martes, 19 de noviembre de 2024

Capítulo 15. XI. La Navidad como símbolo del fin del sacrificio (2ª parte).

 XI. La Navidad como símbolo del fin del sacrificio (2ª parte).

4. Tú que crees que el sacrificio es amor debes aprender que el sacrificio no hace sino alejarnos del amor. 2Pues el sacrificio conlleva culpabilidad tan inevitablemente como el amor brinda paz. 3La culpabilidad es la condición que da lugar al sacrificio, de la misma manera en que la paz es la condición que te permite ser consciente de tu relación con Dios. 4Mediante la culpabilidad excluyes a tu Padre y a tus hermanos de ti mismo. 5Mediante la paz los invitas de nuevo al darte cuenta de que ellos se encuentran allí donde tú les pides que estén. 6Lo que excluyes de ti mismo parece temible, pues lo imbuyes de temor y tratas de deshacerte de ello, si bien forma parte de ti. 7¿Quién puede percibir parte de sí mismo como despreciable, y al mismo tiempo vivir en paz con­sigo mismo? 8¿Y quién puede tratar de resolver su "conflicto" interno entre el Cielo y el infierno expulsando al Cielo y dotán­dolo de los atributos del infierno, sin sentirse incompleto y solo?

Una vez más, el Curso, nos recuerda que la culpa es la condición que da lugar a la creencia en el sacrificio, y, que, la paz es la condición que nos permite ser conscientes de nuestra relación con la Fuente que nos ha creado.

Nadie puede dar lo que no tiene, y, si analizamos lo que damos, tendremos la oportunidad de reconocer lo que somos, pues, somos, lo que creemos que somos. Por lo tanto, tómate unos minutos para descubrirte a través de tus obras, pues, de este modo te conocerás.

¿Hay paz en tu vida? ¿Hay armonía? ¿Eres feliz?, o, en cambio, ¿Hay dolor, sufrimiento, enfermedad, luchas, miedos...? 

Quizás decidamos, que tales planteamientos carecen de fundamento. Reconocer que es verdad lo que afirmamos, significaría, que somos los únicos responsables de aquello que experimentamos. Nos resultará más fácil, negarlo, y, sobre todo, nos resultará más liberador, culpar a los demás de nuestras desgracias.

Será nuestra elección, el continuar negando la verdad y mirar para otro lado, cuando aquello que cosechamos no sea de nuestro agrado.

5. Mientras percibas el cuerpo como lo que constituye tu realidad, te percibirás a ti mismo como un ser solitario y desposeído. 2Y te percibirás también como una víctima del sacrificio, y creerás que está justificado sacrificar a otros. 3Pues ¿quién podría rechazar al Cielo y a su Creador sin experimentar una sensación de sacrificio y de pérdida? 4¿Y quién podría ser objeto de sacrificios y pérdidas sin tratar de rehacerse a sí mismo? 5No obstante, ¿cómo ibas a poder hacer esto por tu cuenta, cuando la base de tus intentos es que crees en la realidad de la privación? 6Sentirse privado de algo engendra ataque, al ser la creencia de que el ataque está justificado. 7Y mientras prefieras conservar la privación, el ataque se vuelve salvación y el sacrificio amor.

El cuerpo es lo más valioso que cree poseer el ego. Sin él, su existencia no sería tal, es decir, la muerte del cuerpo, alberga la creencia de que dejamos de vivir, de existir. Por tal razón, el ego, trata de proteger su mayor tesoro, de todo aquello que puede suponer un peligro para su seguridad. ¿Qué hace el ego para proteger su cuerpo? Pues, hace valer su lema principal, "la mejor defensa es un buen ataque". Al compartir esa creencia con los demás, lo que está propiciando es el escenario donde se desarrollará su existencia, en un campo de batalla constante, donde la bandera blanca de la paz, tan sólo emergerá, cuando ya no quede nadie vivo para enarbolarla. 

El ataque, procede del miedo, y el miedo, procede a su vez, de la creencia en la separación. Por lo tanto, dicho guión, no puede más que terminar en tragedia, pues, el miedo tan sólo fabrica miedo y más miedo.

El ataque, se convierte en el camino de la salvación, cuando creemos que lo que tenemos que salvar es el cuerpo.

6. Y así resulta que, en tu búsqueda de amor, vas en busca de sacrificio y lo encuentras. 2Mas no encuentras amor. 3Es imposi­ble negar lo que es el amor y al mismo tiempo reconocerlo. 4El significado del amor reside en aquello de lo que te desprendiste, lo cual no tiene significado aparte de ti. 5Lo que prefieres conser­var es lo que no tiene significado, mientras que lo que quieres mantener alejado de ti encierra todo el significado del universo y lo conserva intacto dentro de su propio significado. 6Si el uni­verso no estuviese unido en ti, estaría separado de Dios, y estar sin Él es carecer de significado.

Creer en la separación, es el resultado de haber negado el Amor, pues, el Amor es Unidad. Si hemos negado el Amor, habremos negado la esencia con la que Dios nos ha creado, lo que significa, que habremos sustituido nuestra verdadera identidad, por una falsa identidad, fruto de la creencia en la separación. Esta identidad es el ego, cuyo símbolo es el cuerpo.

Estamos conservando, estamos eligiendo, aquello que no tiene significado, aquello que está llamado a desaparecer, al estar gobernado por las leyes de la temporalidad, por las leyes de la ilusión, de lo irreal.

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