III. El dios de la enfermedad.
El Curso, a
lo largo de su enseñanza, establece una estrecha relación entre el estado
mental del ego -creencia en la separación-, y la enfermedad. Este punto nos
indica que Dios desea ver a Su Hijo libre de enfermedades, desea verlo de
vuelta en Su Mente. Lo que significa que la enfermedad es la consecuencia que
se origina cuando decidimos servir a la mente errada, al ego.
2. ¿Qué otro
Consolador puede haber para los Hijos enfermos de Dios, excepto Su poder a
través de ti? 2Recuerda que no importa en qué parte de
No podremos
sanar si no estamos sanos. No podemos dar lo que no tenemos. Sanar o estar
sano, es la evidencia de que nuestra percepción falsa se ha corregido y la
falsa creencia en la separación ha sido sustituido por la Mentalidad Uno.
Me encanta la
frase: “Recordar el amor, por lo tanto, trae consigo invulnerabilidad”. El amor
no ataca y cuando vivimos el amor, dejaremos de sentirnos atacados.
Cuando
percibimos a nuestro hermano como enfermo, estaremos ofreciendo una visión
errónea de lo que realmente somos, por lo que estaremos negando su sanación.
El sistema de
pensamiento del ego no comparte, en absoluto, esta verdad. Dentro de los
pilares sociales que ha fabricado, en lo que respecta a los sistemas de salud,
la visión de la enfermedad es la fuente de su sustento.
4. Creer que un
Hijo de Dios está enfermo es adorar al mismo ídolo que él adora. 2Dios
creó el amor, no la idolatría. 3Todas las formas de idolatría son
caricaturas de la creación, y las enseñan mentes que están demasiado divididas
como para saber que la creación comparte el poder y nunca lo usurpa. 4La
enfermedad es idolatría porque es la creencia de que se te puede desposeer de
tu poder. 5Esto, no obstante, es imposible porque formas parte de
Dios, que es todo poder. 6Un dios enfermo no puede por menos que ser
un ídolo, hecho a imagen y semejanza de lo que su hacedor cree ser. 7Y
esto es exactamente lo que el ego percibe en un Hijo de Dios: un dios enfermo,
auto-creado, auto-suficiente, sumamente perverso y extremadamente vulnerable. 8¿Es
éste el ídolo que quieres adorar? 9¿Es ésta la imagen para salvar la
cual te mantienes alerta? 10¿Tienes realmente miedo de perder esto?
En el estado mental de ego, la enfermedad adquiere un significado especial. Se convierte en uno de sus mejores argumentos para dar testimonio de la credibilidad de su identidad. El ego o percepción falsa, aporta “pruebas” a su mente para que niegue todos los pensamientos que, de alguna manera, puedan poner en duda su existencia.
¿Cómo puede ser una ilusión mi existencia cuando percibo los efectos de la enfermedad en el vehículo con la que se manifiesta? ¿Cómo negar que soy lo que percibo? De este modo, el cuerpo es para el ego el ídolo al que rendir pleitesía.
Si nuestra
mente percibe la enfermedad, lo que está haciendo realmente, es poner de
manifiesto que creemos en el ego y en su sistema de pensamiento, lo que
significa, que nuestra mente comparte la percepción errada de lo que somos.
Significa que creemos en que el hijo de Dios está separado de Su Fuente y de la
Filiación a la que pertenece.
5. Examina con
calma la conclusión lógica del sistema de pensamiento del ego y determina si
lo que te ofrece es realmente lo que tú deseas, pues eso es lo que te
ofrece. 2Para obtenerlo estás dispuesto a atacar
La mente no
puede permanecer dividida, pues dicha división generará confusión y caos. Si
creemos que somos un cuerpo y que este puede enfermar, estaremos negando el
Poder con el que Dios ha creado a Su Hijo, el Poder del Amor que nos mantiene
unidos a Su Fuente y es inalterable e impecable.
6. En el Reino no hay idólatras,
sino un gran aprecio por todo lo que Dios creó, debido al sereno conocimiento
de que cada ser forma parte de Él. 2El Hijo de Dios no sabe de ídolos, pero sí
sabe Quién es su Padre. 3En este mundo la salud es el equivalente de
lo que en el Cielo es la valía. 4No es mi mérito lo que te aporto
sino mi amor, pues tú no te consideras valioso. 5Cuando no te
consideras valioso enfermas, pero la valía que te adjudico puede curarte
porque la valía del Hijo de Dios es una y la misma. 6Cuando dije:
"Mi paz os doy", eso es exactamente lo que quise decir. 7La
paz te llega de parte de Dios a través de mí. 8Es para ti aunque tú
no la pidas.
El ego cree
en la enfermedad porque es el efecto de una mente dividida. La enfermedad se
manifiesta como el pensamiento que carece de la visión de unidad y de paz. La
unidad y la paz no son logros que se alcanzan como una conquista personal, sino
la consecuencia inevitable de recordar lo que realmente somos: el Hijo de Dios,
creado del Amor de Su Padre. La unidad y la paz es el regalo que Dios nos hace
y que brillará en nuestra mente cuando percibamos correctamente.
