Plenitud de la Unidad, careceríamos de la percepción errónea del miedo. Al desear ver las cosas de manera distinta a como son, la percepción errónea sustituyó a la percepción verdadera, dando lugar a la creencia de que estamos separados de la creación. Ese estado de percepción, se describe como estar "dormido".

El deseo de ser diferente a lo que realmente somos, nos ha llevado a fabricar la falsa identidad del cuerpo. Recordar nuestra verdadera realidad es lo que se describe como "despertar" y para alcanzar ese estado, tenemos la ayuda del Espíritu Santo, o lo que lo mismo, la Mente Correcta, que nos permitirá visionar la realidad del Espíritu.

4. La manera en que te despiertas indica cómo usaste el tiempo que pasaste durmiendo. 2¿A quién se lo ofreciste? 3¿Bajo que maestro lo pusiste? 4Siempre que te despiertas desanimado es que no se lo ofreciste al Espíritu Santo. 5Sólo cuando te despiertas feliz utilizaste el tiempo que pasaste durmiendo en armonía con Su propósito. 6Dormir puede ciertamente "drogarte" si lo usas inde­bidamente en favor de la enfermedad. 7Dormir no es una forma de muerte de la misma manera en que la muerte no es una forma de inconsciencia. 8La inconsciencia total es imposible. 9Puedes descansar en paz debido únicamente a que estás despierto.

Servir al maestro correcto, es servir al Espíritu Santo. Servir, significa en este contexto, la dirección en la que orientamos nuestro corazón. Si nuestro corazón "sirve" a la creencia de que somos un cuerpo material, entonces permaneceremos dormidos y seguiremos siendo víctimas de los efectos del miedo. 

En cambio, si nuestro corazón "sirve" a lo Esencial, al Amor, a la Unidad, al Espíritu, entonces, nuestro despertar será una realidad.

5. La curación es la liberación del miedo a despertar, y la substi­tución de ese miedo por la decisión de despertar. 2La decisión de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curación supone la sustitución del miedo por el amor. 3El Espíritu Santo no puede distinguir entre distintos grados de error, pues si ense­ñase que una forma de enfermedad es más grave que otra, estaría enseñando que un error puede ser más real que otro. 4Su función es distinguir únicamente entre lo falso y lo verdadero, y reempla­zar lo falso por lo verdadero.

"Toda curación supone la sustitución del miedo por el amor". Esta frase resume de manera esclarecedora y comprensible, el contenido de este capítulo. Al igual que no hay grados de dificultad en los Milagros, tampoco hay grados de importancia en los errores.

6. El ego, empeñado siempre en debilitar a la mente, trata de separarla del cuerpo en un intento de destruirla. 2Mas en reali­dad cree que la está protegiendo. 3Esto se debe a que cree que la mente es peligrosa, y que privarte de ella es curarte. 4Pero pri­varte de tu mente es imposible, puesto que eso significaría des­truir lo que Dios creó. 5El ego detesta la debilidad, si bien trata por todos los medios inducirla. 6El ego desea únicamente lo que odia. 7Para el ego eso es perfectamente lógico. 8Y puesto que cree en el poder del ataque, el ego quiere atacar.

Como podemos interpretar de este punto, el ambiente propicio para el ego es la contrariedad, los opuestos, la división, la dualidad, lo incongruente, y sobre todo, persigue debilitar a la mente, pues de este modo oculta el reconocimiento de su inexistencia, en un intento de quitar a la mente el poder de fabricar lo irreal.

7. La Biblia, te exhorta a que seas perfecto, a que sanes todo error, a que no te preocupes por el cuerpo por el hecho de que sea algo separado, y a que hagas todo en mi nombre. 2Mas no se trata solamente de mi nombre, pues nuestra identidad es una identi­dad compartida. 3El Hijo de Dios sólo tiene un Nombre, y se te exhorta a que lleves a cabo obras amorosas porque compartimos esa unicidad. 4Nuestras mentes son íntegras porque son una. 5Si estás: enfermo te estás aislando de mí. 6Mas no te aíslas única­mente de mí, 7sino que te aíslas de ti y de mí.

El estado o efecto de la enfermedad es la consecuencia directa de un proceso de percepción errónea, o lo que es lo mismo, de sustituir el amor por el miedo, la unidad por el aislamiento.

8. Seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que este curso es muy práctico, y de que lo que dice es exactamente lo que quiere decir. 2Yo no te pediría que hicieses algo que tú no puedes hacer, y es imposible que yo pudiese hacer algo que tú no puedas hacer. 3Teniendo esto en cuenta, y teniéndolo en cuenta muy literalmente, nada puede impedir que hagas exactamente lo que yo te pido, y todo te exhorta a que lo hagas. 4Yo no te impongo límites porque Dios no te impone ninguno. 5Cuando te limitas a ti mismo, no somos de un mismo sentir, y eso es lo que es la enfermedad. 6La enfermedad, no obstante, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente. 7Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está acep­tando un propósito unificado.

De nuevo, este punto viene a reafirmar el origen o la causa de la enfermedad. Tenemos que sustituir la falsa creencia de que dicho origen se encuentra en el cuerpo. El cuerpo tan solo manifiesta los errores de percepción de la mente. Son los pensamientos de miedo y aislamiento los que están realmente enfermos por ser erróneos a la verdadera realidad.

9. La única manera, por lo tanto, en que el Espíritu Santo cura es unificando propósitos. 2Esto se debe a que dicha unificación es el único nivel en el que la curación tiene sentido. 3Re-establecer el significado en un sistema de pensamiento caótico es la manera de sanarlo. 4Tu tarea consiste únicamente en satisfacer las condicio­nes del significado, puesto que el significado en sí es de Dios. 5Por otra parte, tu retorno al significado es esencial para lo que Dios significa porque tu significado es parte de Su significado. 6Tu curación, por lo tanto, es parte de Su salud, puesto que es parte de Su Plenitud. 7Él no puede perder Su Plenitud, pero es posible que tú no la conozcas. 8Con todo, Su Voluntad sigue siendo que tú la conozcas, y Su Voluntad impera para siempre y en todas las cosas.

Rectificar el significado en nuestro sistema de pensamiento es la condición que se nos pide para sanar. No podemos servir a dos propósitos distintos, como no podemos servir a dos señores a la vez. O creemos que somos un cuerpo o creemos que somos Espíritu. Servir al verdadero propósito exige conocer el verdadero significado. En este sentido, tan sólo el Espíritu conserva el verdadero significado pues se sustenta en la Verdad, en lo Eterno y Pleno.

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