CAPITULO 9
LA
ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN
I. La aceptación de la realidad.
1. Tener
miedo de la Voluntad de Dios es una de las creencias más extrañas que la mente
humana jamás haya podido concebir. 2Esto no
habría
podido ocurrir a no ser que la mente hubiese
estado ya tan profundamente dividida que le hubiese sido posible tener miedo de
lo que ella misma es. 3La
realidad sólo puede ser una "amenaza" para lo ilusorio, ya
que lo único que la realidad puede defender es la verdad. 4El hecho mismo de que percibas la Voluntad de Dios -que es lo que tú eres-
como algo temible, demuestra que tienes miedo de lo que eres. 5Por lo tanto, no
es de la Voluntad de Dios de lo que tienes miedo, sino de la tuya.
Para que un hijo tenga miedo a la voluntad de su padre, dicho temor debe estar basado en alguna experiencia traumatizante causada por una falta de amor.
Si empleo la lógica extraída de mis vivencias cercanas a la condición de padre y a la de hijo, tener miedo a la voluntad de un padre, tan solo puede responder a la ausencia de amor, la cual derivará en actos dementes propios de una mente enferma. Esta reflexión analiza el posible comportamiento de una mente dividida y que niega todo lazo de unidad con su creación.
No podríamos aplicar esa reflexión a la relación entre Dios y Su Creación, Su Hijo. Pues la Voluntad de Dios es Extenderse a través de su Hijo, por lo que Padre e Hijo son la misma Imagen y Semejanza. Si Dios es Perfecto, Su Hijo también lo es.
Entonces, ¿por qué motivo tememos la voluntad de Dios? La respuesta, no es otra, que el uso que hace el Hijo del Atributo de la Voluntad, es decir, no teme a Dios, Su Padre, sino al Poder que ha heredado de Él. La voluntad es el principio creador por excelencia, es la causa que da lugar a todo efecto. Si la voluntad del Hijo no es la Voluntad del Padre, esto es, si de su Mente Creadora no emana la Visión de la Unidad, fabricará un mundo diferente al de Su Creador. Toda creación emanada de una Mente Dividida dará lugar a un mundo dividido. Podríamos expresarlo de otra manera: toda creación carente de la Esencia del Amor Unificador, dará lugar a un mundo donde habrá carencia de amor y presencia de miedo.
2. Tu voluntad
no es la voluntad del ego, y por eso es por lo que el ego está contra ti. 2Lo
que parece ser el temor a Dios es en realidad el miedo a tu propia realidad. 3En
un estado de pánico no se puede aprender nada de manera consistente. 4Si
el propósito de este curso es ayudarte a recordar lo que eres, y tú crees que
lo que eres es algo temible, de ello se deduce forzosamente que no aprenderás
este curso. 5Sin embargo, la razón de que el curso exista es
precisamente porque no sabes lo que eres.
Así es, nuestra voluntad no es la voluntad del ego. Nuestra voluntad procede de nuestra verdadera Esencia, de nuestra verdadera identidad, de nuestra divinidad. El reconocimiento del ego de esa Voluntad, sería el reconocimiento de su inexistencia.
3. Si no sabes
lo que es tu realidad, ¿por qué estás tan seguro de que es temible? 2La
asociación que se hace entre la verdad y el miedo, que a lo sumo sería
altamente artificial, es especialmente inadecuada en las mentes de aquellos que
no saben lo que es la verdad. 3Lo único que esto quiere decir es que
estás asociando arbitrariamente algo que se encuentra más allá de tu conciencia
con algo que no deseas. 4Es evidente, pues, que estás juzgando algo
de lo cual no tienes el menor conocimiento. 5Has urdido esta extraña
situación de forma tal que te resulta imposible escapar de ella sin un Guía que
sepa cuál es tu realidad. 6El propósito de este Guía no es otro que
el de recordarte lo que deseas. 7Él no está tratando de imponerte
una voluntad ajena. 8Está simplemente haciendo todo lo posible,
dentro de los límites que tú le impones, por re-establecer tu propia voluntad
en tu conciencia.
