miércoles, 22 de enero de 2025

Capítulo 17. VII. La invocación a la fe (3ª parte).

VII. La invocación a la fe (3ª parte).

7. El poder que se ha depositado en ti, en quien se ha establecido el objetivo del Espíritu Santo, transciende tanto tu limitada con­cepción de lo infinito, que no tienes idea de la magnitud de la fuerza que te acompaña. 2Y puedes usar esta fuerza con perfecta seguridad. 3No obstante, a pesar de su extraordinario poder, tan grande que se extiende allende las estrellas hasta el universo que se encuentra más allá de ellas, tu insignificante falta de fe la puede neutralizar, si en su lugar prefieres valerte de tu falta de fe.

Cuando nuestra mirada se dirige a la inmensidad del universo, no podemos evitar sentirnos "insignificantes" ante tanta grandiosidad. A pesar de ello, esa grandeza se encuentra en nuestro interior, formando parte íntegra de nuestra verdadera identidad espiritual.

La pequeñez forma parte del pensamiento que sirve al sistema de creencia del ego. Percibir la verdad hará caer ese velo que no nos permite ver nuestra realidad divina. La Visión Espiritual nos abrirá la puerta que nos conduce a la grandeza y juntos a nuestros hermanos, retornaremos de nuevo a compartir el Conocimiento Directo con nuestro Creador.

8Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descu­bre la causa de tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tu hermano es por lo que él te hizo a ti. 2Mas por lo que realmente lo culpas es por lo que tú le hiciste a él. 3No le guardas rencor por su pasado sino por el tuyo. 4Y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste. 5Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él. 6Lo que nunca existió no tiene causa, ni está ahí para obstruir a la verdad. 7La falta de fe no tiene causa; la fe, en cambio, sí tiene Causa. 8Esa Causa ha entrado a formar parte de toda situación que comparta Su propósito. 9La luz de la verdad brilla desde el centro de la situación, y ejerce influencia sobre todos aquellos a quienes el propósito de la situación llama. 10Y llama a todo el mundo. 11No hay situación que no incluya a toda tu relación, a todos sus aspectos y a todas sus partes. 12No puedes excluir ningún aspecto de ti mismo y esperar que la situación siga siendo santa. 13Pues ese aspecto comparte el propósito de tu relación en su totalidad y deriva su significado de ella.

La psicología de la mente humana surge de la base de un error ancestral que da lugar a proyectar fuera todo aquello que negamos dentro. Así, al no aceptarnos como pecadores, lanzamos nuestra culpa sobre los demás, lo que nos llevará a juzgarlos y a castigarlos por sus pecados. 

La falta de amor hacia nosotros mismos nos lleva a buscar el amor especial en el otro, pero lo hacemos desde la culpa que esa falta de amor nos genera.

El creernos especiales nos lleva a visionarnos como seres separados del resto de la humanidad. Esa visión es proyectada, igualmente, sobre los demás, llevándonos a interpretar al otro como nuestro enemigo.

9. A menos que la fe que tienes en tu hermano te acompañe en toda situación, serás infiel a tu propia relación. 2Tu fe exhortará a los demás a que compartan tu propósito, tal como el propósito en sí invocó la fe en ti. 3Y verás los medios que una vez empleaste para que te condujesen a las ilusiones, transformados en medios que te conducen a la verdad. 4La verdad invoca la fe, y la fe le hace sitio a la verdad. 5Cuando el Espíritu Santo cambió el propó­sito de tu relación al intercambiar el tuyo por el Suyo, el objetivo que estableció en ella se extendió a toda situación en que jamás puedas verte envuelto. 6Y así liberó del pasado todas las situacio­nes que éste habría desprovisto de significado.

A menos que la creencia en la unidad que nos mantiene unidos a nuestros hermanos se convierta en la fortaleza de nuestra fe, seremos infieles a toda relación. Percibiremos al otro como a nuestro enemigo y lo atacaremos para evitar de este modo su ataque.

Nuestra fe debe contagiar a los demás, pues la verdad que ha abierto nuestros ojos a la realidad que compartimos con el Espíritu Santo también se encuentra en cada uno de nuestros hermanos.

Tan solo la ilusión provocada por la falta de fe puede poner en peligro esa relación de amor.

10. Invocas la fe por razón de Aquel que te acompaña en toda situación. 2Ya no estás completamente loco ni tampoco solo. 3Pues la idea de que en Dios puede haber soledad no puede sino ser un sueño. 4Tú, cuya relación comparte el objetivo del Espíritu Santo, has sido alejado de la soledad porque la verdad ha llegado. 5Su invocación a la fe es poderosa. 6No uses tu falta de fe contra la verdad, pues ésta te exhorta a que te salves y a que estés en paz. 

La soledad forma parte del mundo irreal que ha fabricado el ego. Al percibir al otro como separado de nosotros, lo que estamos haciendo es proyectar nuestra división interior, nuestra unidad. Ello nos lleva a percibir la necesidad en forma de soledad. Es como si nos faltase una parte de nuestra unidad. Esa parte son los demás, con los que en verdad formamos la creación de Dios.

Cuando la fe participa de la Mente Recta, nos lleva a percibir al otro formando parte de nuestro ser. Esa visión nos lleva a compartir el amor en nuestras relaciones y, por tanto, a gozar plenamente de los pensamientos compartidos con los demás.

martes, 21 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 21

LECCIÓN 21

Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

1. La idea de hoy es obviamente una continuación y ampliación de la anterior. 2Esta vez, sin embargo, además de aplicar la idea a cualquier situación concreta que pueda surgir, son necesarios también períodos específicos de búsqueda mental. 3Se te exhorta a que lleves a cabo cinco sesiones de práctica de un minuto completo cada una.

