miércoles, 6 de marzo de 2024

Capítulo 2. V. La función del obrador de milagros

V. La función del obrador de milagros

1. Antes de que los obradores de milagros estén listos para emprender su función en este mundo, es esencial que compren­dan cabalmente el miedo que se le tiene a la liberación. 2De lo contrario, podrían fomentar inadvertidamente la creencia de que la liberación significa aprisionamiento, creencia que, de por sí, ya es muy prevaleciente. 3Esta percepción errónea procede a su vez de la creencia de que el daño puede limitarse sólo al cuerpo. 4Ello se debe al miedo subyacente de que la mente puede hacerse daño a sí misma. 5Ninguno de esos errores es significativo, ya que las creaciones falsas de la mente en realidad no existen. 6Este recono­cimiento es un recurso protector mucho más eficaz que cualquier forma de confusión de niveles porque introduce la corrección al nivel del error. 7Es esencial recordar que sólo la mente puede crear, y que la corrección sólo puede tener lugar en el nivel del pensamiento. 8Para ampliar algo que ya se mencionó anterior­mente, el espíritu ya es perfecto, y, por lo tanto, no requiere corrección. 9El cuerpo no existe, excepto como un recurso de aprendizaje al servicio de la mente. 10Este recurso de aprendizaje, de por sí, no comete errores porque no puede crear. 11Es obvio, pues, que inducir a la mente a que renuncie a sus creaciones fal­sas es la única aplicación de la capacidad creativa que realmente tiene sentido.

En este punto se aborda de nuevo una de las enseñanzas más importante que nos aporta el Curso. Nos aclara que es fácil atribuir al cuerpo la idea de la liberación. Cualquier apego, una de las consecuencias del miedo, se relaciona con la capacidad que tiene el cuerpo para expresar iniciativas propias. Esa creencia nos llevaría a someter a una dura y sacrificada disciplina al cuerpo con el propósito de liberarle del lastre al que se ha adherido. 

Pero la causa de ese apego, de ese miedo, no debemos corregirla en el nivel físico, sino que debemos encontrarla en el nivel del pensamiento, donde se dan cita las falsas creencias y el anhelo deseo. 

Tomar consciencia de esta enseñanza acelerará el proceso de liberación del miedo. La identificación de la falsa creencia o pensamiento falso, ha de permitirnos su corrección en ese nivel. Recordar que el cuerpo no tiene capacidad para crear nos permitirá comprender que su función es sernos útil como recurso de aprendizaje. La experiencia en el nivel físico, gracias a la labor del cuerpo, no permitirá tomar consciencia de la calidad de nuestros pensamientos. 


2. La magia es el uso insensato o mal-creativo de la mente. 2Los medicamentos físicos son una forma de "hechizo”; pero si tienes miedo de usar la mente para curar, no debes intentar hacerlo. 3El hecho mismo de que tengas miedo hace que tu mente sea vulne­rable a crear falsamente. 4Es probable, por lo tanto, que no entiendas correctamente cualquier curación que pudiera produ­cirse, y puesto que el egocentrismo va normalmente acompañado de miedo, tal vez no puedas aceptar la verdadera Fuente de la curación. 5En tal caso, es menos arriesgado depender temporal­mente de artificios curativos físicos, ya que no puedes percibirlos erróneamente como tus propias creaciones. 6Mientras tu sensa­ción de vulnerabilidad persista, no debes intentar obrar milagros.

El no reconocimiento de la causa que origina la percepción falsa, no nos permitirá
realizar la corrección de la misma en el nivel adecuado.
 

Imaginémonos a un arquitecto que diseña mentalmente un edificio. Ha realizado todos los cálculos necesarios para ser capaz de trasladar su idea original a un plano. Las medidas, las distribuciones, los espacios, toman forma en el papel y tan solo resta comprobar que esa idea, al tomar forma física con su construcción, reúne las condiciones perfectas al diseño creado mentalmente. 

