viernes, 8 de marzo de 2024

Capítulo 2. VI. Miedo y conflicto

VI. Miedo y conflicto

1. Tener miedo parece ser algo involuntario y no estar bajo tu con­trol. 2Mas he dicho ya que sólo los actos constructivos deben ser involuntarios. 3Mi control puede hacerse cargo de todo lo que no es importante, mientras que, si así lo decides, mi asesoramiento puede dirigir todo lo que sí lo es. 4Yo no puedo controlar el miedo, pero éste puede ser auto-controlado. 5Tu miedo me impide darte mi control. 6La presencia del miedo indica que has elevado pensa­mientos corporales al nivel de la mente. 7Eso los pone fuera de mi control y te hace sentir personalmente responsable de ellos, 8Lo cual es una obvia confusión de niveles.

"Debemos dejar de participar en la búsqueda de la solución de aquello que hemos identificado como un problema y pedir al Espíritu Santo, que sea Él, el que nos guíe hasta la solución". 

Lo anterior, forma parte de lo recogido en el desarrollo del Principio 5 de los milagros: Los milagros son hábitos, y deben ser involuntarios. No deben controlarse conscientemente. Los milagros seleccionados conscientemente pueden proceder de un falso asesoramiento. Os dejo el enlace: 

http://aprendiendouncursodemilagros.blogspot.com/2015/02/los-milagros-son-habitos-y-deben-ser.html

El miedo es la fabricación del pensamiento. Es la proyección de la falsa creencia en la separación. El hijo encuentra en su padre la seguridad que ha de llevarle a superar la ilusión del miedo. De igual modo, el Hijo de Dios, al despertar de su "sueño" superará el miedo que lo mantiene atrapado de la percepción errónea y se liberará de sus cadenas y dejará de elevar pensamientos corporales al nivel de la mente.


2.  Yo no fomento la confusión de niveles; tú debes, no obstante, elegir
corregirla. 2Tú no justificarías un comportamiento demente por tu parte diciendo que no pudiste evitarlo. 3¿Por qué, entonces, condonas pensamientos dementes? 4Hay una confusión en esto que te convendría examinar detenidamente. 5Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que piensas. 6La verdad es que eres responsable de lo que piensas porque es sola­mente en ese nivel donde puedes ejercer tu poder de decisión. 7Tus acciones son el resultado de tus pensamientos. 8No puedes separarte de la verdad "otorgándole" autonomía al comporta­miento. 9Éste lo controlo yo automáticamente tan pronto como pongas tu pensamiento bajo mi dirección. 10Siempre que tienes miedo es señal inequívoca de que le has permitido a tu mente crear falsamente y de que no me has permitido guiarla.

Cuanto antes nos demos cuenta de que ninguna acción es arbitraria, sino que responde a una causa cuyo origen se encuentra en la mente, antes lograremos dirigir el poder correctivo al nivel correcto.

Corregir los efectos sin haberlo hecho en la causa, tan solo nos llevará a perpetuar el efecto. Si alimentamos la falsa creencia en la separación, las consecuencias derivadas de ese pensamiento nos llevará a sentir miedo.

3. De nada sirve pensar que controlando los resultados de cual­quier pensamiento falso se pueda producir una curación. 2Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivo­cada. 3Esa es la razón por la que te sientes responsable de ello. 4Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. 5No necesitas orien­tación alguna excepto a nivel mental. 6La corrección debe llevarse a cabo únicamente en el nivel en que es posible el cambio. 7El cambio no tiene ningún sentido en el nivel de los síntomas donde no puede producir resultados.

Cuando el arquitecto percibe un error en la construcción del edificio diseñado previamente en su mente, no actúa sobre ese fallo externo, sino que busca la corrección en la idea original. Ha sido el error de cálculo mental lo que ha originado que se produzcan fallos en su construcción.

Si aplicamos esta idea al tema de la curación, se hace evidente que no será tratando la enfermedad en el nivel de la forma como se logrará la sanación, sino corrigiendo el pensamiento que la ha originado en la mente.

4. Deshacer el miedo es tu responsabilidad. 2Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. 3En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. 4Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. 5A ese nivel tú puedes evitarlo. 6Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condo­nas pasivamente sus creaciones falsas. 7El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. 8La corrección es siempre la misma. 9Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. 10Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.

