jueves, 1 de agosto de 2024

Capítulo 13. VI. Cómo encontrar el presente (1ª parte).

VI. Cómo encontrar el presente (1ª parte).

1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. 2Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. 3Esto quiere decir percibirá tu hermano solamente como lo ves ahora. 4Su pasado no tiene realidad en el presente, por lo tanto, te es imposible verlo. 5Las reacciones que tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas, no estarás sino viendo la imagen que hiciste de él, a la cual tienes en mayor estima que a él mismo. 6Cuando pongas en duda las ilusiones, pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora. 7Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora.

Ya hemos hecho referencia al poder transmutador que tiene el estado presente, cuando elegimos verlo desde la realidad, es decir, sin permitir que la ilusión del tiempo pasado interfiera en el ahora. Experimentar el potencial del estado presente, nos hace consciente de nuestro poder divino, pues, es siempre en el presente donde podemos elegir, servir al Amor o servir al miedo, o lo que es lo mismo, servir a Dios o servir al ego.

Si nuestra elección, nos lleva a ver el pasado en el estado presente, no aprovecharemos esa oportunidad para percibir verdaderamente la realidad. Habremos elegido prolongar el error en nuestras vidas.

Aplicar esta enseñanza a nuestras vidas, sin duda alguna, será transmutador. 

2. Consideras "natural" utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.

Para el ego, para su sistema de pensamiento, el presente le produce miedo, pues, si decidiese percibirlo desde su realidad, desde su potencial para elegir ver libre de las interferencias del pasado, entonces, su mundo carecería de significado, y ello, le produce un profundo miedo.

El pasado da seguridad al ego; encuentra en él, el punto de partida, su referente, para relacionarse con el mundo de afuera. Esa referencia del pasado está impregnada con los tintes del miedo, pues la creencia en la separación, conduce a la percepción del miedo. Siendo así, si desde el pasado tan solo percibe el miedo, el presente se le antojará como la oportunidad para deshacerse de él, y lo hace, como únicamente sabe hacerlo, atacándolo. Es enfrentamiento le lleva a estar permanentemente en estado de miedo, pues el miedo genera más miedo. 

3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y en Su inmuta­bilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condena­ción. 6La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado, pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.

“Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación”, es decir, desde la visión Crística. Simplemente, con aplicar a nuestra conciencia esta enseñanza, despertaríamos al mundo real, pues percibiríamos verdaderamente lo que somos y el mundo que, hasta ahora, habíamos considerado fuera de nosotros.

Ver el pasado y permitir que condicione nuestro presente, es nuestra elección. 

4. El tiempo puede liberar así como aprisionar, dependiendo de quién es la interpretación de éste que eliges usar. 2El pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impon­gas continuidad en ellos. 3Puedes percibirlos como que son conti­nuos, y hacer que lo sean para ti. 4Pero no te engañes y luego creas que realmente lo son. 5Pues creer que la realidad es lo que a ti te gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio. 6Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. 7Quieres pre­ver el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer pla­nes de acuerdo con esas experiencias. 8Sin embargo, al hacer eso estás alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos, te libere para que puedas renacer.

La cuestión que debemos plantearnos es la siguiente: ¿acaso puedes perdonar en el pasado? ¿acaso puedes perdonar en el futuro? ¿en qué realidad se encuentra el pasado? ¿en la irrealidad de lo que ya no está? ¿en qué realidad se encuentra el futuro, en la irrealidad de lo que aún no está? Tan solo podremos perdonar en el estado presente, pues el ahora es el único estado que es real, que está presente. 

5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3Y puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa libera­ción. 4No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira, y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación que éste te ofrece. 

No podremos alcanzar el Plan de Salvación dispuesto por Dios para Su Hijo, salvo que decidamos ver el mundo en estado presente. Nuestra salvación, no es un camino que debamos andar solos, es más, tan solo podremos llegar a la meta dispuesta para nuestra salvación, si hacemos el camino junto a nuestros hermanos. Aquello de lo que debemos salvarnos es de nuestra creencia en la separación. Esa falsa creencia forma parte de nuestro pasado y si permitimos que ocupe nuestros pensamientos en el estado presente, estaremos renunciando a la salvación.

6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y, a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de este modo que todos puedan extenderse hasta los demás. 5El presente existe desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que éste haya cesado. 6En el presente se encuentran todas las cosas que son eternas, las cuales son una. 7La continuidad de esas cosas es intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas por el pasado. 8Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado no está en ninguna parte.

El pasado, al igual que la muerte, son creencias inventadas por el ego. El sistema de pensamiento del ego, es dado a dar significado a las cosas que percibe, con el fin de conocerlas y reforzar su identidad en el mundo irreal que ha fabricado. Carecer de referencias, pone muy nervioso al ego y le causa la sensación de “andar a ciegas”.

El pasado y el futuro, son invenciones del ego, en un intento de ordenar los ciclos temporales por lo que se rige el mundo irreal que percibe. El presente continuo, pasa desapercibido para el ego, pues lo considera un mero trámite entre el pasado y el futuro, sus dos pilares más sólidos donde levanta el edificio de su realidad. Si preguntamos al ego ¿quién es?, tendría que mirar en su mente y rebuscar en el archivador donde guarda y custodia su memoria, donde únicamente encontrará referencias de su pasado. Por lo tanto, la respuesta que nos ofrezca sobre su identidad, será una imagen creada por su pasado. Si el pasado ya pasó, no es real, por lo que, dicha respuesta nos estará hablando de una identidad, falsa, inventada en el pasado, es decir, nos hablará de lo que cree ser, pero no es, y no lo es, por la sencilla razón, de que el momento presente en el que le hemos hecho la pregunta, es el ahora, y la respuesta debe ver la realidad del ahora, no la irrealidad del pasado.

Si queremos conocer a los demás y, por igualdad, a nosotros mismos, debemos verlos y vernos, desde el presente, esto es, en nuestra condición inocentes, impecables y perfectos. 

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