El hecho de que el Hijo de Dios tenga el poder de fabricar una falsa realidad y de percibirlo como su propia identidad, lo lleva a ser prisionero de sus propias ilusiones.
Sumido en un profundo sueño, es víctima de las propias pesadillas que lo atormentan, pero se siente incapaz para abandonar ese estado caótico. Ese estado es el resultado de una mente errónea, que está necesitada de corrección y de guía.
4. Has aprisionado tu voluntad más allá de tu propia conciencia, donde
todavía se encuentra, pero desde donde no puede ayudarte. 2Cuando
dije que la función del Espíritu Santo es separar lo falso de lo verdadero en
tu mente, quise decir que Él tiene el poder de ver lo
que
has ocultado y reconocer en ello la Voluntad de Dios. 3Gracias a
este reconocimiento, Él puede hacer que la Voluntad de
Dios sea real para ti porque Él está en tu mente, y, por lo tanto, Él es tu
realidad. 4Si la percepción que Él tiene de tu mente trae la
realidad de ésta hasta ti, te está ayudando
a recordar lo que eres. 5Lo único que puede ocasionar temor en este
proceso es lo que tú crees que perderías. 6Lo único que realmente
puedes tener, no obstante, es lo que el Espíritu Santo ve.
El mundo perceptivo al que ha dado lugar el uso de la voluntad del Hijo de Dios, le ha llevado a adquirir un estado de conciencia individualizada con la cual se ha identificado, limitando su nivel de percepción a la información que extrae del uso de los cinco sentidos.
El cuerpo físico se ha convertido en el envoltorio temporal que el ego ha asumido como su única identidad, negando la verdadera esencia del Espíritu. El sueño es su estado de conciencia preferido, y la muerte, con su precariedad, se convierte en su mejor argumento para negar toda vinculación con la divinidad.
Tan solo la mente recta, brillará en nuestros sueños y nos ayudará a recordar lo que realmente somos. El despertar ira unido a la firme voluntad de crear con la única esencia verdadera, el amor, y todos nuestras creaciones tendrán como objetivo expandir la Unidad.
5. He subrayado en muchas ocasiones que el Espíritu Santo nunca te pedirá que sacrifiques nada. 2Pero si te pides a ti mismo el sacrificio de la realidad, el Espíritu Santo tiene que recordarte que ésa no es la Voluntad de Dios porque no es la tuya. 3No hay diferencia alguna entre tu voluntad y la de Dios: 4Si tu mente no estuviese dividida reconocerías que ejercer tu voluntad es la salvación porque la salvación es comunicación.
El Espíritu Santo o Mente Recta, se manifiesta en
nuestras noches oscuras de pesadilla, como la luz que difumina la
oscuridad y nos facilita el proceso de despertar. No podemos pensar que su Guía
actúa obligándonos a dirigir nuestra voluntad de una manera u otra. El
principio de la Libertad está implícito en el principio de la voluntad. Si no
reconocemos la guía que nos ofrece el Espíritu Santo y que nos llevará a
corregir el rumbo equivocado, estaremos sacrificando la realidad, estaremos
negando la luz y estaremos decidiendo continuar en el mundo de la oscuridad,
sintiendo temor por el contenido de nuestras pesadillas.
6. Es imposible comunicarse utilizando lenguas diferentes. 2Tú y tu Creador podéis comunicaros por medio de la
creación porque ésa, y sólo ésa, es vuestra Voluntad conjunta. 3Una
mente dividida no se puede comunicar porque habla en nombre de cosas
diferentes a la misma mente. 4Al hacer esto, pierde la capacidad de
comunicarse porque una comunicación confusa sencillamente no tiene ningún
sentido. 5Es imposible comunicar un mensaje a menos que tenga
sentido. 6¿Cuán sensatos pueden ser tus mensajes, cuando pides lo
que no deseas? 7Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo de tu
voluntad, eso es precisamente lo que estarás pidiendo.
Nos quejamos, como consecuencia del temor que nos causa vivir en un mundo de oscuridad y pesadillas, sin embargo, decidimos negar la realidad que la luz nos muestra, cuando nos revela un mundo diferente al que percibíamos en nuestras pesadillas.