El miedo forma parte de nuestro actual estado de "sueño". Adquiere forma en nuestras pesadillas y le otorgamos la credibilidad de que es real, pues tiene un efecto directo sobre nuestro estado anímico. Pensamos que aquello que nos ocurre no tiene nada que ver con nuestro control, pero si nos tomamos un minuto para observar el mundo que nos rodea, preguntémonos qué formas no responden a la creación de un pensamiento.


No existen efectos sin causas. El ego nos lleva a creer que tiene la capacidad de crear, pero un efecto basado en la ilusión, en lo no real, no tiene esa capacidad, por lo que no puede generar efectos verdaderos.
El Hijo de Dios es la obra creada por su Padre. El Hijo de  Dios es el Efecto de la Causa Divina y tiene esa misma capacidad para crear. El miedo no puede ser un efecto creado por el Hijo de Dios, cuya Fuerza Creadora es el Amor. Pero puede creer en sus falsas creaciones, esto es, en sus fabricaciones. En este sentido, el miedo es el efecto de creer en la separación.
No hay otro camino que el del Amor para disipar la ilusión del miedo, o lo que es lo mismo, la creencia en la Unicidad, en la Filiación, disipa la percepción errónea de la separación.

5. El miedo es siempre un signo de tensión que surge cuando hay
conflicto entre lo que deseas y lo que haces. 2Esta situación se presenta de dos maneras: Primera, puedes elegir hacer cosas con­flictivas, ya sea simultánea o sucesivamente. 3Esto da lugar a un comportamiento conflictivo, lo cual te resulta intolerable porque la parte de la mente que quiere hacer otra cosa se enfurece. 4Segunda, puedes comportarte de acuerdo a como crees que debes, mas sin querer hacerlo realmente. 5Esto da lugar a un com­portamiento congruente, pero conlleva gran tensión. 6En ambos casos, la mente y el comportamiento están en desacuerdo, lo cual da lugar a una situación en la que estás haciendo algo que real­mente no quieres hacer. 7Esto suscita una sensación de coerción que normalmente produce furia, y es muy probable que también dé lugar a proyecciones. 8Siempre que tienes miedo, es porque aún estas indeciso. 9Tu mente se encuentra, por lo tanto, dividida y tu comportamiento inevitablemente se vuelve errático. 10La corrección a nivel de comportamiento puede cambiar el error del primer tipo al segundo, mas no elimina el miedo.

Este punto nos presenta un aspecto del miedo con el que no estamos muy familiarizados: la falta de coherencia entre el deseo y la acción. Realmente, hemos hablado del miedo como el efecto que causa la creencia en la separación. La falta de coherencia interna tiene ese mismo origen, la dualidad, por lo que es comprensible que esa falta de coherencia mental se traduzca en miedo.

Podemos concluir afirmando que siempre que haya en nosotros división, estaremos sirviendo al miedo.

6. Es posible alcanzar un estado en el que dejas que yo guíe tu mente sin ningún esfuerzo consciente por tu parte, más ello requiere un grado de buena voluntad que tú aún no posees. 2El Espíritu Santo no puede pedirte que hagas más de lo que estás dispuesto a hacer. 3La fuerza para hacer lo que Él te pide procede de una firme resolución por tu parte. 4Hacer la Voluntad de Dios no produce ninguna tensión una vez que reconoces que Su Volun­tad es también la tuya. 5La lección en este caso es muy sencilla, aunque muy fácil de pasar por alto. 6Voy, por lo tanto, a repetirla, y te exhorto a que escuches atentamente. 7Sólo tu mente puede producir miedo. 8Hace eso cada vez que está en conflicto con res­pecto a lo que quiere, lo cual inevitablemente produce tensión, ya que existen discrepancias entre lo que quiere y lo que hace al res­pecto. 9Eso sólo puede corregirse aceptando un objetivo unificado.

A lo largo de las enseñanzas recogida en el Curso, hemos visto como el origen de la creencia en la separación radica en tener una visión distinta a la de nuestro Creador. Ese deseo ha dado lugar a la división de la mente y la fabricación de una ilusión donde el miedo campa a sus anchas.

