lunes, 25 de marzo de 2024

Capítulo 4. VI. Las recompensas de Dios

VI. Las recompensas de Dios.

1. El ego no reconoce el verdadero origen de la "amenaza", y si tú te identificas con el ego, no entenderás la situación tal como es. 2Lo único que le confiere al ego poder sobre ti es la lealtad que le guardas. 3Me he referido al ego como si fuera una entidad sepa­rada que actúa por su cuenta. 4Esto ha sido necesario para persuadirte de que no puedes descartarlo a la ligera y de que tienes que darte cuenta de cuán extensa es la parte de tu pensamiento que él controla. 5Sin embargo, no nos podemos detener ahí, pues, de lo contrario, no podrías sino pensar que mientras estés aquí, o mientras creas estar aquí, estarás en conflicto. 6El ego no es más que una parte de lo que crees acerca de ti. 7Tu otra vida ha conti­nuado sin ninguna interrupción, y ha sido, y será siempre, com­pletamente inmune a tus intentos de disociarte de ella.

Este punto me lleva a plantearme una cuestión importante. Al leer estas líneas, ¿quién las lee? ¿Mi ser espiritual, a través del Espíritu Santo? o ¿Mi ego, a través de los ojos de mi cuerpo?

La respuesta nos ayudará a comprender el lugar que ocupa el ego y el lugar que ocupa nuestro verdadero Ser. Ya hemos dicho, que el cuerpo es neutral y que, a pesar de ser la fabricación del ego, puede servir a los intereses de la mente errónea o de la mente recta. 

El poder que ejerce el ego sobre nuestra mente es evidente, tanto es así, que nos lleva a creer que somos el cuerpo con el que percibimos la realidad que nos rodea. Luego el ego, mientras que nuestra mente se encuentra en ese estado de vibración, que da lugar a esa creencia, no dará crédito al contenido de  lo recogido en este punto, ni en la totalidad del Curso. Podemos estar seguros, que el hecho de que nos encontremos entregados en el estudio de esta materia, es nuestra mente recta la que nos guía, o lo que es lo mismo, hemos elegido servir al Espíritu Santo, para lograr despertar del sueño profundo en el que nos mantiene el ego.

El ego, rechazará las afirmaciones contenida en el Curso, pues reconocerlas como verdad, supone su inexistencia.

Por lo tanto, contestando a la cuestión planteada inicialmente en esta reflexión, en estos momentos mi mente y la tuya se encuentran en estado Espiritual, animada por la voz del Espíritu Santo. 

2. En el proceso de aprender a escapar de las ilusiones, es impres­cindible que nunca te olvides de la deuda que tienes con tu her­mano. 2 Es la misma deuda que tienes conmigo. 3 Cuando actúas egoístamente con otro, repudias la gracia que esta deuda te ofrece y la percepción santa que produciría. 4La palabra "santa" puede usarse aquí porque a medida que aprendes cuán endeudado estás con toda la Filiación, la cual me incluye a mí, te aproximas tanto al conocimiento como la percepción lo permite. 5La brecha que entonces queda es tan diminuta que el conocimiento puede sal­varla y eliminarla para siempre.

Este punto nos recuerda que no caminamos solos y que la identificación con el ego, nos ha llevado a establecer una relación con nuestros hermanos basada en la creencia de la separación y en la que escasea la esencia del amor. De ahí, que este apartado haga referencia a la deuda que tenemos con nuestros hermanos y con el representante del Amor, con Cristo.

Nuestra deuda, con nosotros mismos, es una deuda de Amor. El haber apostado por el ego, nos ha situado en un mundo donde impera el miedo y el dolor. La unidad que nos mantiene unido a los demás, hace que proyectemos esa deuda de amor en ellos. En la medida que saldemos esa deuda, será la evidencia de que nos habremos sanados interiormente.

3. Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero ésta aumentará a medida que recurras más y más a mí -en vez de a tu ego- en busca de consejo. 2Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la única elección cuerda que puedes hacer. 3Nadie que aprenda por experiencia propia que cierta elección le brinda paz y alegría, mientras que otra le precipita al caos y al desastre tiene más necesidad de persuasión. 4Es más eficaz apren­der a base de recompensas que a base de dolor porque el dolor es una ilusión del ego y no puede producir más que un efecto tem­poral. 5Las recompensas de Dios, en cambio, se reconocen inmediatamente como eternas. 6Puesto que este reconocimiento lo haces tú y no el ego, el reconocimiento mismo establece que tú y el ego no podéis ser lo mismo. 7Tal vez creas que ya has aceptado esto, pero aún no estás convencido de ello en absoluto. 8Prueba de ello es el hecho de que crees que debes escaparte del ego. 9Sin embargo, no puedes escaparte de él humillándolo; controlándolo o castigándolo.

Reconozco, que, en mis inicios, cuando elegí ver las cosas de otra manera y apostar por seguir la guía de los valores espirituales, el ego se convirtió en mi peor enemigo, lo que me llevó a tratarlo con las mismas armas de las que pretendí huir: el odio, el rencor, la culpa, el castigo, el sufrimiento, la represión, etc. 

Con el tiempo, he ido comprendiendo que estaba intentando corregir un error con otro error. Hoy me encuentro en una dinámica diferente y cuando observo el comportamiento del ego, me limito a no juzgarlo, y de este modo consigo no hacerlo real. Seguidamente, dejo de alimentar su visión, pues el mirarlo ya lo hace real. Dejar de mirarlo significa, dejar de prestar atención a sus voces, y en su lugar, dirijo mis pensamientos hacia el Espíritu Santo, dejando en sus manos una Visión exenta de miedo.

4. El ego y el espíritu no se conocen. 2Sólo mediante la disociación puede la mente separada mantener vigente la separación. 3Una vez que ha hecho esto, niega todos los impulsos verdadera­mente naturales, no porque el ego sea una cosa separada, sino porque quieres creer que tú lo eres. 4El ego es un mecanismo para seguir albergando esta creencia, pero sigue siendo únicamente tu decisión de usar tal mecanismo lo que lo perpetúa.

Considero muy importante el hecho de que tomemos consciencia de que el ego es nuestra elección. Puedes autoconvencerte ahora mismo, si lo deseas, con tal solo hacer consciente la conexión mental que estás eligiendo. Lo primero que deber saber, es que tan solo puedes sintonizar dos canales: el del Amor y el del miedo. El primero tan solo emite pensamientos de unidad. El segundo tan solo emite pensamientos de separación. ¿Qué sintonía escuchas ahora mismo? Identifica el estado interior que te produce ese pensamiento-sintonía. No hay equívoco en ello. Si tu estado mental es de Paz y Felicidad, es indicio de que has sintonizado con el Amor. Si tu estado mental es de dolor y negación, es la evidencia de que has sintonizado con el canal del miedo.

5. ¿Cómo puedes enseñarle a alguien el valor de algo que él mismo ha desechado deliberadamente? 2Tiene que haberlo dese­chado porque no le atribuyó ningún valor. 3Lo único que puedes hacer es mostrarle cuánta infelicidad le causa su ausencia e írselo acercando lentamente para que pueda ver cómo mengua su infor­tunio según él se aproxima a ello. 4Esto le enseña a asociar su infelicidad con la ausencia de lo que desechó, y lo opuesto a la infelicidad con su presencia. 5Comenzará a desearlo gradualmente a medida que cambie de parecer con respecto a su valor. 6Te estoy enseñando a que asocies la infelicidad con el ego y la felicidad con el espíritu. 7Tú te has enseñado a ti mismo lo contrario. 8Sigues siendo libre de elegir, mas a la vista de las recompensas de Dios, ¿puedes realmente desear las recompensas del ego?

