VI. Cómo fijar la meta (2ª parte).
4. El valor de decidir de antemano lo que quieres que ocurra es simplemente que ello te permite percibir la situación como un medio para hacer que tu objetivo se logre. 2Haces, por lo tanto, todo lo posible por pasar por alto todo lo que interferiría en su logro, y te concentras sólo en lo que te ayuda a conseguirlo. 3Es obvio que este enfoque ha hecho que la manera en que distingues lo verdadero de lo falso sea más parecida a la del Espíritu Santo. 4Lo verdadero viene a ser lo que se puede utilizar para lograr el objetivo, 5y lo falso, lo inútil desde ese punto de vista. 6La situación tiene ahora sentido, pero sólo porque el objetivo ha hecho que lo tenga.
El hecho de haber tomado esa decisión de manera consciente llevará al agricultor a concentrar sus esfuerzos en el logro del objetivo. Para ello, labrará la tierra convenientemente y esperará la fecha adecuada para llevar a cabo la siembra. Esa semilla será mimada con todos los cuidados que se requieren, con el riego adecuado y, cuando la planta vaya creciendo, se podarán las ramas que puedan ser un obstáculo para impedir que el árbol crezca sano y robusto, lo que garantizará el hecho de que haya una frondosa cosecha de peras. Cuando el proceso haya culminado, el agricultor degustará uno de sus frutos y comprobará que su sabor es el esperado, es decir, tendrá la satisfacción de que sus esfuerzos han logrado el objetivo perseguido.
No todos los agricultores siguen ese proceder y muchos, carentes de la paciencia necesaria para establecer los pasos a seguir adecuadamente, deciden abandonar la labor de los cuidados de lo sembrado y prefieren adueñarse de los esfuerzos de otros, robándoles la cosecha de sus frutos.
5. Tener a la verdad por objetivo tiene otras ventajas prácticas. 2Si la situación se usa en favor de la verdad y la cordura, su desenlace no puede ser otro que la paz. 3Y esto es así independiente de cuál sea el desenlace. 4Si la paz es la condición de la verdad y la cordura, y no puede existir sin ellas, allí donde hay paz tienen que estar también la verdad y la cordura. 5La verdad viene por su propia iniciativa. 6Si experimentas paz, es porque la verdad ha venido a ti, y así, no podrás sino ver el desenlace correctamente, pues el engaño no puede prevalecer contra ti. 7Podrás reconocer el desenlace precisamente porque estás en paz. 8En esto se puede ver una vez más lo opuesto a la manera de ver del ego, pues el ego cree que es la situación la que da lugar a la experiencia. 9El Espíritu Santo sabe que la situación es tal como el objetivo la determina, y que se experimenta de acuerdo con ese objetivo.
¿Qué agricultor habrá obrado correctamente? ¿El que eligió su objetivo conscientemente y saboreó el éxito de su cosecha? ¿O el que se negó a trabajar la tierra y eligió apoderarse de los frutos de los esfuerzos ajenos? ¿Cuál de ellos experimentaría la paz? ¿Cuál de ellos ha tenido la verdad como objetivo?
Si nos quejamos de que en nuestra vida no tenemos paz, ya sabemos la respuesta.
6. Tener a la verdad por objetivo requiere fe. 2La fe está implícita en la aceptación del propósito del Espíritu Santo, y esta fe lo abarca todo. 3Allí donde se ha establecido el objetivo de la verdad, allí tiene que estar la fe. 4El Espíritu Santo ve la situación como un todo. 5El objetivo establece el hecho de que todo aquel que esté involucrado en la situación desempeñará el papel que le corresponde en la consecución del mismo. 6Esto es inevitable. 7Nadie fracasará en su cometido. 8Esto parece requerir mucha más fe de la que tú tienes ahora, y mucha más de la que tú puedes dar. 9Esto es así, no obstante, sólo desde el punto de vista del ego, pues el ego cree que la manera de "resolver" los conflictos es fragmentándolos, y, así, no percibe la situación como un todo. 10El ego, por consiguiente, intenta dividir la situación en segmentos y lidiar con cada uno de ellos por separado, pues tiene fe en la separación y no en la unidad.
Cuando se nos invita a tener fe en algo o en alguien, se nos está pidiendo que creamos en lo que la otra persona cree sin que dicha creencia sea obtenida por nuestra mente de una forma objetiva. Para que admitamos adoptar esa creencia como nuestra, nos debe resonar, es decir, debe despertar en nosotros el recuerdo de que su "verdad" forma parte de nosotros.
Tener a la verdad por objetivo requiere fe, es decir, requiere que nos resuene esa verdad. Y lo hará, porque esa verdad somos nosotros y es compartida por el resto de la filiación. Si la creencia no fuese verdad, esto es, si su Causa no gozara del amor, de la unidad, sus Efectos darían lugar a una creencia errónea, lo que ocasionaría la afiliación a lo que se llama "mala fe".
Este punto nos advierte de algo muy importante que no entramos a considerar. "El objetivo establece el hecho de que todo aquel que está involucrado en la situación desempeñará el papel que le corresponde en la consecución del mismo". El ego desconoce esta verdad. Su creencia en la separación le lleva a fragmentarlo todo, lo que le impide visionar la unidad que nos convierte en cómplices colaboradores para facilitar que todo sea como debe ser.
El agricultor, que marca su objetivo conscientemente, sabe que por sí solo no podrá recoger toda la cosecha, ni garantizar que alcance su plenitud, pues los cuidados son muchos. Así que se rodeará de jornaleros que le ayudarán en dicha tarea. Cada uno de esos colaboradores tiene su papel para lograr llevar a cabo el objetivo propuesto.
Esos "jornaleros" son los cómplices que se dan cita en el momento adecuado para hacer posible que lo que tengamos que cosechar sea cosechado.
Esos "jornaleros" son los cómplices que se dan cita en el momento adecuado para hacer posible que lo que tengamos que cosechar sea cosechado.
7. Cuando el ego se enfrenta a un aspecto de la situación que parece ser difícil, trata de trasladarlo a otro lugar y resolverlo allí. 2Y parecerá tener éxito, salvo que ese intento entra en conflicto con la unidad, y no puede por menos que enturbiar el objetivo de la verdad. 3Y no se podrá experimentar paz, salvo en fantasías. 4La verdad no ha venido porque la fe ha sido negada, al no haberse depositado donde por derecho propio le corresponde estar. 5De este modo pierdes el entendimiento de la situación que el objetivo de la verdad te brindaría. 6Pues las soluciones que proceden de fantasías no aportan sino una experiencia ilusoria, y una paz ilusoria no es la condición que le permite la entrada a la verdad.
Cuando una situación nos sobrepasa o simplemente consideramos que los esfuerzos que debemos realizar no nos satisfacen, decidimos elegir el camino más corto, el que no nos supondrá ningún esfuerzo, salvo el de hacer nuestros los frutos sembrados por otro. Nuestro ego se sentirá pletórico y se dirá que es merecedor de lo que tiene y de la paz que reporta dicha situación.
¿Acaso crees que el error te puede reportar paz?
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