jueves, 5 de diciembre de 2024

Capítulo 16. IV. Las ilusiones y la realidad del amor (3ª parte).

IV. Las ilusiones y la realidad del amor (3ª parte).

7. Reconoce esto, pues es verdad, y la verdad tiene que ser reco­nocida para que se pueda distinguir de la ilusión: la relación de amor especial es un intento de llevar amor a la separación. 2como tal, no es más que un intento de llevar amor al miedo y de hacer que sea real en él. 3La relación de amor especial, que viola totalmente la única condición del amor, quiere realizar lo imposi­ble. 4¿Cómo iba a poder hacer eso salvo en ilusiones? 5Es esencial que examinemos muy de cerca qué es exactamente lo que crees que puedes hacer para resolver un dilema que te parece muy real, pero que en realidad no existe. 6Ya estás muy cerca de la verdad, y esto es lo único que se interpone entre ti y el puente que te conduce hasta ella.

La afirmación que se recoge en este punto: la relación de amor especial es un intento de llevar amor a la separación, puede poner en jaque a nuestras creencias, pues hemos pensado siempre que dicha relación especial es una oportunidad para compartir nuestro amor con la persona amada.

Pero, como hemos tenido ocasión de expresar anteriormente, el verdadero amor se reconoce porque no es limitante, sino que extiende el principio de la libertad. 

Cuando se establece una relación especial, las partes se adueñan de la identidad del otro y, salvo excepciones, establecen condiciones particulares para que la relación pueda desarrollarse en un entorno feliz. Tras agotar la primera fase de la relación en la que no se perciben como limitantes tales condicionamientos, no tardaremos en darnos cuenta de que la relación se convierte en una experiencia de esclavitud para satisfacer las necesidades de la pareja. 

8El Cielo aguarda silenciosamente, y tus creaciones extienden sus manos para ayudarte a cruzar y para que les des la bienve­nida. 2Pues son ellas lo que andas buscando. 3Lo único que buscas es tu compleción, y son ellas las que te completan. 4La relación de amor especial no es más que un pobre substituto de lo que en verdad -y no en ilusiones- te completa. 5La relación que tienes con tus creaciones está libre de culpa, y esto te permite contem­plar a todos tus hermanos con gratitud, pues tus creaciones fue­ron creadas en unión con ellos. 6La aceptación de tus creaciones es la aceptación de la unicidad de la creación, sin la cual nunca podrías ser completo. 7Ninguna clase de especialismo te puede ofrecer lo que Dios ha dado, y lo que tú das junto con Él.

Nuestras creaciones son aquellas que compartimos con Dios y con la Filiación. Dichas creaciones sí llevan el sello del verdadero amor, pues es imposible crear sin la esencia del amor. Nuestras creaciones tienen su origen en la mente que compartimos con la Fuente que nos ha creado y deben ser compartidas, igualmente, con el resto de la creación. Por lo tanto, todas nuestras creaciones son expresiones, pensamientos de amor. Son esas expresiones de amor las que nos completan, las que nos llevan a experimentar la Unidad de la Creación.

9. Al otro lado del puente se encuentra tu compleción, pues esta­rás completamente en Dios, sin querer nada en especial, excepto ser exactamente como Él, y mediante tu compleción le brindarás a Él la Suya. 2No tengas miedo de cruzar el puente y entrar a la morada de la paz y de la perfecta santidad. 3Sólo ahí está estable­cida para siempre la compleción de Dios y la de Su Hijo. 4No busques esto en el desolado mundo de las ilusiones, donde nada es seguro y todo te deja insatisfecho. 5En el Nombre de Dios, estáte completamente dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 6En cualquier relación en la que estés totalmente dispuesto a aceptar la compleción y sólo la compleción, ahí Dios se completa, y Su Hijo junto con Él.

A estas alturas del conocimiento que estamos recibiendo, tenemos información suficiente para reconocer cuál es el camino correcto que debemos recorrer. Se trata de des-hacernos de las viejas creencias que han gobernado nuestra vida, para, de este modo, cambiar nuestra visión, nuestra percepción errónea, lo que nos permitirá elegir como nuestro maestro y guía al Espíritu Santo. 

De Su Mano, cruzaremos el puente que nos llevará a la orilla donde nos reencontraremos con nuestro Padre, con la Fuente del Amor y en cuyo seno alcanzaremos nuestra compleción.

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