7. Tal vez
insistas en que el Espíritu Santo no te
contesta, pero quizá sería más prudente examinar qué clase de peticionario
eres. 2No pides únicamente lo que deseas. 3Ello se debe a que temes recibirlo, y ciertamente lo
recibirías. 4Por eso es por lo que se lo sigues pidiendo al maestro
que no puede dártelo. 5De él nunca podrás aprender qué es lo que
deseas, y esto te da una ilusión de seguridad. 6Sin embargo, no
puedes estar a salvo de la verdad, sino que sólo puedes estar a salvo en la verdad. 7La realidad es tu única seguridad. 8Tu voluntad es tu salvación porque es la
misma que la de Dios. 9La separación no es más que la creencia de
que es diferente.
Este punto me ha resultado muy revelador, pues arroja mucha luz a una situación de indecisión que estoy, actualmente, percibiendo.
Os la comparto, guiado por el ánimo de que os pueda ser de ayuda.
Me encuentro experimentando una situación en la que una iniciativa emprendida no se ha desarrollado como tenía previsto y han surgido muchos inconvenientes, imprevistos, que están demorando alcanzar el resultado deseado. Los contratiempos que he ido percibiendo, han llegado a poner a prueba mi equilibrio y me están exigiendo gestionar, una y otra vez, mis emociones.
La situación ha alcanzado un estado de bloqueo, al menos así lo identifico. Solicito que me hagan llegar alguna información que me indique en qué estado se encuentra el proyecto emprendido y en el que tengo invertido dinero y tiempo. He de decir, que todo lo que está ocurriendo, me está permitiendo corregir estados mentales que sin duda no eran los correctos. A pesar de ello, aún percibo pensamientos de ansiedad a la hora de analizar lo que está sucediendo.
Pocos minutos antes de escribir estas líneas, he entregado al Espíritu Santo una pregunta cuya respuesta me ayudase a corregir mi ansiedad. Al hacerlo, he podido comprobar, que en mi "entrega" también existía ansiedad. Miré el pensamiento y descubrí que la causa de ansiedad se encontraba en una percepción errónea de la experiencia; descubrí la carencia de amor y, sobre todo, la falsa creencia en la separación.
Mientras hacía estas reflexiones, me encontraba caminando. Fue en la segunda vuelta, ya liberado de pensamientos de ansiedad, cuando volví a entregar la pregunta.
El Espíritu Santo utiliza los objetos temporales que percibimos en el mundo material, para ayudarnos a redirigir nuestra voluntad. Estoy seguro, de que cada uno de vosotros sabrá identificar experiencias en las que "ver" la respuesta del Espíritu Santo.
Frecuentemente, mi comunicación con la Mente Recta se lleva a cabo a través de señales y rótulos: "Caminaba, cuando mi mirada se posó sobre una serie de señales, a lo largo de mi trayectoria, en las que se podía leer "Salida". Seguí las indicaciones, sin tener que cambiar mi rumbo, y al final, para salir del camino elegido, una nueva señal, en esta ocasión de tráfico, me invitaba a "ceder el paso", es decir, me invitaba a esperar"
Sabía, en ese momento, que mi Mente Recta me estaba guiando para que dirigiese mi voluntad en un sentido en concreto: la salida se encuentra cediendo el paso, esperando.
¿Cómo saber que esa es la respuesta correcta? La respuesta a esta cuestión es sencilla. Está inspirada desde el amor, visualizando a todas las personas que intervienen formando parte de una unidad. Y, sobre todo, el resultado de la decisión debe perseguir que nadie gane, ni nadie pierda.