Hemos de conocer, que cada vez que percibamos la enfermedad en nosotros o en nuestros hermanos, estaremos sirviendo a la mente del ego, estaremos percibiendo la escasez y la necesidad, estaremos dando credibilidad al miedo y, sobre todo, estaremos creyendo en que estamos separados de nuestra Fuente y de los demás.
8. No recurro a engaños para
difundir el mensaje de Dios, y aprenderás esto a medida que aprendas que
siempre recibes en la misma medida en que aceptas. 2Podrías aceptar
paz ahora mismo por todo el mundo, y así liberarlos completamente de sus ilusiones,
pues has oído Su Voz. 3Pero no antepongas otros dioses a Él, o no
podrás oír. 4Dios no tiene celos de los dioses que inventaste, pero
tú sí. 5Tú quisieras conservarlos y servirles porque crees que ellos
te hicieron a ti. 6Crees que ellos son tu padre porque estás
proyectando sobre ellos el pavoroso hecho de que los inventaste para reemplazar
a Dios. 7Mas cuando parezcan hablarte recuerda que nada puede reemplazar
a Dios, y que todos los substitutos con los que lo has intentado suplantar no
son nada.
Las leyes
inventadas por el ego para dirigir su mundo, se han convertido en sus ídolos a
los que venera por la sencilla razón de que argumentan a favor de su existencia.
Todos esos ídolos son falsos. Son falsos porque no son creaciones nacidas desde
el amor, sino que son fabricaciones surgidas de la creencia en el miedo, en el
pecado, en la culpa, en el dolor.
9. Dicho llanamente, pues, puede que
creas que tienes miedo de la nada, pero en realidad tienes miedo de lo que no
es nada. 2Y al darte cuenta de esto sanas. 3Oirás
al Dios al que prestes atención. 4Inventaste al dios de la
enfermedad, y al inventarlo te capacitaste para oírle. 5No obstante,
no lo creaste, pues él no es
Para sanar el
estado ilusorio de la enfermedad, tan sólo hay un camino: dejar de idolatrar
aquello que sirva a la mente dividida. Seremos sanos cuando nuestra percepción
se corrija y nos lleve a ver que somos Uno con todo lo Creado. Sanaremos,
cuando ese estado mental sea nuestra única realidad.
¿Tenemos miedo al amor? ¿Cómo es posible que tengamos miedo al amor?
No he podido
evitar, que mi mente se haya sentido confundida por la afirmación que se recoge
en este punto: “Has elegido tener miedo del amor…” En realidad, lo que está
afirmando este mensaje, es que hemos elegido tener miedo de Dios, pues Dios es
Amor.
¿Tiene algún sentido esta confusión? ¿Por qué mi mente se siente confusa? Cuesta aceptar que esté eligiendo tener miedo al amor y, por lo tanto, a Dios.
Pero, es cierto. El sistema de pensamiento del ego nos pone trampas para que, sutilmente, lleguemos a la conclusión de que puede ofrecernos dioses que garantizarán la comprensión de lo que, según sus creencias, somos. Intenta de convencernos de que debemos sentir miedo de Dios y del amor, por la sencilla razón de que, el simple hecho de que tengamos miedo de Él, nos revela que puede ejercer el poder de castigarnos por nuestros pecados.
Los dioses
que el ego nos ofrece para garantizar nuestra libertad, nuestra independencia,
nos invitan a atacar aquello que nos hace débiles, como el amor. Sí, el miedo
al amor por razón de su perfecta mansedumbre, está justificado para dejar de
sentirnos vulnerables. La mansedumbre del amor nos hace débiles -nos dirá el
ego-. Y si le tenemos miedo a Dios, es sencillamente, porque hemos olvidado lo
que ES y lo que Somos: Uno.
11. Únicamente en el altar de Dios
podrás encontrar paz. 2Y este altar está en ti porque Dios lo puso
allí. 3Su Voz todavía te llama a retornar, y le oirás cuando dejes
de anteponer otros dioses a Él. 4Puedes renunciar al dios de la
enfermedad por tus hermanos; de hecho, eso es lo que tendrás que hacer si
renuncias a él tú mismo. 5Pues si ves al dios de la enfermedad en
alguna parte, lo has aceptado. 6Y si lo has aceptado, te postrarás
ante él y lo adorarás porque fue concebido para reemplazar a Dios. 7Él
es la creencia de que puedes elegir qué dios es real. Si bien está claro que
esto no tiene nada que ver con la realidad, está igualmente claro que tiene
mucho que ver con la realidad tal como tú la percibes.
La enfermedad a la que se refiere el Curso, no
es la enfermedad del cuerpo. Esa enfermedad se encuentra en la Causa, en la
Mente, por lo que su corrección se debe llevar a cabo en ese nivel, en el de
las creencias.
La enfermedad es un falso pensamiento, que nos
lleva a creernos separados de nuestra Fuente Creadora.
La sanación es el pensamiento correcto que nos
permite recordar y reconocer lo que somos.
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