lunes, 8 de enero de 2024

Capítulo 1. Principio 8: Los milagros curan porque suplen una falta.

PRINCIPIO 8


Los milagros curan porque suplen una falta; los obran aquellos que temporalmente tienen más para aquellos que temporalmente tienen menos.


La primera expresión de este Principio, puede dar motivo a confusión, pues decir que los milagros curan porque suplen una “falta”, está dando a entender que dicha situación es real, cuando verdaderamente no lo es, pues la visión de la forma y del mundo material es una ilusión fabricada por el ego.

Nos indica Kenneth Wapnick en su obra “Los 50 Principios de los milagros”, que “esta es otra indicación de que el Curso no es preciso en su lenguaje. La forma más correcta de expresar esto, que es en realidad la forma en que el Curso lo plantea más tarde, es que el milagro corrige la percepción equivocada de que hay una falta de algo. Eso es lo que hace el milagro”.

Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida. Cuando decidimos proyectar, estamos sirviendo al ego, y el resultado es la escasez. Cuando decidimos extender, estamos sirviendo al Espíritu Santo, y el resultado es la abundancia.

La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el “pecado” y la “enfermedad” son falta de amor. Es un ejemplo de la creencia en la "escasez", de la cual sólo se pueden derivar errores. La verdad es siempre abundante. Los que perci­ben y reconocen que lo tienen todo no tienen necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo, o más bien, devolvérselo a tu consciencia. Como recoge UCDM: “se te dio todo cuando fuiste creado, exactamente como se les dio a todos los demás(T-1.II-3:7).

Me interesa introducir en el análisis de este Principio la siguiente reflexión: ¿Cómo cura el milagro? ¿Qué se hace necesario para que se lleve a cabo la curación?

En respuesta a esta cuestión, quiero compartir lo expresado en el Texto de UCDM sobre este particular:

La única manera de curarse es curando. 2El milagro se extiende sin tu ayuda, pero tú eres esencial para que pueda dar comienzo. 3Acepta el milagro de curación y se extenderá por razón de lo que es. 4Su naturaleza es extenderse desde el instante en que nace. 5Y nace en el instante en que se ofrece y se recibe. 6Nadie puede pedirle a otro que sane. 7Pero puede permitirse a sí mismo ser sanado, y así ofrecerle al otro lo que él ha recibido. 8¿Quién podría ofrecer a otro lo que él mismo no tiene? 9¿Y quién podría compartir lo que se niega a sí mismo? 10El Espíritu Santo te habla a ti, 11no a otra persona. 12Y al tú escucharle, Su Voz se extiende porque has aceptado lo que Él dice.” (T-27.V.1:1-12)
Oír la Voz del Espíritu Santo y aceptando Su Expiación, significa estar preparado para extender el milagro y compartir la curación.

“Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”. Estas palabras recogidas en el Evangelio de Marcos, me recuerdan la expresión recogida en el título de este Principio: “los obran aquellos que temporalmente tienen más para aquellos que temporalmente tienen menos”.

Todos somos Hijos de Dios y formamos Su Filiación. No existe diferencia entre el Hijo de Dios. El error original que dio lugar al ego se alimenta de la creencia en la separación y en la desigualdad.

Este pasaje, da la impresión de que establece una diferenciación, entre los que tienen más y los que tienen menos, sin embargo, lo que quiere decir, es que dentro del sueño, podemos estar conscientes o inconscientes de que somos el soñador del sueño y ello da lugar a la ilusión de que tenemos más temporalmente, es decir, nos expresamos bajo la dirección de una mente correcta, mientras que otros, tienen menos temporalmente, o lo que es lo mismo, se expresan bajo la dirección de una mente errada.

Pero todo es “temporal”, pues en realidad seguimos soñando.

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