lunes, 28 de julio de 2025

Capítulo 22. I. El mensaje de la relación santa (2ª parte).

I. El mensaje de la relación santa (2ª parte).

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3. No te has dado cuenta de que es imposible que puedas enten­der lo que nunca puede llegar hasta ti. 2Jamás has recibido men­saje alguno que hubieses podido entender. 3Pues has estado prestándole oídos a algo que no puede comunicarse en absoluto. 4Examina, entonces, lo que ha sucedido. 5Al negar lo que eres, y al estar firmemente convencido de que eres otra cosa, esa "otra cosa" que tú has creído ser se ha convertido en tus ojos. 6Sin embargo, debe ser esa "otra cosa" la que ve, y al no ser quien tú eres te explica lo que ve. 7Tu verdadera visión haría, por supuesto, que todo esto fuese innecesario. 8Pero si tus ojos están cerrados y le pides a esa cosa que te dirija y te explique el mundo que ve, no verás razón alguna para no escuchar lo que te dice ni para sospe­char que no es verdad. 9La razón te diría que es imposible que sea verdad porque tú no lo entiendes. 10Dios no tiene secretos. 11Él no te conduce por un mundo de sufrimiento, esperando hasta el final de la jornada para decirte por qué razón te hizo pasar por eso.

Cuando el cerebro trabaja para las percepciones del cuerpo, está eligiendo sustituir la verdadera visión del espíritu por la visión de los ojos físicos. Mientras que la visión espiritual nos reconoce como seres de luz, seres espirituales, seres de amor, los ojos físicos niegan todo aquello que no sea visible a su percepción y se refuerzan con todo aquello que le permite identificar bajo el código de significados que ha convertido en su sistema de pensamiento.

Es posible educar al cerebro de acuerdo a la visión espiritual, pero para ello se requiere "nacer de nuevo", no en su sentido literal, sino en el sentido de deshacer todo el contenido de creencias que acuñamos y atesoramos en la memoria. Que respondemos como autómatas es una realidad constatada por la ciencia. El cerebro aprende y registra lo aprendido, lo que nos llevará a responder ante la vida con respuestas condicionadas por el pasado. Me veo en la necesidad, una vez más, de aconsejaros la lectura del libro "Deja de ser tú", cuyo autor es el Dr. Joe Dispenza. Su lectura te permitirá adquirir información relativa a las funciones del cerebro y a cómo podemos cambiar ese acúmulo de creencias que nos hacen comportarnos de una manera autónoma y que condicionan la visión de nuestra realidad.

4. ¿Qué podría mantenerse oculto de la Voluntad de Dios? 2Sin embargo, tú crees tener secretos. 3¿Qué podrían ser esos secretos sino otra "voluntad" tuya propia, separada de la Suya4La razón te diría que esto no es un secreto que deba ocultarse como si se tratase de un pecado. 5Pero ciertamente es un error. 6No permitas que tu temor del pecado impida la corrección del error, pues la atracción que ejerce la culpabilidad es sólo miedo. 7He aquí la única emoción que has inventado, independientemente de lo que aparente ser. 8He aquí la emoción de los secretos, de los pensa­mientos privados y del cuerpo. 9He aquí la emoción que se opone al amor y que siempre conduce a la percepción de diferencias y a la pérdida de la igualdad. 10He aquí la única emoción que te man­tiene en  las tinieblas, dependiente de ese otro ser que tú crees haber inventado para que te guíe por el mundo que él fabricó para ti.

Todas las mentes están unidas y toda idea sigue a su fuente. Si esto es así, es imposible mantener ocultos pensamientos que no se compartan con Dios y con Su creación, la Filiación.

Pero, como hemos tenido ocasión de estudiar a lo largo de esta enseñanza, la mente puede servir al deseo de ser especial y crear la ilusión de que podemos ser diferentes a la fuente que nos ha creado, o lo que es lo mismo, que las mentes están separadas. Desde la creencia en la separación y dado que la idea sigue a su fuente, en este caso, la mente errada, podemos rendir culto al único secreto que hemos fabricado, el de creernos pecadores y culpables de ello.

El sentimiento de culpabilidad nos hace sentirnos sucios con nosotros mismos, lo que nos lleva a mantenerlo en secreto, pero no podemos evitar el uso de la proyección al que ha dado lugar nuestro deseo de ser especial, que decidamos corregir esa culpa en lo que percibimos en los demás, ya que el otro no es reconocido en igualdad a nosotros, sino nuestro enemigo.

5. La visión se te concedió, junto con todo lo que puedes com­prender. 2No te resultará difícil comprender lo que esta visión te dice, pues todo el mundo ve sólo lo que cree ser. 3Y tú comprenderás lo que tu visión te muestre porque es la verdad. 4Única­mente tu visión puede comunicarte lo que puedes ver. 5Te llega directamente, sin necesidad de ninguna interpretación. 6Lo que necesita interpretación tiene que ser algo ajeno a ti. 7Y un intér­prete al que no entiendes nunca podrá hacer que ello sea inteligi­ble para ti.

En el mundo del ego, a diferencia del mundo espiritual, todas las cosas tienen un significado distinto. Digamos que esto es así dado que no gozan de la unidad que las mantiene unidas.

Mientras que la visión crística no permite ver la igualdad existente entre los Hijos de Dios, la visión física nos muestra la percepción de cuerpos separados y distintos entre sí. La visión crística te lleva al reconocimiento de forma directa, no requiriendo ser interpretada. Sin embargo, la visión de los ojos físicos nos muestra un mundo separado y que debe ser interpretado para ser conocido. Esta visión física responde siempre a lo que creemos ser y, como lo que creemos ser es un ser desmembrado, lo que percibe lo es también.

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