¡Qué hermosa lección! Me libero de mis pensamientos de miedo, de mis sentimientos de culpabilidad, de la necesidad de sufrir para poder así redimir mis “pecados”. Me libero del castigo y del dolor. Me libero del sacrificio, pues no veo débito en mi alma. Me libero de la enfermedad, pues lo que es puro e inocente no puede enfermar.
Me libero de todas mis creencias. Me libero de todos y cada uno de los ropajes con los que he cubierto mi identidad. Me libero de mis emociones, aquellas a las que he considerado puras y a las que he condenado como impuras.
Me libero de mi pasado y me libero de mi futuro.
Hago realidad el presente. Hago realidad el ahora, este instante santo y veo mi inocencia, mi perfección. Me veo lleno de Luz. Me siento preñado del Amor de Dios. Soy Uno con mi Creador. Soy Uno con mis Hermanos de filiación.
Estoy en mi Hogar. Gozo de la Paz y la Dicha, de la Plenitud y la Abundancia que Dios dispone para su Creación.
Ejemplo-Guía: "Suelta todas las creencias; suelta todos tus deseos; suelta todas tus pertenencias; suelta la visión del mundo, y déjate llevar: vive".
¿Miedo? ¿Es ese el estado que percibes?
¿Inseguridad? Las creencias, las buenas y las malas, nos aportaban ese espacio seguro donde experimentar la vida.
¿Soledad? Al sentir, que no nos guía, no nos mueve, ningún deseo.
¿Necesidad? Al desprenderte de todo cuanto te ataba.
¿Y a eso le llamamos vivir? Como bien refiere Emilio Carrillo, ese estado tiene otro nombre más apropiado: sobrevivir. La vida, no tiene desgaste, pues la vivimos desde la aceptación, desde el amor, desde el disfrute, desde la felicidad y la alegría, desde el desapego y el desprendimiento.
El sobrevivir, es ataque, es miedo, es rivalidad, es competencia, es victimismo, es sufrimiento y sacrificio, es tristeza y pérdida, es dolor y castigo, es apego y estancamiento.
¡Qué hermosa invitación nos hace esta lección! Es tanta su sencillez, que a los ojos del cuerpo le cuesta verla. Se nos presenta como una prueba científica para que comprobemos, a través de la experiencia, de la percepción verdadera, la certeza de que la Luz de Dios se encuentra en nuestro interior.
La conclusión será fácil de valorar. Si el Amor de Dios no estuviese en nuestro interior, si no formase parte de nuestra condición divina, andaríamos a ciegas y nuestra vida sería un caos. Pero esto no ocurrirá, sino todo lo contrario. Nuestra vida pasará del desorden, fruto de la demencia, a un estado donde gozaremos del placer que experimentaremos al disfrutar de la presencia de Dios en nosotros.
¿Qué ocurrirá? Tendremos que ser como niños, ver con los ojos nuevos de un niño, sentir con la inocencia pura de un niño, preguntar desde la curiosidad ávida de un niño.
Esto significa, que los valores que hasta ahora nos habían guiado, ahora dejan de tener sentido. Esto significa, que los juicios que antes emitíamos para distinguir lo bueno de lo malo, ahora deben enmudecer. Esto significa, que el orden de prioridades que establecíamos y de donde surgían nuestras necesidades, ahora deben acallarse.
¿Entonces, qué...? Vive. Míralo todo con ojos nuevos y limpios. Vive y deja a la vida que te guíe, pues te llevará allí donde debas estar y te invitará a hacer lo que debas hacer.
Vive, con intensidad, con alegría, con aceptación. Ya no hay nada bueno, ni malo. Ya no hay dioses a los que adorar, ni infiernos a los que temer. Tan solo vive, y con cada respiración recibe el aliento de Dios, y al expirar, agradece el haberte hecho consciente de la Luz que refulge en tu interior. Agradece el Amor que te dispensa y compártelo.
Reflexión: ¿Qué mundo quieres ver? Eres libre de elegir.
Gracias J.J
ResponderEliminarHermosa lección hermoso comentario!gracias
ResponderEliminarGracias....Gracias...Gracias
ResponderEliminarGracias...Gracias...Graciasssss
ResponderEliminarEl Amor de Dios está dentro de mí y me guía🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏💙💙💙💙💙💙💙💙
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarLa Paz y el Amor de Dios están conmigo🙏🙏🙏🙏🙏🤍🤍🤍🤍💙💙💙💙✨✨✨✨🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳🥳
ResponderEliminarGracias hermano por compartirnos tu reflexión sobre esta lección, es muy valiosa para todos nosotros
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