2. Inicia las sesiones de práctica repitiendo la idea en tu interior. 2Luego cierra los ojos y busca con minuciosidad en tu mente aquellas situaciones pasadas, presentes o previstas que susciten ira en ti. 3La ira puede manifestarse en cualquier clase de reacción, desde una ligera irritación hasta la furia más desenfrenada. 4El grado de intensidad de la emoción experimentada es irrelevante. 5Te irás dando cuenta cada vez más de que una leve punzada de molestia no es otra cosa que un velo que cubre una intensa furia.

3. Trata, por lo tanto, durante las sesiones de práctica, de no dejar escapar aquellos pensamientos de ira que consideras "insignificantes". 2Recuerda que no reconoces realmente qué es lo que suscita ira en ti, y nada de lo que puedas creer al respecto tiene significado alguno. 3Probablemente te sentirás tentado de emplear más tiempo en ciertas situaciones o personas que en otras, sobre la base falsa de que son más "obvias" 4Esto no es cierto. 5Es meramente un ejemplo de la creencia de que ciertas formas de ataque están más justificadas que otras.

4. Al escudriñar tu mente en busca de todas las formas en que se presentan los pensamientos de ataque, mantén cada uno de ellos presente mientras te dices a ti mismo:

2Estoy decidido ver a _____ (nombre de la persona] de otra manera.
3Estoy decidido a ver _____ [especifica la situación] de otra manera.

5. Trata de ser tan específico como te sea posible. 2Puede, por ejemplo, que concentres tu ira en una característica determinada de alguna persona en particular, creyendo que la ira se limita a ese aspecto. 3Si tu percepción sufre de esa forma de distorsión, di:

4Estoy decidido a ver [precisa la característica] de [nombre de la persona] de otra manera.


¿Qué me enseña esta lección? 

Magnífica lección, que nos lleva a “vernos” en el otro. Cuando proyecto mi manera de ver las cosas en el otro y lo juzgo de una manera condenatoria, estoy viendo reflejado en él mi manera de ver las cosas y lo hago porque esa apreciación condenatoria habita en mi interior. Aquello en lo que no creo, no lo veré. Y aquello en lo que creo es fruto de lo que deseo ver. Por lo tanto, el filtro de nuestros deseos y emociones nos influencia a la hora de ver las cosas y, por ello, a la hora de dar una respuesta a las situaciones que vivimos. 

He sido testigo de una experiencia dolorosa de relación basada en el reproche. Mientras que mi acompañante ha proyectado su ira sobre la otra persona, a la cual ha juzgado de injusta, yo no he podido tener esa apreciación. Me he preguntado por qué, y la única respuesta que encuentro es que yo no me he sentido atacado por ese sentimiento de injusticia, mientras que ella sí, por el único motivo de que ella es injusta consigo misma. 

Debemos hacer un esfuerzo para ver de manera diferente aquello que percibimos. Para ello, nos ayudará la certeza, la creencia verdadera, de que todos formamos una unidad. Cuando esta manera de percepción cale en todo nuestro ser, ¿cómo podremos atacar a nuestro hermano? Si lo hacemos, estaremos atacándonos a nosotros mismos. 

Si contemplamos nuestro cuerpo físico como un todo orgánico, compuesto por billones de células que se han unido para constituir una máquina saludable, observamos que esa filiación celular mantendrá el equilibrio orgánico mientras que exista en sus relaciones un estado de armonía implícita. Ahora bien, cuando se produce un ataque de una parte de las células a otras, entonces el conflicto celular da origen a la enfermedad. 

El cuerpo por sí mismo no tiene la capacidad de favorecer un estado de armonía o desarmonía, ya que responde a los estímulos de la mente y ésta no es otra cosa que el foco a través del cual se comunica el Espíritu. Si la mente no responde a los estímulos de unidad emitidos por el Espíritu y se manifiesta independiente de Él, se produce una manifestación incoherente que dará lugar a esos desarreglos orgánicos. 

La enfermedad la percibimos como real porque es una de las creencias más sólidas en las que se basa el sistema de pensamiento del ego. No olvidemos que "el cuerpo no puede crear y la creencia de que puede -error básico- ­da lugar a todos los síntomas físicos" (T-2.IV.2:6).

 

Ejemplo-Guía: "Mi cuerpo está enfermo". 

Aplicar la lección a este ejemplo nos lleva, de entrada, a cambiar la definición del propio ejemplo, pues si elegimos ver las cosas de otra manera, tendré que ver el cuerpo con otra visión distinta a la que habitualmente he tenido. Es decir, si expreso que "mi cuerpo está enfermo", le estoy atribuyendo una condición que no tiene, pues el cuerpo no puede enfermar, pues no puede crear desde la percepción errónea.

La nueva visión abre mi mente a una nueva creencia, la cual me lleva a expresar que es en mi mente donde debo buscar la verdadera causa del error, del conflicto, aunque nuestros ojos físicos lo vean manifestado en el cuerpo como lo que es, un efecto. Por lo tanto, ya tenemos una aplicación de esta lección al ejemplo-guía elegido hoy. 

A partir de esa nueva visión, escudriñamos nuestra mente para identificar la causa que da origen al trastorno físico. Descubriremos que esa causa siempre tiene un mismo origen, la mente dual que cree ciegamente en la separación. El creernos escindidos de la comunión con Dios nos lleva a adquirir una identidad separada del Creador y, por ende, de todo lo creado. Ese pensamiento se ha convertido, igualmente, en la causa del miedo, como emoción contraria al Amor. 

Sentimos miedo por todo y esto es así porque nos sentimos separados de nuestra Fuente.

