V. El instante santo y las relaciones especiales (3ª parte).
Bendito instante santo, el que nos permite recuperar la Visión Una, la visión de Cristo en nuestra mente. Desaprender lo aprendido, es fundamental para recuperar dicha visión, y para ello, debemos dejar de dar valor al pasado, para que, de este modo, cada presente, cada instante, decidamos ver con ojos nuevos, con una mente inocente ávida de recordar lo que realmente somos: Hijos del Amor.
9. Dios te conoce ahora. 2Él no recuerda nada, pues siempre te ha conocido exactamente como te conoce ahora. 3El instante santo refleja Su conocimiento al desvanecer todas tus percepciones del pasado, y al eliminar de esta manera el marco de referencia que inventaste para juzgar a tus hermanos. 4Una vez que éste ha desaparecido, el Espíritu Santo lo sustituye con Su Propio marco de referencia, 5el cual es simplemente Dios. 6La intemporalidad del Espíritu Santo radica sólo en esto. 7Pues en el instante santo, el cual está libre del pasado, ves que el amor se encuentra en ti y que no tienes necesidad de buscarlo en algo externo y de arrebatarlo culpablemente de donde pensabas que se encontraba.
Así es. El instante santo, es nuestra decisión de hacer del presente nuestra verdadera realidad, es decir, negar lo que no somos, el ego, y vernos en nuestra grandeza, en nuestro máximo esplendor, en nuestra verdadera esencia, con nuestro verdadero ropaje de amor, de unidad, de paz, de felicidad, de inocencia, de pureza, de vida, de eternidad.
El instante santo, es nuestra elección de abandonar el amor condicional y especial, por el amor incondicional y uno. Elevar el estado de nuestra relación especial al estado de relación inspirada por el instante santo, abrirá nuestros ojos al amor verdadero, al amor que nos hace uno en la Filiación Divina. Dejaremos de sentir miedo por el amor.
11. ¿Crees que puedes juzgar al Ser de Dios? 2Dios lo creó inmune a todo juicio: como resultado de Su necesidad de extender Su Amor. 3Puesto que el amor se encuentra en ti, no tienes otra necesidad que extenderlo. 4En el instante santo no hay conflicto de necesidades, ya que sólo hay una necesidad. 5Pues el instante santo se extiende hasta la eternidad y hasta
El amor, tal y como lo entiende el ego, es seleccionador. Ya lo hemos visto a lo largo de este análisis. El amor, cuando elegimos vivir el instante santo, ya no está bajo la visión del juicio, sino que se entrega a la visión de la Unidad. Ahora seremos conocedores de lo que somos, pues, habremos accedido al Conocimiento del verdadero y único significado del Amor.
El juicio pertenece al sistema de pensamiento del ego, pues su creencia en la separación le ha llevado a olvidar la realidad del Espíritu, el cual, comparte la Unidad de la Mente de Dios.
El juicio es una creencia basada en la percepción errónea del mundo que visionamos exteriormente. Es una proyección de la autocondena que nos infringimos al rechazar nuestro miedo y nuestra propia culpa. El juicio es la falsa interpretación de lo que somos. Al creernos escindidos del amor, tenemos miedo de él, y, ello, esto es, esa ausencia, al ser percibida en los demás, nos lleva a condenarlos y a juzgarlos.
En el instante santo se produce nuestro despertar. Nuestros ojos se abren a la verdad, a la realidad que somos y nos reconocemos como Hijos de Dios, formando parte de la Filiación Divina.
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