8. Ninguna mente recta podría creer
que su voluntad es
más fuerte que la de Dios. 2Si una mente
cree que su voluntad es diferente de la de Él, entonces sólo
puede concluir o bien que Dios no existe o bien que Su Voluntad es temible. 3La
primera conclusión da lugar al ateo, y la segunda, al mártir, que cree que Dios
exige sacrificios 4Cualquiera de esas
dos conclusiones dementes producirá pánico, ya que el ateo cree estar solo, y
el mártir que Dios lo está crucificando. 5No obstante, nadie quiere sentirse abandonado o sufrir
represalias, aunque es posible que muchos procuren ambas cosas. 6¿Puedes
acaso pedirle al Espíritu Santo semejantes "regalos" y esperar recibirlos? 7Él no puede darte
lo que tú no deseas. 8Cuando le pides al Dador Universal lo que no
quieres, le estás pidiendo lo que no se puede dar porque nunca se creó. 9Y
nunca se creó porque nunca fue lo que tu voluntad dispuso para ti.
La Voluntad por la que hemos sido creados y para la que hemos sido creados, es la misma y única Voluntad, la de Amar. Hemos sido creados por el Amor y para Amar. Dar lo que no se es, es ilusión; dar lo que no se tiene es engaño. El conflicto surge cuando decidimos que nuestra voluntad es diferente a la Voluntad de Amar.
Cuando experimentamos la carencia, buscamos en la divinidad la ayuda para que nuestra vida sea abundante. Si estamos enfermos, pedimos sanar. Pero, cuando nuestras súplicas se basan en la creencia en la necesidad, lo hace desde la ignorancia de lo que realmente somos, lo hace con la visión del ego, el cual fundamenta sus creencias en el miedo y en la separación.
La necesidad, el sufrimiento, la enfermedad, son consecuencias de una mente no recta y que cree en la separación. Es la rectitud de esa mente lo que nos hará retornar a la abundancia, a la felicidad, a sanar.
9. En última instancia todo el
mundo tiene que recordar la Voluntad de Dios porque, en última instancia, todo
el mundo tiene que reconocerse a sí mismo. Este reconocimiento
es
el reconocimiento de que su voluntad y la de Dios son una. 3En
presencia de la verdad, no hay descreídos ni sacrificios. 4En la
seguridad de la realidad, el miedo no tiene absolutamente ningún sentido. 5Negar lo
que simplemente es, tan sólo puede dar la
impresión de que es temible. 6El miedo no puede ser real sin una
causa, y Dios es la única Causa. 7Dios es Amor y Él es
ciertamente lo que tú deseas. 8Ésa es
tu
voluntad. 9Pide esto y se te concederá, porque estarás pidiendo
únicamente lo que ya te pertenece.
¿Qué padre ofrecerá dolor y sufrimiento a su hijo si sabe que su causa es la falta de amor?
¿No es más lógico que ese padre ofrezca a su hijo amor para poner fin a sus desdichas?
Si la causa del sufrimiento y del dolor es la creencia en la separación, el padre ayudará a su hijo a corregir ese error.
Cuando tengamos la total certeza de lo que somos, no necesitaremos pedir que se nos conceda el amor, pues sabremos que esa es nuestra verdadera condición. ¿Para qué pedir lo que ya somos? Mientras que esa certeza no sea una firme realidad, pediremos al Padre que nos ayude a recordar lo que somos.
10. Cuando
le pides al Espíritu Santo, lo que te podría hacer daño Él no puede contestarte
porque no hay nada que te pueda hacer daño, y por lo tanto, no estás pidiendo
nada. 2Cualquier deseo que proceda del ego es un deseo de algo que
no existe, y solicitarlo no constituye una petición. 3Es
simplemente una negación en forma de
petición. 4El Espíritu Santo no le da importancia a la forma, ya que
sólo es consciente de lo que tiene significado. 5El ego no puede
pedirle nada al Espíritu Santo porque no existe comunicación entre ellos. 6Tú,
en cambio, puedes pedirle todo porque las peticiones que le haces a Él son
reales, al proceder de tu mente recta. 7¿Negaría el Espíritu Santo
la Voluntad de Dios? 8¿Y podría dejar de reconocerla en Su Hijo?.
El padre que trate de responder a las peticiones irreales de su hijo, lo que estaría haciendo es perpetuar su error. Contestar desde la ilusión, con el deseo de satisfacer una petición ilusoria es, cuanto menos, demencial.