Al igual que un niño se siente seguro cuando se ve protegido por la presencia de sus padres, el Ser, al sentirse separado de su Creador, siente miedo, principalmente, porque cree que ha desobedecido la Voluntad de su Padre, al cual atribuye la responsabilidad de las cosas "malas" que le ocurren. Se trata de una respuesta instintiva que responde al mandato de "ganarás el pan con el sudor de tu frente", en ese instante ancestral en el que Adán y Eva fueron expulsados -ilusoriamente- del Edén.
 

Esa separación no es real. Siempre hemos permanecido habitando ese Edén, pero nuestra elección de crear individualmente y de adquirir conciencia nos llevó a fabricar un "estado" separado del Edén-Unidad. En este estado, la vía de aprendizaje elegida es la percepción y cuando nuestra mente "recapitula" la elección de servir al deseo-causa de la separación, el estado esencial del Amor, que es la armonía, se ve distorsionado dando lugar a un estado de desarmonía y de incoherencia que se manifiesta como la enfermedad. 

Dentro del sueño, una percepción nueva de la enfermedad debe llevarnos a interpretarla como una vía de aprendizaje, lo cual siempre es positivo, revelándonos que su única causa se encuentra en la errónea creencia de que nos encontramos separados de nuestro Creador y de Su Creación. La enfermedad no debemos juzgarla como mala y negativa. Esa visión es carente de lucidez, en los términos que estamos explicando, pues al formar parte del sistema de pensamiento del ego, la enfermedad carece de verdadero significado, salvo el que el ego le otorga para afianzar la credibilidad de su falsa identidad. 

He de reconocer que el tema de la salud es de interés compartido por muchos estudiantes de los temas espirituales. Quizás supere en ese supuesto ranking de interés a otros muchos temas. En realidad, esto es una apreciación errónea de la mente que le gusta moverse en el campo de las comparaciones. Ya sabemos que, al igual que no hay grados de dificultad en los milagros, tampoco los hay a la hora de valorar aquello que llamamos problemas. La causa de todos los problemas, acabamos de analizarlo, es la elección de nuestra mente de basar sus creencias en la separación y en la falta de Amor. 

Cuando escudriñemos nuestra mente, no lo hagamos con la intención de buscar la "causa-culpa"; si así lo hacemos, nos descubriremos, a renglón seguido, castigándonos en demanda de "redimirnos". ¿Esto dónde nos lleva? Pues sencillamente a "nacer de nuevo", es decir, a ver las cosas de otra manera, a ver las cosas desde la verdad. Y la verdad nos revela que somos Seres de Luz, inocentes e impecables. Nada de lo que podamos hacer nos puede dañar, salvo que en nuestra mente creamos que lo puede hacer. En verdad, no tenemos que hacer nada, salvo expresar nuestros dones y talentos. Nuestra esencia es Amor. Vivámoslo. 

Reflexión: Si lo que percibes es el efecto de lo que deseas, ¿qué debes hacer para cambiar tu percepción de dolor, de infelicidad, etc.?

Capítulo 17. VII. La invocación a la fe (2ª parte).

VII. La invocación a la fe (2ª parte).

4. Únicamente lo que tú no has dado es lo que puede faltar en cualquier situación. 2Pero recuerda esto: la santidad fue la meta que se fijó para tu relación, y no fuiste tú quien lo hizo. 3No fuiste tú quien la fijó porque la santidad no se puede ver excepto mediante la fe, y tu relación no era santa por razón de la limitada y reducida fe que tenías en tu hermano. 4Tu fe tiene que aumen­tar para poder alcanzar la meta que se ha fijado. 5La realidad de la meta facilitará eso, pues te permitirá ver que la paz y la fe no vienen por separado. 6¿Cómo podrías estar en una situación sin tener fe y al mismo tiempo serle fiel a tu hermano?

La Filiación Divina, el Hijo de Dios, goza de la santidad de Su Padre. El Amor y la Unidad son dos de sus Atributos y son eternos. El Amor es inquebrantable. Cuando otra creencia se interpone ante esa verdad, se produce una alteración en la fe verdadera, lo que da lugar a la mala fe o creencia errónea. Podemos decir que la mala fe es lo mismo que la falsa fe, pues lo que nos está indicando es que la ilusión se ha apoderado de la verdadera realidad.

La falsa fe nos lleva a interpretar a nuestros hermanos como a nuestros enemigos. Los percibimos con una identidad pasajera y quebrantable, lo que significa la ausencia de la esencia del Amor. Identificado con una personalidad pecadora y merecedora del castigo que mitigue la culpa que siente, la santidad que comparte la Filiación desaparece bajo las sombras que proyecta la identidad egoica.

5. Cada situación en la que te encuentras no es más que un medio para satisfacer el propósito que se estableció para tu relación. 2Si la ves como algo diferente, es que te falta fe. 3No hagas uso de esa falta de fe. 4Deja que se presente y obsérvala con calma, pero no hagas uso de ella. 5La falta de fe es la sierva de lo ilusorio, y es totalmente fiel a su amo. 6Haz uso de ella, y te llevará directa­mente a las ilusiones. 7No te sientas tentado por lo que te ofrece. 8La falta de fe no supone ningún obstáculo para el objetivo, sino para el valor que éste tiene para ti. 9No aceptes la ilusión de paz que te ofrece, sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento y reconoce que es una ilusión.

Cada encuentro de relación con nuestros hermanos es una invitación a dar fe de nuestra creencia en la unidad. Ello supondrá que reconocemos a nuestro hermano como parte integrante de la Filiación que conforma el acto creador de Dios.

