IV. Las ilusiones y la realidad del amor (4ª parte).
10. El puente que conduce a la unión contigo mismo conduce inevitablemente al conocimiento, pues fue construido con Dios a tu lado, y te conducirá directamente hasta Aquel en Quien reside tu compleción, la cual es completamente compatible con
Reconocer la verdad, en un mundo fabricado por el maestro ilusionista, por el ego, tan sólo nos resultará posible si estamos dispuestos a llevar a la ilusión ante la verdad, es decir, si estamos dispuestos a amar de manera incondicional. El Amor es la luz que disipará toda oscuridad o, dicho de otro modo, el Amor nos libera de la ilusión del miedo.
Como diría San Agustín: "Ama y haz lo que quieras". El Amor, al liberarnos del miedo, es incapaz de hacer daño, es incapaz de atacar o de responder a cualquier ataque. El Amor nos completa y nos hace libres para crear. El Amor es paz y felicidad. El Amor es la única verdad, pues es eterno. El Amor es infinito y no se agota, sino todo lo contrario, expresa su infinitud.
12. Del mismo modo en que tu Padre no puede olvidarse de la verdad que mora en ti, tú tampoco puedes dejar de recordarla. 2El Espíritu Santo es el puente que conduce hasta Él, el cual fue construido mediante tu voluntad de unirte a Él, y creado por Su júbilo en unión contigo. 3La jornada que parecía interminable está llegando a su fin, pues lo que es interminable está muy cerca. 4Ya casi lo has reconocido. 5Démosle ahora juntos la espalda a todas las ilusiones sin vacilación alguna, y no permitas que nada obstruya el camino que conduce a la verdad. 6Juntos emprenderemos el último viaje inútil que nos aleja de la verdad, y de ahí iremos juntos directamente a Dios, en gozosa respuesta a Su petición de que se le complete.
Reconoceremos la ilusión por su máscara de miedo, por su escasez, por la ausencia de paz y por su temporalidad. Toda vivencia que venga acompañada de alguno de estos aspectos, puedes estar seguro de que es una fabricación del ego y, por tanto, lleva el sello del mejor ilusionista.
13. Si las relaciones especiales, de la clase que sean, dificultan la compleción de Dios, ¿qué valor pueden tener para ti? 2Lo que supondría un impedimento para Dios tiene que serlo para ti también. 3Sólo en el tiempo parece posible que algo pueda impedir la compleción de Dios. 4El puente a través del cual Él quiere llevarte en Sus brazos, te lleva del tiempo a la eternidad. 5Despierta del tiempo, y sin miedo alguno contesta la llamada de Aquel que te hizo eterno cuando te creó. 6A este lado del puente que conduce hacia la intemporalidad no entiendes nada. 7Pero conforme lo cruces con paso ligero, sostenido por la intemporalidad, se te conducirá directamente al Corazón de Dios. 8Y ahí, y sólo ahí, en el centro de Su Corazón, estarás a salvo para siempre porque gozarás de compleción eternamente. 9No hay velo que el Amor de Dios en nosotros no pueda descorrer. 10El camino a la verdad está despejado. 11Recórrelo conmigo.
Tengo una relación especial con la persona con la que contraje matrimonio a una corta edad. Hoy, soy consciente, gracias a la luz que me aportan estas enseñanzas, de que mi relación fue inspirada por una necesidad de compensación del sentimiento de culpa que se estableció en algún momento de mi existencia con ella. Soy consciente de que, tanto ella como yo, estamos intentando sanar heridas que surgieron en el pasado y que dieron lugar a sentimientos de odio y de miedo.
Es una oportunidad para ambos, percibir la relación especial de otra manera, en la que el amor especial, que nos ha condicionado, se convierta en el amor verdadero y liberador de nuestros miedos.
Pongo en manos del Espíritu Santo esta relación, para que sea Su Mente Recta la que nos acompañe en la travesía de cruzar el puente que nos llevará a contemplar el Amor con nuevos ojos, libre de ilusiones y libre de falsas creencias.
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