jueves, 4 de julio de 2024

Capítulo 12. VIII. La atracción del amor por el amor (1ª parte).

VIII. La atracción del amor por el amor (1ª parte). 

1. ¿Crees realmente que puedes matar al Hijo de Dios? 2El Padre ha ocultado a Su Hijo dentro de Sí Mismo, manteniéndolo a salvo y alejado de tus pensamientos destructivos, por causa de los cua­les no conoces ni al Padre ni al Hijo. 3Atacas el mundo real cada día, cada hora y cada minuto, y, sin embargo, te sorprende que no lo puedas ver. 4Si buscas amor a fin de atacarlo, nunca lo hallarás, 5pues si el amor es compartir, ¿cómo ibas a poder encontrarlo excepto a través de sí mismo? 6Ofrece amor, y el amor vendrá a ti porque se siente atraído por sí mismo. 7Mas ofrece ataque, y el amor permanecerá oculto, pues sólo puede vivir en paz. 

El sistema de pensamiento del ego, aporta muchos significados al amor. Cree conocerlo; cree experimentarlo, cuando se siente atraído por aquello que seduce sus sentidos. Para el ego, el amor, siempre viene a llenar un profundo vacío, una necesidad. El ego necesita sentirse amado para conocer el significado del amor. Pero todas estas condiciones, hablan de un sentimiento al que confunden con el amor, y aunque en apariencia se viste con el ropaje del amor, nada tiene que ver con el Estado verdadero del Ser: el Amor Incondicional.

El calificativo incondicional nos ayuda a reconocer, que, lo que es un afecto, una atracción, un gusto, un deseo, una pasión, no puede ser confundido con lo que es la Extensión de la Mente de nuestro Creador y que forma parte de Su Creación, Su Hijo, Su Filiación.

El Amor, el verdadero, lo reconoceremos porque no juzga; no cambia; no tiene miedo; no ataca; no muere; no sufre.

Cuando experimentemos ese Amor, tendremos la certeza de que es el verdadero. 

2. El Hijo de Dios se encuentra tan a salvo como su Padre, pues el Hijo sabe que su Padre lo protege y, por lo tanto, no puede temer. 2El Amor de su Padre lo mantiene en perfecta paz y, al no necesi­tar nada, no pide nada. 3Aun así, él se encuentra muy lejos de ti cuyo Ser él es, pues elegiste atacarlo y él desapareció de tu vista y buscó refugio en su Padre. 4Él no cambió, pero tú sí. 5Pues, el Padre no creó una mente dividida ni tampoco las obras de ésta, y ni aquélla ni éstas podrían vivir si tuviesen conocimiento de Él. 

La mente, nos puede ofrecer la visión de la Unidad del Reino del Padre, esto es, la visión de la Filiación, o puede ofrecernos la visión de un mundo donde los habitantes se creen separados y se perciben como enemigos unos de otros.

La primera visión nos muestra la Verdad y nos permite reconocernos como la Extensión del Amor del Creador hacia Su Hijo.

La segunda de las visiones, nos muestra la ilusión, lo irreal, y nos permite reconocernos bajo la identidad de cuerpos separados.

Lo que es Verdad, lo es y lo será siempre, pues no está sujeta al cambio. La Verdad es Eterna.

Lo que es irreal e ilusorio, no es nada, ni lo será jamás, salvo que creamos que sí lo es, lo cual, suplantará el lugar de la Verdad y nos mantendrá prisioneros del error. 

3. Cuando hiciste que lo que no es verdad fuese visible, lo que es verdad se volvió invisible para ti. 2No obstante, de por sí no puede ser invisible, pues el Espíritu Santo lo ve con perfecta clari­dad. 3Es invisible para ti porque estás mirando a otra cosa. 4Mas no es a ti a quien le corresponde decidir lo que es visible y lo que es invisible, tal como tampoco te corresponde decidir lo que es la realidad. 5Lo que se puede ver es lo que el Espíritu Santo ve. 6La definición de la realidad es la que Dios provee, no la tuya. 7Él la creó, y, por lo tanto, sabe lo que es. 8Tú, que sabías lo que era, lo olvidaste, y si Él no te hubiese proporcionado la manera de recordar, te habrías condenado a ti mismo al olvido total. 

El uso del libre albedrío, el uso de la voluntad, nos ha llevado a elegir la visión inspirada por el deseo de ser especial, por el deseo de ser diferentes, de ser individuales. Esa visión ha despertado la conciencia de la percepción que no goza de las condiciones del mundo real, o lo que es lo mismo, nos lleva a percibir lo falso. La muerte ha sustituido a la Vida, pues el miedo, ha sustituido al Amor. 

4. Por razón del Amor que tu Padre te profesa, nunca podrás olvi­darte de Él, pues nadie puede olvidar lo que Dios Mismo puso en su memoria. 2Puedes negarlo, pero no puedes perderlo. 3Una Voz responderá a cada pregunta que hagas, y una visión corregirá la percepción de todo lo que veas. 4Pues lo que hiciste invisible es lo único que es verdad, y lo que no has oído es la única Respuesta. 5Dios quiere que te reconcilies contigo mismo, y no te abandonó en tu desolación. 6Estás esperándolo a Él, mas no lo sabes. 7Su recuerdo, sin embargo, brilla en tu mente y no puede ser borrado. 8No es ni del pasado ni del futuro, al ser eterno para siempre. 

El Amor nunca abandona. El Amor es Dios. El Amor es el Hijo de Dios. El Amor somos tú y yo, unidos en la santa Filiación.

Al ser eternos, siempre nos acompaña. Aguarda, que nuestros ojos se abran a la verdadera realidad y que recordemos lo que realmente somos.

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