Tan solo la experiencia de la construcción facilitará al arquitecto que lo ideado es correcto. Pero si en el proceso último de la construcción, el edificio diese muestra de algo incorrecto, el arquitecto deberá corregirla, en primer lugar en su mente, donde ha sido creada, pues si no lo hace así, el arquetipo del diseño volverá a dar error cuando alcance la fase de construcción. La corrección en su origen es necesaria para evitar que el edificio vuelva a dar muestra de debilidad. 

Este punto viene a recordarnos que es de vital importancia tener claro dónde debemos realizar la corrección de la falsa percepción. Si el error original es creernos separados de nuestro Padre y de Su Filiación, es en ese nivel donde debemos realizar el proceso de cambio, esto es, en nuestras creencias, en nuestros pensamientos.

Este punto viene a recordarnos que es de vital importancia tener claro dónde debemos realizar la corrección de la falsa percepción. Si el error original es creernos separados de nuestro Padre y de Su Filiación, es en ese nivel donde debemos realizar el proceso de cambio, esto es, en nuestras creencias, en nuestros pensamientos.

3. He dicho ya que los milagros son expresiones de una orienta­ción milagrosa, y una orientación milagrosa no es otra cosa que una mentalidad recta. 2Los que poseen una mentalidad recta no exaltan ni menosprecian la mente del que obra milagros ni la del que los recibe. 3En cuanto que medio de corrección, sin embargo, el milagro no tiene que esperar a que el que los ha de recibir goce de una mentalidad recta. 4De hecho, su propósito es restituirle su mente recta. 5Es esencial, no obstante, que el obrador de milagros esté en su mente recta, aunque sea brevemente, o, de lo contrario, será incapaz de re-establecer la mentalidad recta en otros.

Nadie puede dar lo que no tiene. Para poder curar, para poder aplicar el milagro, es preciso tener una orientación milagrosa, es decir, tenemos que tener la certeza de que el milagro es el medio de expresión de la Expiación, del acto de Amar y que compartiendo esa mentalidad recta, estaremos expandiendo el poder de sanar, en definitiva el poder de corregir las falsas creaciones de la mente.


4. El sanador que confía en su propio estado de preparación pone en
peligro su entendimiento. 2Estás perfectamente a salvo siempre que no te preocupes en absoluto por tu estado de prepa­ración, pero mantengas firme confianza en el mío. 3Si tus inclina­ciones a obrar milagros no están funcionando debidamente, es siempre porque el miedo se ha infiltrado en tu mentalidad recta y la ha invertido. 4Toda forma de mentalidad-no-recta es el resul­tado de negarte a aceptar la Expiación para ti mismo. 5Si la acep­tases estarías en una posición desde la que podrías reconocer que los que tienen necesidad de curación son simplemente aquellos que aún no se han dado cuenta de que la mentalidad recta es en sí la curación.

Ya hemos dicho que la causa original que ha dado lugar a la percepción falsa es la creencia en la separación. Ese pensamiento falso viene a negar que somos una Expansión de nuestro Creación, de lo contrario no veríamos la separación. Tal pensamiento nos pone en contacto con un nivel de percepción que favorece el estado conocido como enfermedad. 

Cualquier acto de curación supone una corrección de esa falsa creencia en la separación. El sanador, actuando desde su consciencia física, debe entregar todas y cada una de sus decisiones en manos del Espíritu Santo -mente recta-, y entregarse al proceso de Expiación. La aplicación de cualquier iniciativa de curación que no tenga su causa en la Expiación, carecerá del ingrediente esencial que garantizará la percepción correcta, el Amor. 



