miércoles, 15 de mayo de 2024

Capítulo 10. I. En Dios estás en tu hogar.

 I. En Dios estás en tu hogar.


1. No conoces tus creaciones simplemente porque mientras tu mente siga estando dividida decidirás contra ellas, y es imposible atacar lo que has creado. 2Pero recuerda que a Dios le resulta igual­mente imposible. 3La ley de la creación consiste en que ames a tus creaciones como a ti mismo, por ser éstas parte de ti. 4Todo lo que fue creado se encuentra, por lo tanto, perfectamente a salvo por­que las leyes de Dios lo protegen con Su Amor. 5Cualquier parte de tu mente que no sepa esto se ha desterrado a sí misma del conocimiento, al no haber satisfecho sus condiciones. 6¿Quién sino tú pudo haber hecho eso? 7Reconócelo gustosamente, pues en ese reconocimiento radica tu entendimiento de que tu destie­rro es algo ajeno a Dios, y, por lo tanto, no existe.

Crear, es el acto de Extensión de Dios. El Hijo de Dios, es el acto de Extensión del Amor llevado a cabo por Su Hacedor. Somos tal y como nuestro Padre nos ha creado.

Tan solo lo que ha sido creado desde el Amor, es real y eterno.

El mundo imaginado por el ego, no es un acto de creación, pues no es un acto de extensión del amor. El Curso hace referencia a esa falsa creación con el término “fabricación”. Los pilares en los que se asienta ese mundo son efímeros, temporales, por lo que no son reales. Tan sólo lo real es eterno. Tan sólo la verdad es eterna e invariable. Lo falso es temporal y cambiante.

No conocemos nuestras creaciones, pues no están basadas en el amor. 

2. En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad: 2¿Deseas real­mente hacerlo? 3Reconoces por experiencia propia que lo que ves en sueños lo consideras real mientras duermes. 4Mas en el ins­tante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido. 5Esto no te parece extraño, si bien todas las leyes de aquello a lo que despier­tas fueron violadas mientras dormías. 6¿No será que simplemente pasaste de un sueño a otro sin haber despertado realmente?

Estar percibiendo el mundo del ego, es un estado mental irreal e ilusorio semejante al del sueño. El sueño se convierte en una experiencia muy cercana en la que podemos experimentar lo fácil que es confundir lo irreal con lo real. Si no fuese así, el contenido de una pesadilla no nos afectaría, pues sabríamos que es irreal. Pero, la realidad es otra. Cuando dormimos, percibimos la fantasía de nuestros sueños como si fuesen muy reales y para nuestra mente, es difícil discernir la verdad de su existencia. 

3. ¿Te molestarías en reconciliar lo que ocurrió en dos sueños con­flictivos, o simplemente descartarías los dos si descubrieses que la realidad no coincide con ninguno de ellos? 2No recuerdas estar despierto. 3Cuando oyes al Espíritu Santo tal vez te sientes mejor porque entonces te parece que es posible amar, pero todavía no recuerdas que una vez fue así. 4Mas cuando lo recuerdes, sabrás que puede volver a ser así de nuevo. 5Lo que es posible no se ha logrado todavía. 6Sin embargo, lo que una vez fue, aún es, si es que es eterno. 7Cuando recuerdes sabrás que lo que recuerdas es eterno, y, por lo tanto, que se encuentra aquí ahora.

La diferencia entre lo real y lo irreal se basa en el siguiente criterio: lo que es real no cambia. Por tal motivo, la verdad es real, pues es inalterable. En cambio, lo irreal es falso pues su percepción es temporal sujeta al cambio.

Lo real y lo irreal se encuentran en nuestra mente, pero tan sólo lo real perdurará, pues es eterna, mientras que lo irreal e ilusorio, al no ser verdad, no será nada y desaparecerá en lo temporal.

Nuestro origen es Amor, pero hemos fabricado una falsa identidad que nos ha llevado a olvido de lo que somos.

Feliz recuerdo de lo que somos. 

4. Recordarás todo en el instante en que lo desees de todo cora­zón, pues si desear de todo corazón es crear, tu voluntad habrá dispuesto el fin de la separación, y simultáneamente le habrás devuelto tu mente a tu Creador y a tus creaciones. 2Al conocerlos, ya no tendrás deseos de dormir, sino sólo el deseo de despertar y regocijarte. 3Soñar será imposible porque sólo desearás la verdad, y al ser ésa por fin tu voluntad, dispondrás de ella.

El término “recordar” lleva dentro la palabra corazón. Viene del bajo latín recordare, que se compone del prefijo re- (‘de nuevo’) y un elemento cordare formado sobre el nombre cor, cordis (‘corazón’). Antiguamente se creía que el corazón era la sede de la memoria.

Desear de todo corazón es una invitación a despertar del sueño en el que hemos olvidado lo que somos en verdad.

Feliz despertar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 15. VII. El sacrificio innecesario (1ª parte).

VII. El sacrificio innecesario (1ª parte). 1. Más allá de la débil atracción que la relación de amor especial ejerce, y empañada siempre p...