Verlo de otra manera, esto es, verlo desde la falta de fe, nos mostrará el contenido de nuestra creencia errada en la separación.

Todo ello da lugar, me refiero a la situación que da lugar a una experiencia de relación, a poner a prueba nuestra fe en la verdad. Nos enfrentamos, una vez más, a elegir la realidad o la ilusión. Si no queremos ver a nuestro hermano desde la unidad, es porque no creemos en que ello sea verdad. Siempre proyectamos fuera de nosotros aquello que vemos en nuestro interior. Al vernos como pecadores, separados de nuestro Creador, trasladaremos esa misma visión fuera de nosotros, de tal modo que el otro será alguien ajeno a nosotros.

6. El objetivo de la ilusión está tan estrechamente vinculado a la falta de fe como la fe lo está a la verdad. 2Si pones en duda que alguien pueda desempeñar su papel, y desempeñarlo perfecta­mente en cualquier situación entregada de antemano a la verdad, es que la entrega no fue absoluta. 3Esto significa que no has tenido fe en tu hermano y que has usado tu falta de fe contra él. 4Nin­guna relación es santa a menos que su santidad la acompañe a todas partes. 5De la misma manera en que la santidad y la fe van de la mano, así su fe tiene también que acompañarla a todas par­tes. 6La realidad del objetivo inspirará y obrará cualquier milagro que sea necesario para su logro. 7Cualquier cosa tanto si es dema­siado grande como demasiado pequeña, demasiado débil o de­masiado apremiante, será puesta dulcemente a su servicio para apoyar su propósito. 8El universo la servirá gustosamente, tal como ella sirve al universo. 9Pero no interfieras.

La luz de la verdad resplandece eternamente para todo aquel que quiere gozar de ella. Tan solo tenemos que invocarla en nombre del amor que nos une a ella, para que se nos muestre a la consciencia. El acto consciente de buscar la verdad es un llamamiento para que todas las fuerzas que trabajan para el amor se pongan a nuestra disposición y nos allanen el camino para disfrutar de ese encuentro milagroso.

lunes, 20 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 20

LECCIÓN 20
  
Estoy decidido a ver.

1. Hemos tenido hasta ahora una actitud bastante relajada con respecto a nuestras sesiones de práctica. 2Apenas hemos tratado de dirigir el momento en que debes llevarlas a cabo; el esfuerzo requerido por tu parte ha sido mínimo, y ni siquiera se te ha pedido que cooperes o que te intereses activamente en ellas. 3Este enfoque ha sido intencional, y ha sido planeado muy cuidadosamente4No hemos perdido de vista lo importante que es invertir completamente tu manera de pensar. 5La salvación del mundo depende de ello. 6Mas no podrás ver si te sientes coaccionado, o si te abandonas al resentimiento y a la oposición.

2. Ésta es la primera vez que intentamos establecer cierta estructura2No interpretes esto erróneamente como un intento de querer ejercer presión o fuerza. 3Deseas la salvación. 4Deseas ser feliz. 5Deseas la paz. 6No lo has logrado todavía porque tu mente no tiene ninguna disciplina, y no puedes distinguir entre la dicha y el pesar, el placer y el dolor, o el amor y el miedo. 7Ahora estás aprendiendo a diferenciar unos de otros. 8Y grande en verdad será tu recompensa cuando lo logres.

3. Tu decisión de querer ver es todo lo que requiere la visión. 2Lo que quieres se te concede. 3No cometas el error de creer que el pequeño esfuerzo que se te pide es una indicación de que nuestro objetivo es de poco valor. 4¿Cómo iba a ser la salvación del mundo un propósito trivial? 5¿Y cómo podría salvarse el mundo si no te salvas tú? 6Dios tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. 7Su voluntad se hace porque se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra. 8Con tu decisión de querer ver, se te da la visión.

4. Los ejercicios de hoy consisten en que te recuerdes a ti mismo a lo largo del día que quieres ver. 2La idea de hoy implica tácitamente también el reconocimiento de que ahora no ves. 3Por lo tanto, cada vez que repites la idea, estás afirmando que estás decidido a cambiar tu estado actual por uno mejor, por uno que realmente deseas.

5. Repite la idea de hoy lentamente y a conciencia por lo menos dos veces por hora, y trata de hacerlo cada media hora. 2No te desanimes si se te olvida hacerlo, pero esfuérzate al máximo por acordarte. 3Las repeticiones adicionales deben aplicarse a cualquier situación, persona o acontecimiento que te perturbe. 4Pue­des verlos de otra manera, y los verás. 5Verás lo que desees ver. 6Ésta es la verdadera ley de causa y efecto tal como opera en el mundo.

¿Qué me enseña esta lección? 

Este ejercicio nos hace conscientes del verdadero poder con el que El Creador nos ha dotado. Somos el Hijo y hemos sido creados a Su imagen y semejanza. Cada uno de nosotros tiene el poder de elegir. Si yo decido ver una realidad inspirada por mis emociones, por mi afán de individualidad, fabricaré un mundo de separación e individualidades. 

Forjaré esa visión en mi patrón de creencias y daré forma a mi vida en virtud de esa visión. Mis hábitos basados en esas creencias darán lugar a un destino y el círculo quedará cerrado para justificar mi percepción errónea, nacida de un deseo de ver desde mi propia individualidad.

Sin embargo, esa percepción es irreal, pues al igual que nuestros hijos forman parte de una misma familia, el Hijo de Dios forma la Filiación Santa. La Unidad de esa Filiación pone en evidencia el error de la creencia del ego en la separación. 

Nuestra elección debe ser ver la realidad y la verdad que permanece olvidada por el sueño que ha fabricado el ego.