5. La única responsabilidad del obrador de milagros es aceptar la Expia­ción para sí mismo. 2Esto significa que reconoces que la mente es el único nivel creativo, y que la Expiación puede sanar sus errores. 3Una vez que hayas aceptado esto, tu mente podrá solamente sanar. 4Al negarle a tu mente cualquier potencial destructivo y restituir de nuevo sus poderes estrictamente constructivos, te colocas en una posición desde la que puedes eliminar la confu­sión de niveles en otros. 5El mensaje que entonces les comunicas es el hecho irrefutable de que sus mentes son igualmente cons­tructivas y de que sus creaciones falsas no pueden hacerles daño. 6Al afirmar esto liberas a la mente de la tendencia a exagerar el valor de su propio recurso de aprendizaje, y la restituyes a su verdadero papel de estudiante.

El obrador de milagros ha de sanar su mente aplicando en ella la Expiación.  A partir de ese estado de consciencia, el sanador está capacitado para compartir con sus hermanos la visión de unidad con todo lo creado. Su visión mostrará un modo nuevo de ver las cosas y permitirá vislumbrar la percepción correcta del mundo temporal en el que se desarrolla su proceso de aprendizaje.


6. Debe subrayarse nuevamente que al cuerpo le resulta tan impo­sible aprender como crear. 2En cuanto que recurso de aprendizaje se deja llevar simplemente por el estudiante, mas si se le dota falsamente de iniciativa propia, se convierte en una seria obstruc­ción para el mismo aprendizaje que debería facilitar. 3Sólo la mente es capaz de iluminación. 4El espíritu ya está iluminado, y el cuerpo, de por sí, es demasiado denso. 5La mente, sin embargo, puede hacer llegar su iluminación hasta el cuerpo al reconocer que éste no es el estudiante y que, por lo tanto, no tiene la capaci­dad de aprender. 6Es muy fácil, no obstante, poner al cuerpo en armonía con la mente una vez que ésta ha aprendido a mirar más allá de él hacia la luz.

El cuerpo, como instrumento al servicio de la mente, no tiene la capacidad de aprender, pues las lecciones que se adquieren en ese nivel no van dirigida a él, que es un canal, sino al que tiene la capacidad de dirigirlo, al verdadero estudiante, a la mente.

Si la mente no cambia y corrige el error, el cuerpo seguirá experimentando ese error. Es evidente, que la corrección a nivel de la mente se expresará en el nivel tangible de la experiencia dando muestra a acciones a las que el cuerpo dará forma.


7. El aprendizaje que verdaderamente corrige comienza siempre con el despertar del espíritu y con el rechazo de la fe en la visión física. 2Esto frecuentemente entraña temor, ya que tienes miedo de lo que tu visión espiritual te mostraría. 3Anteriormente dije que el Espíritu Santo no puede ver errores, y que sólo puede mirar más allá de ellos hacia la defensa de la Expiación. 4No cabe duda de que esto puede producir incomodidad, mas la incomodidad no es el resultado final de la percepción. 5Cuando se le permite al Espí­ritu Santo contemplar la profanación del altar, Él mira de inme­diato también hacia la Expiación. 6Nada que Él perciba puede producir miedo. 7Todo lo que resulta de la conciencia espiritual simplemente se canaliza hacia la corrección. 8La incomodidad se manifiesta únicamente para traer a la conciencia la necesidad de corrección.

Para todos aquellos que nos estemos preguntando cómo saber cuándo nuestra mente está percibiendo correctamente y cuándo no, este punto nos responde a tal cuestión.  

Una respuesta que nos produzca incomodidad no procede del Espíritu Santo, pues nada de lo que Él perciba puede producir miedo y la incomodidad es fruto del miedo. 

La respuesta del Espíritu Santo tiene como objetivo la corrección. En cambio, la incomodidad nos revela que esa creencia debe ser cambiada y percibida de manera correcta.


8. El miedo a la curación surge, en última instancia, de no estar uno completamente dispuesto a aceptar que la curación es nece­saria. 2Lo que el ojo físico ve no es correctivo, ni tampoco es posi­ble corregir el error mediante ningún medio físicamente visible. 3Mientras creas en lo que tu visión física te muestra, tus intentos de corregir procederán de un falso asesoramiento. 4La verdadera visión queda nublada porque te resulta intolerable ver tu propio altar profanado. 5Mas como el altar ha sido profanado, tu estado se torna doblemente peligroso a menos que percibas que así ha sido.