Los argumentos del ego, en nuestro actual estado de conciencia, tienen mucho poder sobre la misma. Su voz intenta convencernos de que nuestra verdadera realidad es corporal, al invitarnos a que le mostremos la realidad del espíritu. Su argucia nos dice: yo te muestro lo que eres para que lo percibas y tomes consciencia de lo que eres. Muéstrame tu presencia espiritual para que percibiéndola pueda dar testimonio de ella. Asocia la percepción a la verdadera vida, al tiempo que, su temor a perderla, le produce terror.

La percepción errónea dará paso a la percepción verdadera, cuando seamos capaces de ver, que lo percibido es un pensamiento y no una realidad temporal. Mientras que lo físico está sujeto a un ciclo temporal, el contenido de nuestra mente perdura más allá del tiempo. Es la puerta de entrada que nos lleva a comprender que lo esencial es mental y no físico. En esa medida, la nueva visión nos llevará a la búsqueda de lo eterno por encima de lo efímero, o lo que es lo mismo, a sintonizar el canal del Amor y a desechar el del miedo.

6. De momento, la confianza que yo tengo en ti es mayor que la que tú tienes en mí, pero no siempre será así. 2Tu misión es muy simple. 3Se te pide que vivas de tal forma que demuestre que no eres un ego, y yo no me equivoco al elegir los canales de Dios. 4El Santísimo comparte mi confianza, y acepta mis decisiones con respecto a la Expiación porque mi voluntad nunca está en desa­cuerdo con la Suya. 5Dije anteriormente que yo estoy a cargo de la Expiación. 6Esto es así debido únicamente a que completé mi papel en ella como hombre, y ahora puedo completarla a través de otros. 7Los canales que he elegido no pueden fallar porque les prestaré mi fortaleza mientras la suya sea insuficiente.

Se habla del Camino Espiritual, aludiendo que el "despertar", ese momento en el que decidimos ver las cosas de otra manera, a dejar de sintonizar el canal del ego, dará lugar a una nueva andadura que ha de llevar a nuestra consciencia a elegir nuevas respuestas, y ese movimiento interno, se percibe como andar un nuevo camino. En ese nuevo camino, nos acompaña un nuevo compañero. Hemos elegido a Jesús, para que nos acompañe en la nueva ruta.

7. Iré contigo al Santísimo, y mediante mi percepción Él podrá salvar la diminuta brecha. 2Tu gratitud hacia tu hermano es la única ofrenda que quiero. 3Yo se la llevaré a Dios por ti, sabiendo que conocer a tu hermano es conocer a Dios. 4Si le estás agradecido a tu hermano, le estarás agradecido a Dios por lo que El creó. 5Mediante tu gratitud podrás llegar a conocer a tu hermano, y un momento de verdadero reconocimiento convierte a todo el mundo en tu hermano porque cada uno de ellos es Hijo de tu Padre. 6El amor no conquista todas las cosas, pero sí las pone en su debido lugar. 7Puesto que tú eres el Reino de Dios te puedo conducir de vuelta a tus propias creaciones. 9Ahora no las recono­ces, pero aquello de lo cual te has disociado aún se encuentra ahí.

Nuevamente, este punto, nos centra la dirección que debemos tomar para llegar a la nueva meta propuesta: el agradecimiento a nuestros hermanos. No podemos andar este nuevo camino, sino lo hacemos de la mano de nuestros hermanos. Es la evidencia de que hemos dejado atrás al ego, a la creencia en la separación, y de que hemos elegido un nuevo sistema de creencias en la que prevalece la Visión de la Unidad.

8. A medida que te acercas a un hermano te acercas a mí, y a medida que te alejas de él, la distancia entre tú y yo aumenta. 2La salvación es "una empresa de colaboración. 3No la pueden emprender con éxito aquellos que se desvinculan de la Filiación porque al hacer eso se desvinculan de mí. 4Dios acudirá a ti sólo en la medida en que se Lo ofrezcas a tus hermanos. 5Aprende primero de ellos, y estarás listo para oír a Dios. 6Eso se debe a que el Amor sólo tiene una función.

Mi gratitud eterna hacia ti, hermano. ¡Qué así sea!

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