Pongamos en uso nuestro poder creador y creemos esa visión de filiación y de unidad con Dios. El Amor a través del perdón es el camino que ha de permitirnos despertar de ese sueño. 

En la aplicación de este ejercicio he puesto en práctica el deseo de ver a mis hermanos tal y como son, Hijos de Dios y no meramente cuerpos materiales. Mi voluntad, mi elección de ver, me ha llevado a ser consciente de momentos o instantes santos con respecto a esta visión. 

En mi elección de ver, la obra de Bruce Lipton, "La biología de las creencias", me ha ayudado a adquirir una visión nueva y diferente a la hora de relacionar el pensamiento con el cuerpo.

 

Ejemplo-Guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera". 

En las lecciones anteriores hemos ido entrenando nuestra mente para favorecer un nuevo aprendizaje. Al igual como ocurre en cualquier proceso de entrenamiento, tenemos que tener presente que, en las primeras fases, es lógico que aparezcan los clásicos síntomas de "agujetas" como consecuencia de que nuestra "musculatura" no está habituada a efectuar ciertos ejercicios. Pero, al poco tiempo, este síntoma desaparece y, en su lugar, recibimos con agrado nuevas sensaciones que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, pues evidenciamos que el esfuerzo que estamos realizando comienza a dar sus frutos. Nos sentimos más ágiles, flexibles y dinámicos; es como si nos sintiésemos más vivos. 

Esta analogía nos ayuda a comprender las sensaciones que hemos ido experimentando a lo largo de estos primeros 19 días de prácticas de los ejercicios propuestos en las lecciones. 

Muchos que inician un proceso de entrenamiento suelen abandonarlo transcurridos unos días de haberlo comenzado. Tal vez, la exigencia de mantener un compromiso permanente, una actitud de continua actividad, le lleve a replantearse su elección inicial y finalmente decida abandonar el entrenamiento. 

Con la actual lección, tenemos que tomar una decisión que considero crucial. ¿Por qué? Pues porque tenemos que elegir entre "ver" como hasta ahora lo hemos hecho o, por el contrario, aceptar la invitación que nos traslada esta lección para ser conscientes de que, por encima de todo, nuestra voluntad es "ver" la verdad. 

Podemos contarnos entre los que han adquirido todo el saber teórico que nos ofrece este mundo y, sin embargo, continuar sin ver la verdad que se encuentra más allá de la percepción del mismo. Con ello quiero decir que el saber teórico no nos aporta la visión verdadera, salvo que tengamos la firme voluntad de verla y experimentarla. 

Eso, ¿dónde nos lleva? Elegir "ver" nos lleva a desaprender, a deshacernos de las creencias viejas y nos sitúa en una nueva vibración que nos permite mantenernos alerta cuando nos encontramos con los efectos de nuestros pensamientos. 

Si aplicamos esta enseñanza a este ejemplo, cuando nos encontremos ante una situación que antes interpretábamos como conflictiva, ahora nuestra actitud es distinta. Ya no vemos a nuestro hijo separado de nosotros. Ya somos conscientes de que aquello que interpreta nuestra mente está basado en el pasado, cuando en verdad no tiene el significado que le habíamos otorgado. Ahora vives el presente como una oportunidad de ver la situación de otra manera. Ahora eliges ver la verdad, eliges ver a tu hijo como un Ser Espiritual, inocente e impecable. Esa nueva visión te ofrecerá paz y felicidad y ese nuevo pensamiento, recuérdalo, sus efectos no lo experimentarás tan sólo tú, sino también tu hijo. 

Ese es el verdadero milagro. 

Reflexión: ¿Con qué intensidad deseas ver la realidad?

Capítulo 17. VII. La invocación a la fe (1ª parte).

VII. La invocación a la fe (1ª parte).

1. Los sustitutos de cualquier aspecto de una situación son los testigos de tu falta de fe. 2Demuestran que no creíste que la situa­ción y el problema estuviesen en el mismo lugar. 3El problema era la falta de fe, y esto es lo que demuestras cuando lo separas de su fuente y lo pones en otro lugar. 4Como resultado de ello, no ves el problema. 5De no haberte faltado la fe de que podía ser resuelto, el problema habría desaparecido. 6Y la situación habría tenido sentido para ti porque se habría eliminado cualquier interferen­cia que hubiese impedido que la entendieses. 7Trasladar el pro­blema a otro lugar es perpetuarlo, pues te desentiendes de él y haces que sea irresoluble.

¿Quiénes son esos "sustitutos"? Jesús utiliza este término para aludir a los pensamientos que conforman las creencias erróneas. Es por ello que nos sitúa el error en la creencia de que la situación y el problema estuviesen en el mismo lugar. Añade que el problema es la falta de fe, o lo que es lo mismo, la creencia correcta, la que ha de llevarnos a comprender que la causa y el efecto no podemos fracturarlos, no podemos pensar que están separadas la una de la otra, sino que son los dos polos de un mismo eje.

Si no conocemos la causa, no entenderemos los efectos. Aparecen los problemas, pero no lo afrontamos adecuadamente, pues no conocemos el sentido de la situación. Cuando realmente el problema nos está revelando cuál es la situación. Si aplicamos esta secuencia a la experiencia de relación especial, donde la causa-situación aparece desvinculada del efecto-problema, comprenderemos la razón por la cual dicha experiencia suele ser frustrante.

La situación y el problema no se producen separadamente, es decir, no podemos pretender que la causa-situación la ubiquemos en el pasado y el efecto-problema lo percibamos en el presente. El concepto tiempo debe ser visto desde otra perspectiva. que nos permita comprender que el pasado pasó y que tan solo en el presente se nos muestra la percepción verdadera de la causa-efecto, de la situación-problema. Es en ese presente donde podremos tener acceso consciente del problema y, de la mano de la fe, de la creencia en ello, podremos elegir ver el problema desde el perdón, sin que la creencia en la separación nuble nuestra consciencia de la verdad.