Veíamos en el punto anterior como la incoherencia, la dualidad, da expresión al miedo. La corrección debe producirse en la mente, de tal modo que, logremos ver desde la unidad. Ahora se comprende mejor como el Amor -visión de la unidad- disipa al miedo -visión dual-.

7. El primer paso correctivo para deshacer el error es darse cuen­ta, antes que nada, de que todo conflicto es siempre una expresión de miedo. 2Dite a ti mismo que de alguna manera tienes que haber decidido no amar, ya que de otro modo el miedo no habría podido hacer presa en ti. 3A partir de ahí, todo el proceso correc­tivo se reduce a una serie de pasos pragmáticos dentro del pro­ceso más amplio de aceptar que la Expiación es el remedio. 4Estos pasos pueden resumirse de la siguiente forma:

5Reconoce en primer lugar que lo que estás experimentando es miedo.
6El miedo procede de una falta de amor.
7El único remedio para la falta de amor es el amor perfecto.
8El amor perfecto es la Expiación.

¿Qué se puede añadir a tan maravillosa exposición? 

8. He subrayado que el milagro -la expresión de la Expiación- ­es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno. 2El reconocimiento de esa dignidad lo re­establece la Expiación. 3Resulta obvio, por lo tanto, que cuando tienes miedo, te has colocado a ti mismo en una posición en la que necesitas la Expiación. 4Has actuado sin amor, al haber elegido sin amor. 5Ésta es precisamente la situación para la que se insti­tuyó la Expiación. 6La necesidad del remedio inspiró su estableci­miento. 7Mientras te limites a reconocer únicamente la necesidad del remedio, seguirás teniendo miedo. 8Sin embargo, tan pronto como aceptes el remedio, habrás des-hecho el miedo. 9Así es como tiene lugar la verdadera curación.

No podemos abordar la comprensión de la dinámica de la Expiación, como recurso para poner fin al miedo y a la creencia en la separación, tan sólo a nivel teórico. Esto sería como decir, se cual es el camino correcto que debo recorrer para alcanzar un objetivo, pero no estoy dispuesto a recorrerlo.

En este sentido, la función del cuerpo adquiere una especial relevancia, ya que gracias a su utilidad podemos dar testimonio de la Expiación, en la medida en que trascendemos las diferencias expresadas por dicho vehículo y decidimos verlo como un canal a través del cual podemos expresar nuestra unidad mental. Ver a nuestros hermanos en su corporalidad y no percibir diferencias entre nosotros, es una demostración real de que el amor está tomando las riendas de nuestra vida. Con esa visión de unidad estamos compartiendo la virtud del milagro.

9. Todo el mundo experimenta miedo. 2Sin embargo, no se reque­riría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiese darse cuenta de por qué se produce. 3Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece totalmente consciente de él todo el tiempo. 4No obstante, si espe­ras librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente. 5La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. 6Nunca duerme. 7Está creando conti­nuamente. 8Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas. 9A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. 10Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos. 11Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. 12Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto. 13No hay pensamien­tos fútiles. 14Todo pensamiento produce forma en algún nivel.


Este apartado termina con un material de profundo significado a la hora de entender el potencial que nos ha llevado a fabricar un mundo de ilusión y de caos. Todo lo que percibimos, ya sea errónea o correctamente, tiene su fuente en la mente. Podemos crear o fabricar, pero ambas dinámicas tienen la misma causa, el pensamiento.

Comprender que la mente es la causa de nuestra actual percepción es un conocimiento muy valioso, pues nos permite reconocer el modo en cómo podemos poner fin a esa visión errónea, nos permite corregir el error usando la mente de forma constructiva.

Si el miedo lo fabrica nuestra mente, será la mente, igualmente, la que nos libere de él.

3 comentarios:

  1. Sencillamente grandiosa muchísimas gracias mucho que meditar

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  2. excelente ahorita en este momento de mi vida eatoy pasando por la perdida de mi madre y el covid y he experimentado los miedos y vacios mas terribles y anexo a eso el cancer de mi hermana pero tambien he experimentado el dejarme en las manos del espiritu santo gracias por esta lectura . me acerca cada ves mas a la paz .

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