VII. El punto de encuentro (7ª parte).
8. Este curso no pretende enseñar lo que no se puede aprender fácilmente. 2Su alcance no excede el tuyo, excepto para señalar que lo que es tuyo te llegará cuando estés listo. 3Aquí los medios y el propósito están separados porque así fueron concebidos y así se perciben. 4Por lo tanto, los tratamos como si lo estuviesen. 5Es esencial tener presente que toda percepción seguirá estando invertida hasta que se haya comprendido su propósito. 6La percepción no parece ser un medio. 7Y es esto lo que hace que sea tan difícil entender hasta qué punto depende del propósito que tú le asignas. 8Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. 9Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú enseñaste. 10Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.
Este párrafo profundiza en la idea de que la percepción no es objetiva, sino que está condicionada por el propósito que le asignamos. Os dejo algunos puntos clave:
Medios y propósito separados: En el mundo, los medios (cómo haces algo) y el propósito (por qué lo haces) parecen estar separados. Pero esta separación es una ilusión.
Percepción invertida: Mientras no comprendas el propósito de tu percepción, seguirás viendo el mundo de forma distorsionada.
La percepción como reflejo del deseo: Lo que ves no es una verdad objetiva, sino una proyección de lo que deseas que sea verdad. Es decir, la percepción da testimonio de tus creencias y deseos internos.
Testimonio de lo enseñado: La percepción no te enseña nada nuevo; simplemente refleja lo que tú ya has enseñado a tu mente a ver.
En resumen: Este punto nos invita a reflexionar sobre cómo nuestros deseos y creencias moldean nuestra percepción del mundo. No vemos las cosas como son, sino como queremos que sean. Por eso, cambiar el propósito que le damos a nuestra percepción —por ejemplo, de especialismo a unidad— puede transformar completamente nuestra experiencia.
Aplicar el contenido de este punto en la vida diaria implica un cambio profundo en cómo interpretamos nuestras experiencias y relaciones. Una propuesta de cómo hacerlo de forma práctica:
Reconoce que tu percepción no es objetiva: Cuando te enfrentes a una situación difícil (una discusión, una crítica, un conflicto), recuerda que lo que ves no es la verdad absoluta, sino una interpretación influida por tus creencias, miedos o deseos.
Ejemplo práctico: Si alguien te ignora, en lugar de pensar “me está rechazando”, puedes preguntarte: ¿Estoy proyectando mi miedo al rechazo en esta situación?
Cuestiona el propósito de tu percepción: Antes de reaccionar, pregúntate: ¿Para qué estoy viendo esto de esta manera? ¿Qué propósito tiene esta interpretación?
Observa tus deseos ocultos: La percepción es “la imagen de lo que tú querías que fuese verdad”. Esto significa que muchas veces ves lo que deseas inconscientemente.
Ejemplo: Si constantemente ves traición en los demás, puede que estés proyectando un deseo de justificar tu desconfianza o tu necesidad de estar a la defensiva.
Practica el cambio de propósito: Cuando notes que estás atrapado en una percepción dolorosa, haz una pausa y di internamente: “Estoy dispuesto a ver esto de otra manera. Espíritu Santo, muéstrame el propósito verdadero.”
Este acto de entrega abre la puerta a una percepción más amorosa y verdadera.
Usa la percepción como herramienta de sanación: Cada situación es una oportunidad para sanar tu mente. En lugar de buscar culpables, busca el aprendizaje. La percepción puede convertirse en un medio para recordar tu inocencia y la de los demás.
Resumiendo: Aplicar este punto en la vida diaria es como cambiar de lentes: pasamos de ver con los ojos del ego (miedo, juicio, separación) a ver con los ojos del Espíritu (amor, unidad, propósito). No se trata de negar lo que vemos, sino de reinterpretarlo desde un propósito más elevado.
🙏♥️
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