2. No hay ningún problema que la fe no pueda resolver. 2Si trasla­das cualquier aspecto de un problema a otro lugar, ello hará que sea imposible solventarlo. 3Pues si trasladas parte del problema a otro lugar, el significado del problema inevitablemente se pierde, y la solución del problema radica en su significado. 4¿No es posi­ble acaso que todos tus problemas ya se hayan resuelto, pero que tú te hayas excluido a ti mismo de la solución? 5La fe, no obstante, tiene que estar donde algo se ha consumado, y donde tú ves que se consumó.

La afirmación con la que comienza este punto nos lleva a comprender que la creencia en la unidad que mantiene a la Filiación unida a Su Creador es el correctivo de cualquier problema. El ego, que es un experto fracturador de la verdad, piensa que hay muchos tipos de problemas, y esto es así debido a que cree en la separación. Si creyese en la unidad, la causa del problema desaparecería, lo que nos llevaría a la visión correcta de que el problema es un error, que se corrige negando su existencia.

Si el problema que percibimos es que sembramos la semilla de un peral y el árbol nos da manzanas, lo que percibimos como problema, esto es, las manzanas, nos está revelando que cometimos un error a la hora de elegir la semilla, es decir, no separamos la elección de la semilla de los frutos obtenidos. Verlo desde el presente como una unidad nos permitirá aplicar el correctivo correcto, elegir conscientemente la semilla adecuada para que nos ofrezca los frutos adecuados.

3. Una situación es una relación, pues es una confluencia de pen­samientos. 2Si se perciben problemas, es porque se cree que los pensamientos están en conflicto. 3Mas si el objetivo es la verdad, eso es imposible. 4Alguna idea relacionada con el cuerpo tuvo que haberse inmiscuido, ya que las mentes no pueden atacar. 5Pensar en cuerpos indica falta de fe, pues los cuerpos no pueden solven­tar nada. 6El que se inmiscuyan en la relación -lo cual es un error acerca de lo que piensas de la situación- es lo que entonces se convierte en la justificación de tu falta de fe. 7Cometerás este error, pero no dejes que ello sea motivo de preocupación para ti. 8El error no importa. 9La falta de fe que se lleva ante la fe nunca será un escollo para la verdad. 10Pero usar la falta de fe contra la verdad siempre destruirá la fe. 11Si te falta fe, pide que se te restituya allí donde se perdió, y no intentes que se te indemnize por ella en otra parte, como si se te hubiese privado injustamente de ella.

Cuando nuestra relación con los demás nos lleva a percibirlos como cuerpos, lo que estamos haciendo es identificarlos incorrectamente y la causa de ello tan solo se encuentra en nuestras creencias, en nuestros pensamientos, los cuales defienden que somos lo que percibimos erróneamente.

Si depositamos nuestra fe en creencias falsas, no sabremos identificar correctamente dónde se encuentra la solución a nuestros problemas. Mantenernos fieles a la "mala fe" o a la carencia de fe nos llevará a ir ciegos por la vida y a no ver la verdad. El sistema de pensamiento del ego se caracteriza precisamente por su empeño en mantenernos alejados de la creencia correcta, para lo cual merma nuestra fe en la verdad, mostrándonos pruebas de que tan solo el mundo de la percepción es el verdadero.

domingo, 19 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 19

LECCIÓN 19

No soy el único que experimenta los efectos de mis pensamientos.

1. La idea de hoy es obviamente la razón por la que lo que ves no te afecta a ti solo. 2Notarás que las ideas que presentamos relacionadas con el acto de pensar a veces preceden a las que están relacionadas con la percepción, mientras que en otras ocasiones se invierte ese orden. 3Eso se debe a que el orden en sí no importa. 4El acto de pensar y sus resultados son en realidad simultáneos, ya que causa y efecto no están nunca separados.

2. Hoy volvemos a hacer hincapié en el hecho de que las mentes están unidas. 2Rara vez se acoge bien esta idea al principio, puesto que parece acarrear un enorme sentido de responsabilidad, e incluso puede considerarse como "una invasión de la vida íntima”. 3Sin embargo, es un hecho que no existen pensamientos privados. 4A pesar de tu resistencia inicial a esta idea, ya entenderás que para que la salvación sea posible, esta idea tiene que ser verdad. 5la salvación tiene que ser posible porque es la Voluntad de Dios.

3. El minuto de búsqueda mental que se requiere para los ejercicios de hoy debe hacerse con los ojos cerrados. 2Repite primero la idea de hoy y luego escudriña tu mente en busca de aquellos pensamientos que se encuentren en ella en ese momento. 3A medida que examines cada uno de ellos, descríbelo en función del personaje o tema central que contenga, y mientras lo mantienes en la mente, di:

4No soy el único que experimenta los efectos de este pensamiento acerca de ____

4. El requisito de ser lo más imparcial posible al seleccionar los objetos para las sesiones de práctica ya te debe resultar bastante familiar a estas alturas, y de aquí en adelante no se repetirá diariamente, aunque se incluirá de vez en cuando a modo de recordatorio. 2No olvides, sin embargo, que seleccionar los objetos al azar en todas las sesiones de práctica seguirá siendo esencial hasta el final. 3Esta falta de orden en el proceso de selección es lo que hará que finalmente tenga sentido para ti el hecho de que no hay grados de dificultad en los milagros.