11. No te das cuenta de la enorme cantidad de energía que desperdicias
negando la verdad. 2¿Qué le dirías a alguien que se empeña en
intentar lo imposible, creyendo que lograrlo es tener éxito? 3La
creencia de que para poder ser feliz tienes que tener lo imposible está en
total desacuerdo con el principio de creación. 4Dios no pudo haber
dispuesto que tu felicidad dependiese de lo que nunca podrías tener. 5El
hecho de que Dios es Amor no requiere que se crea en ello, pero sí requiere
aceptación. 6Puedes ciertamente negar los hechos, pero no puedes
hacer que cambien. 7Si te tapas los ojos con las manos, no podrás
ver porque estarás interfiriendo en las leyes de la visión. 8Si
niegas el amor, no podrás conocerlo porque tu cooperación es la ley de su
existencia. 9No puedes cambiar las leyes que tú
no promulgaste, las leyes de la
felicidad fueron creadas para ti, no por ti.
El dicho popular que reza: "No hay más ciego que el que no quiere ver", viene a explicar lo que nos enseña este punto. Nuestra ceguera radica en nuestro deseo de no querer ver. No podremos negar que el Amor es nuestra verdadera realidad por no querer aceptarlo.
12. Cualquier intento de negar lo que simplemente es tiene necesariamente que producir miedo, y si
el intento es fuerte
producirá pánico. 2Querer
imponer tu voluntad en contra de la
realidad, aunque es imposible, puede
convertirse en una obcecación, a pesar de que ése no es realmente tu deseo. 3Mas examina
el resultado de ésta extraña decisión: 4Estás dedicando tu mente a
lo que no deseas. 5¿Cuán real
puede ser esa dedicación? 6Si realmente no deseas eso que persigues,
es que nunca fue creado. 7Y si nunca fue
creado, no es nada. 8¿Puedes
realmente estar dedicado a lo que no
es nada?
Seguro que te habrás hecho esa misma pregunta en alguna ocasión. ¿Por qué nos obcecamos en creer en la identidad que nos origina tanto dolor, cuando no es ese el deseo de nuestra mente?
La enseñanza de Un
Curso de Milagros nos revela, que la "percepción errónea es el deseo de
que las cosas sean diferentes de como son" (T-8.IX.2:1). No podemos
menospreciar el poder que tiene el deseo. Como bien recoge el Texto, "desea
lo que quieres, y eso será lo que contemplarás y creerás que es real"
(T-21.VII.13:6).
Si nuestro deseo cree en la separación, no podremos engañarnos. Ese es el error que da lugar a nuestros sufrimientos. Corregir ese deseo alineará la causa y el efecto, y el amor sustituirá al miedo.
13. Dios en Su dedicación a ti te creó dedicado a todo, y te dio aquello a lo que estás dedicado. 2De otra manera no
habrías sido creado perfecto. 3La realidad lo es todo, y
tú lo tienes todo porque eres real. 4No puedes crear lo irreal
porque la ausencia de realidad es temible y él miedo no es algo
que pueda ser creado. 5Mientras sigas creyendo que es posible
tener miedo, no podrás
crear. 6Dos órdenes de realidad que se oponen entre sí privan a la realidad
de todo significado, y la realidad es significado.
Tan solo lo que es real es verdad. Tan solo lo que es verdad no cambia. El Amor, es real, es verdad y es Eterno.
Lo que es irreal es falso. Todo lo que es falso no perdura. El miedo es irreal, es falso y no existe.
14. Recuerda, pues, que la Voluntad de Dios es posible ya, y que nada más lo será nunca. 2En esto reside la simple aceptación de la realidad porque sólo eso es real. 3No puedes distorsionar la realidad y al mismo tiempo saber lo que es. 4Y si la distorsionas experimentarás ansiedad, depresión y finalmente pánico, pues estarás tratando de convertirte a ti mismo en algo irreal. 5Cuando sientas esas cosas, no trates de buscar la verdad fuera de ti mismo, pues la verdad sólo puede encontrarse dentro de ti. 6Di, por lo tanto:
7Cristo
está, en mí, y donde Él está. Dios tiene
que estar, pues Cristo es parte de Él.
¡Qué así sea!
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