Una visión que dé lugar a la percepción falsa o creencia en la separación, no puede corregir el error al que da lugar. Se hace necesario un cambio en la manera de ver las cosas y ese cambio debe estar acompañado del despertar de la consciencia espiritual.

En muchas ocasiones, cuando se produce el despertar de la consciencia espiritual, adoptamos medidas correctivas basadas en la culpa. Se trata de una estrategia del ego para mantener el culto al cuerpo, y potenciar su falsa identidad. Recordemos que el cuerpo es neutral y está al servicio de la mente. La corrección debe orientarse en el nivel de la mente de donde emana la causa del error.



9. Curar es una habilidad que se desarrolló después de la separa­ción, antes de la cual era innecesaria. 2Es temporal al igual que todos los aspectos de la creencia en el tiempo y en el espacio. 3Mientras el tiempo continúe, no obstante, la curación seguirá siendo necesaria como medio de protección. 4Esto se debe a que la curación se basa en la caridad, y la caridad es una forma de perci­bir la perfección en otro aun cuando no puedas percibirla en ti mismo. 5La mayoría de los conceptos más elevados que ahora eres capaz de concebir dependen del tiempo. 6La caridad, en realidad, no es más que un pálido reflejo de un amor mucho más poderoso y todo-abarcador, el cual está mucho más allá de cualquier forma de caridad que te hayas podido imaginar hasta ahora. 7La caridad es esencial para la mentalidad recta aun en la pequeña medida en que ahora puedas alcanzarla.

El significado que el Curso aporta, en este punto, a la caridad, es muy revelador.  

Si buscamos el significado que suele acompañar a este término, encontramos el siguiente: "Virtud teologal del cristianismo que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo".  

La aportación del Curso introduce un matiz diferente, pues nos describe a la caridad como una forma de percibir la perfección en otro aun cuando no puedas percibirla en ti mismo. Entiendo como esencial este aspecto de la caridad con relación al acto de curar. Ver o percibir la perfección en el otro capacita al obrador de milagros para elevar la percepción correcta en el otro y con ello favorecer su curación. 

Una visión condenatoria sobre el comportamiento del otro, en un intento de establecer una relación causa-efecto entre el comportamiento y la enfermedad, no es la percepción correcta para expresar la caridad y con ello la curación.



10. La caridad es una manera de ver a otro como si ya hubiese llegado mucho más allá de lo que en realidad ha logrado en el tiempo hasta ahora. 2Puesto que su pensamiento tiene fallos, no puede ver que la Expiación es para él, pues, de otro modo, no tendría necesidad de caridad. 3La caridad que se le concede es a la vez una confirmación de que necesita ayuda, así como el reco­nocimiento de que la aceptará. 4Estas dos percepciones denotan claramente su dependencia del tiempo, haciendo patente el hecho de que la caridad opera todavía dentro de las limitaciones de este mundo. 5Dije anteriormente que sólo la revelación trans­ciende el tiempo. 6El milagro, al ser una expresión de caridad, tan sólo puede acortarlo. 7Hay que entender, no obstante, que cuando le ofreces un milagro a otro estás acortando su sufri­miento y el tuyo. 8Esto corrige tanto retroactivamente como pro­gresivamente.

La caridad es un anticipo, en el mundo temporal, del Amor Incondicional que rige en el Cielo, en la Eternidad. La percepción correcta nos capacita para saber que el proceso existencial que experimentamos a través del cuerpo es temporal y que la verdadera Vida no está limitada por tal experiencia, sino que se fundirá en el Camino hacia nuestro verdadero Hogar. La caridad se sustenta en esa percepción correcta y ve un mundo a su alrededor que requiere recordar su origen espiritual y eterno. Deposita en los demás esa certeza y favorece el despertar de la consciencia en el otro, viéndolo desde su realidad, desde su perfección, como uno en la Filiación.


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