5. Además de las aplicaciones de la idea de hoy "según lo dicte la necesidad", se requieren por lo menos tres sesiones de práctica, aunque el tiempo requerido para las mismas podría acortarse si ello fuese necesario. 2No intentes hacer más de cuatro.

¿Qué me enseña esta lección? 

He aquí una de las claves que el ego utiliza en sus relaciones y de la que, sin embargo, no es consciente: la responsabilidad de la extensión de los pensamientos. Cada vez que emitimos una creencia, un pensamiento, los efectos del mismo afectan igualmente a los demás. Es más, el poder de la palabra, como vehículo utilizado por el pensamiento, es capaz de fabricar una realidad ficticia en la mente de los demás, dando lugar a una cadena de errores compartidos. 

Cuando hablamos, emitimos una energía que el otro capta en forma de impresión, la cual puede quedar a un nivel consciente o inconsciente, pero lo que está claro es que le afectará en su estado anímico. 

La relación existente de verdadera Filiación, hace que cada pensamiento encuentre en los demás un efecto, al igual que en nosotros, pues el otro y yo somos uno. Por lo tanto, todo lo que proyectemos sobre los demás, lo estaremos proyectando sobre nosotros mismos. Damos lo que tenemos, o lo que es lo mismo, proyectamos lo que pensamos que somos. 

El pensamiento del ego negará y no reconocerá este hecho, pues se siente separado de Dios y del Hijo de Dios. 

Será a través del uso correcto del pensamiento que el Ser deberá percibir correctamente su realidad y abrir el camino de comunicación, a través del Espíritu Santo, hacia el verdadero Conocimiento. 

Mientras que el pensamiento esté orientado hacia la satisfacción de las emociones separadoras, navegaremos sin rumbo, sin orientación real. Cuando el pensamiento despierte del sueño de la individualidad y descubra su origen universal y holístico, trabajará para la Unidad y el verdadero Amor.

 

Ejemplo-Guía: "El comportamiento de nuestro hijo nos desespera". 

No nos será difícil recordar alguna escena de nuestra vida, en la que hayamos sido testigos de cómo el uso de las palabras se ha convertido en el detonante que ha provocado que una relación pase a una situación de "alerta máxima", por correr el peligro de terminar desencadenándose un conflicto de dimensiones inimaginables. 

Detrás de cada palabra se oculta un pensamiento. Estamos habituados a comprobar los efectos que tienen las palabras cuando las compartimos con los demás, pero no lo estamos tanto cuando esas palabras nos las dirigimos hacia nosotros mismos. ¿Os resuena lo que digo? Es más, estamos permanentemente hablándonos a nosotros mismos, y lo más importante de esta cuestión es que, en la misma medida en que nos hablamos, en el mismo tono en el que conversamos con nosotros mismos, lo hacemos con los demás. 

En verdad, no existe diferencia alguna entre el modo de hablarnos a nosotros mismos o de hablar a los demás. Ambas están aportándonos información de nuestro estado mental, aunque no todos comparten esta afirmación, pues cuando sus palabras son hirientes y condenatorias sobre alguna situación, reconocer que el otro se merece nuestro juicio es más fácil que reconocer que lo que estamos proyectando fuera no es más que una visión “condenada” de nuestro propio yo. 

En el ejemplo que estamos analizando, aplicar lo anteriormente dicho nos ha de llevar a un estado de permanente alerta, pues cuando estamos dando traslado a nuestras palabras, en su contenido, tenemos que saber leer lo que estamos gestando en nuestra mente. Si la actitud de nuestro hijo nos desespera y le criticamos su comportamiento, deberíamos preguntarnos: ¿qué parte de nosotros no estamos aceptando?, ¿dónde se encuentra en nosotros ese pensamiento de rigor, esa exigencia mental? 

El uso de la palabra, en una experiencia de conflicto de relación, es de suma importancia. Según lo que digamos, en un momento puntual, podemos suavizar una situación y provocar canales de entendimiento o, por lo contrario, podemos despertar a la fiera que hay dormida en cada uno de nosotros. 

Reflexión: ¿Y si cada ser humano tuviese la potestad de conectar su mente con un "campo de información de infinitas posibilidades" donde poder sintonizar con la frecuencia de infinitud de tonos de pensamientos?

sábado, 18 de enero de 2025

UCDM. Libro de Ejercicios. Lección 18

LECCIÓN 18

No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

1. La idea de hoy es un paso más en el proceso de aprender que los pensamientos que dan lugar a lo que ves nunca son neutros o irrelevantes. 2También hace hincapié en la idea, a la que posteriormente se le dará cada vez mayor importancia, de que las mentes están unidas.

2. La idea de hoy no se refiere tanto a lo que ves como a la manera en que lo ves. 2Por lo tanto, los ejercicios de hoy hacen hincapié en ese aspecto de tu percepción. 3Las tres o cuatro sesiones de práctica que se recomiendan deben hacerse de la siguiente manera:

3. Mira a tu alrededor, y a medida que selecciones los objetos para la aplicación de la idea de hoy tan al azar como sea posible, descansa tu mirada en cada uno de ellos el tiempo suficiente para poder decir:

2No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

3Concluye cada sesión de práctica repitiendo esta afirmación más general:

4No soy el único que experimenta los efectos de mi manera de ver.

5Un minuto, o incluso menos, es suficiente para cada sesión de práctica.


¿Qué me enseña esta lección? 

Interesante cuestión que debemos tener en cuenta a la hora de relacionarnos con nuestros hermanos. 

Aquello que observo con mi visión, mi pensamiento lo interpreta bajo su prisma y creencias; otra persona, observando la misma cosa, puede tener un punto de vista diferente. Si ambos puntos de vista son verdaderos, es decir, están basados en el Amor, confluirán en un punto en común y respetuoso. Es una apuesta por la salvación. 

