La curación es el efecto de mentes que se unen, tal como la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan. (T-28.III.2-6)
Al reflexionar sobre la frase anterior, se me ha venido a la mente lo recogido en el nuevo testamento por el Evangelista Mateos: “por sus frutos los conoceréis”
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.20 Así que, por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:15-20)
Ambas afirmaciones se basan en la Ley de Causa y Efecto, es decir, cosechamos aquello que sembramos, o lo que es lo mismo, gozar de curación o padecer de enfermedad, depende de la calidad de los pensamientos que albergamos en nuestras mentes. Pues, cuanto percibimos en el mundo material es una proyección fabricada por nuestra mente.
Retomando la frase inicial, la enfermedad es la consecuencia o fruto de una mente que cree en la separación y que siembra esa brecha en sus relaciones con el mundo exterior. La causa de toda enfermedad se encuentra en la mente que se cree separada de las demás mentes. Mientras que la curación, como recoge la frase extraída de Un Curso de Milagros, es el efecto de las mentes que se unen.
Al igual que vosotros, estoy participando de los efectos a los que da lugar el contagio del cuerpo por el Coronavirus, Covid-19. Las recomendaciones aportadas por los "expertos", entre otras medidas, ahondan en la importancia de mantenerse aislados de los demás con el propósito de no propagar el virus.
El aislamiento –medida de separación- al que nos invitan dichos expertos, tiene un efecto curativo que va más allá del evitar la propagación del virus y que para mi ha sido muy importante tomar consciencia de ello, pues si lo aplico a mi mente, estaré auto-vacunándome contra el pernicioso virus.
Ese aislamiento es el fruto, el efecto de la semilla que he debido sembrar para encontrármelo en mi camino. Ese aislamiento, por otro lado, me lleva a reconsiderar y valorar la importancia que tiene el contacto y la unión, con aquellas personas a las que amo.
Ese aislamiento en los confines de nuestro hogar, es una llamada a penetrar en nuestro mundo interno e íntimo y descubrir la calidad de nuestros sentimientos.
En ese viaje interno, he descubierto aspectos que tenía profundamente enterrados en mi inconsciente y que sin duda alguna, son las semillas que propago del germen viral de la separación. Esa nueva visión de mi mismo, lejos de despertar un sentimiento de culpabilidad, me propicia un pensamiento de alegría, pues siento y tengo la certeza, de que el antídoto, la vacuna, que me permitirá, personalmente, sanar es el pensamiento de Unidad inspirado por la voluntad de Amar.
No comparto este pensamiento con el propósito de deciros lo que tenéis o no tenéis que hacer. No soy especial, ni diferente a vosotros. Lo hago porque quiero plantar mi primera semilla en base a la creencia de que mi mente y la tuya son una misma mente.
Así lo recoge el Texto de Un Curso de Milagros:
Ten absoluta certeza de que si tú haces lo que te corresponde hacer, él hará lo que le corresponda hacer a él, pues se unirá a ti allí donde tú estés. (T-28.IV.5)
Gracias por compartir hermano!
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarGracias J.J
ResponderEliminarQue verdadero y real lo que expresaste! Nuestro ego busca esa separación en todos! Creo que en mi caso debo sembrar pensamientos de unidad amor y verdad y propagarlos en todas las mentes , para que esto cese! Gracias continuare con mis lecciones y aplicandolas! un abrazo! y Bendiciones!
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