Ahora bien, si el pensamiento es falso, dará pie al enfrentamiento, a la oposición, como un rasgo externo y proyectado de su conciencia de separación. Es una apuesta por el conflicto, por el odio, por la guerra y la muerte. 

La unificación de los pensamientos verdaderos dará lugar a la filiación pacífica y a la paz interna compartida. Hablaremos de respeto, de empatía, de comunión, de expiación, de milagro, de un instante santo. 

Si importante es saber que todos tenemos la capacidad individual de fabricar pensamientos, que son la causa de aquello que percibimos, no menos importante es tomar consciencia de que esa capacidad "creadora" es la que nos mantiene unidos a la misma Fuente de donde emana, a Dios. 

Si bien entender que somos capaces de tener pensamientos diferentes nos aporta argumentos que justifican nuestra errónea creencia en la separación, no somos siempre conscientes de que estamos olvidando que nuestro juicio está distorsionado por la información recibida desde el nivel de la percepción. Si en vez de dirigir nuestra mirada al mundo externo, la dirigiésemos al mundo interno, descubriríamos que nuestras mentes están unidas en la Sagrada Voluntad del Padre; es decir, en el nivel del Espíritu, somos Uno formando parte de una única Filiación y, en ese nivel, el único verdadero, no existe la separación. 

Como bien determina esta lección, tenemos que reflexionar no sobre lo que vemos, sino sobre cómo lo vemos. Lo vemos desde la visión dividida que percibe un mundo dividido o, lo vemos, desde la visión unificadora que nos lleva a la percepción correcta, y aunque no es el verdadero Conocimiento, sí es la visión más elevada que podemos lograr en el mundo de la ilusión y del sueño.

 

Ejemplo-Guía: "Mi cuerpo está enfermo". 

Se trata de una experiencia muy común en todos nosotros. Nuestro cuerpo nos manda sensaciones de malestar, de desarmonía, con síntomas de alteraciones y en muchas ocasiones acompañado de dolor. Todo ese conjunto de síntomas nos sitúa en un estado alterado que nos lleva a interpretar que es el cuerpo el causante de tener ciertos pensamientos. Por ejemplo, pensamos que el dolor que sentimos es provocado por el cuerpo, y establecemos la causa del mismo en las percepciones que recibimos del cuerpo. 

Si tuviésemos la capacidad de disociarnos y adoptar el papel de un observador que está viendo fuera de sí mismo las reacciones del cuerpo, describiríamos una escena en la que el cuerpo es el agente causante de todo lo que estamos sintiendo. Esa es nuestra creencia más arraigada. Esto que acabamos de decir podría ser comparable a la idea ancestral que nos ha enseñado que, cuando fabricamos nuestro cuerpo (cuando Adán descubrió su desnudez), se sintió avergonzado (al sentir que habíamos perdido nuestra pureza e inocencia) y deseó ocultarlo a los ojos de su creador. Ese sentimiento de culpa original se encuentra inscrito en nuestro inconsciente colectivo y nos lleva a olvidar (permanece oculto) que nuestro verdadero Ser ya era antes de "ver", de "percibir", un vehículo físico y material. Ese olvido significa que donde debemos ver la "causa" hemos puesto lo que es el "efecto", es decir, nos hemos identificado con el cuerpo hasta tal punto que nos hemos olvidado de que la verdadera causa se encuentra en otro nivel, en el mental, el vehículo más elevado con el que cuenta nuestro Yo Superior, nuestro Ser Espiritual. 

¿Esto dónde nos lleva? Sencillamente, retomemos el papel de observador y corrijamos nuestra visión. Dejemos al cuerpo con sus efectos y dirijamos nuestra mirada a nuestra mente. Busquemos en ella aquellos pensamientos que se expresan desde el dolor. Tal vez descubramos que nos sentimos dolidos, muy dolidos, por las palabras de alguien que significa mucho para nosotros: un padre, un hijo, un cónyuge, un jefe, un amigo..., o tal vez, y esto es importante conocerlo, ese dolor provenga de nosotros mismos, por un exceso de culpa. No importa de dónde provengan, pues en verdad siempre provienen de un solo lugar, de nosotros mismos, pues en nuestras relaciones con lo externo, con los demás, lo que estamos haciendo es proyectar nuestros pensamientos internos. Por lo tanto, busquemos, sin carga emocional, es decir, sin juzgarnos condenatoriamente, dónde se encuentra, en nuestras creencias, ese dolor. 

¿Ya lo hemos encontrado? Importante paso. Pues bien, ahora suéltalo. ¿Para qué lo quieres? En verdad, el objetivo de esa búsqueda no era encontrarlo, sino descubrir que no tiene ningún significado, tan solo el que tú le estás dando. Y si hay dolor, es porque estás teniendo pensamientos de dolor. ¿Por qué? Pues, porque te has condenado, en vez de ver tu inocencia, tu impecabilidad, y aún no te has perdonado. 

¿Os dais cuenta de lo importante que es lo que significa renacer? ¿Os dais cuenta de la importancia que tiene deshacer? ¿Os dais cuenta de lo importante, del inmenso poder que tiene el instante, el ahora, el presente? 

Este es un Instante Santo, si nuestra voluntad y la Voluntad del Padre son Una. 

Amén. 

Reflexión: ¿Por qué las creencias se convierten en fuente de división y separación?

Capítulo 17. VII. La invocación a la fe (3ª parte).

VII. La invocación a la fe (3ª parte). 7.  El poder que se ha depositado en ti, en quien se ha establecido el objetivo del Espíritu Santo, t...