jueves, 24 de octubre de 2024

Capítulo 15. V. El instante santo y las relaciones especiales (1ª parte).

V. El instante santo y las relaciones especiales (1ª parte).

1. El instante santo es el recurso de aprendizaje más útil de que dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor. 2Pues su propósito es la suspensión total de todo juicio. 3Los jui­cios se basan siempre en el pasado, pues tus experiencias pasadas constituyen su base. 4Es imposible juzgar sin el pasado, pues sin él no entiendes nada. 5Por lo tanto, no intentarías juzgar porque te resultaría obvio que no entiendes el significado de nada. 6Esto te da miedo porque crees que, sin el ego, todo sería caótico. 7Mas yo te aseguro que, sin el ego, todo sería amor.

El amor no juzga, no separa, simplemente, acepta y comparte, pues el amor es la fuerza expansiva, con la que hemos sido creados. 

El amor no juzga, pues es inocente, puro y no ve el pasado. Se manifiesta, siempre, en el presente, en el ahora, y su visión es limpia y transparente. No oculta secretos, ni ataca para protegerse, pues, jamás se siente atacado.

El sistema de pensamiento del ego, para subsistir, necesita de la base de su experiencia, la cual, le habla de lo percibido en el pasado. Pero ese proceso, la percepción errónea, es precisamente la causa que le lleva a juzgar, pues, dicha percepción es fruto de la falsa creencia en la separación. El ego tiene miedo al amor, pues, el amor fluye desde la inocencia, y, el ego, no puede permitirse la inseguridad que le aporta en ver las cosas con ojos nuevos.

2. El pasado es el principal recurso de aprendizaje del ego, pues fue en el pasado cuando aprendiste a definir tus propias necesidades y cuando adquiriste métodos para satisfacerlas de acuerdo con las condiciones que tú mismo habías fijado. 2Hemos dicho que limitar el amor a una parte de la Filiación produce culpabilidad en tus relaciones, y, por lo tanto, hace que éstas sean irreales. 3Si intentas aislar ciertos aspectos de la totalidad, con vistas a satisfacer tus imaginadas necesidades, estarás intentando valerte de la separación para salvarte. 4¿Cómo no iba a producirse enton­ces culpabilidad? 5Pues la separación es la fuente de la culpabili­dad, y recurrir a ella para salvarte es creer que estás solo. 6Estar solo es ser culpable. 7Pues sentir que estás solo es negar la Unidad entre Padre e Hijo y, de ese modo, atacar la realidad.

Si escudriñamos nuestra mente con el propósito de valorar nuestro aprendizaje (para el ego, saber es poder), descubriremos que, la fuente de ese saber se encuentra en nuestros recuerdos de lo vivido, de lo experimentado, es decir, en el pasado. Sin embargo, si miramos nuestra mente desde el estado presente, con la convicción de que ese presente nos brinda la oportunidad de aprender cosas que aún no conocemos, tal vez no podamos evitar sentir vértigo, pues ante nuestros ojos se nos muestra un mundo de posibilidades, que, al no formar parte de nuestro saber ancestral, nos desconcierta. No sabemos cómo actuar, cómo hacer las cosas, qué respuesta debemos dar, en definitiva, tenemos miedo a lo desconocido, tenemos miedo a dejarnos llevar por la calma de ese instante, tenemos miedo, por el silencio de nuestra mente, la cual no nos ofrece la acostumbrada seguridad basada en el pasado.

Lo que interpretamos como ignorancia cuando miramos el presente con ojos nuevos, en verdad, es un estado donde la grandeza nos invita a apostar por ella, pues es en ese ahora, cuando podemos deshacer lo aprendido, todo cuanto nos impide avanzar hacia la verdad de lo que somos, para reconocer que somos Uno con la Filiación Divina y Uno con nuestro Creador. Esa visión, está libre de toda creencia en el pecado, en la culpa. Es una visión íntegra de la creación de Dios. Esa visión disipa las sombras del miedo y nos brinda un instante para saborear el dulce néctar de la libertad.

3. No puedes amar sólo a algunas partes de la realidad y al mismo tiempo entender el significado del amor. 2Si amases de manera distinta de como ama Dios, Quien no sabe lo que es el amor espe­cial, ¿cómo ibas a poder entender lo que es el amor? 3Creer que las relaciones especiales, con un amor especial, pueden ofrecerte la sal­vación, es creer que la separación es la salvación. 4Pues la salva­ción radica en la perfecta igualdad de la Expiación. 5¿Cómo puedes pensar que ciertos aspectos especiales de la Filiación pue­den ofrecerte más que otros? 6El pasado te ha enseñado esto. 7Mas el instante santo te enseña que eso, no es así.

Con esta aportación, el Curso acaba de dinamitar todas las creencias que el ego atesora del significado del amor.

Para el ego, el amor adquiere distintos significados. Basa su teoría en el hecho de que no podemos hablar tan sólo de un tipo de amor. Está el amor de pareja, el amor de hijo, el amor de familiares, el cual se puede desmenuzar aún más, dando lugar a las variantes de amor de padres, amor de hermanos, amor de abuelos, amor de tíos, etc. Se habla del amor de amigos, del amor por los animales, del amor pasional, del amor compasivo... Sí, podemos hablar de todas estas variantes de significados del amor y los utilizamos como argumentos para justificar que el amor que sentimos por nuestra pareja, no puede ser el mismo que el que sentimos por nuestros padres o abuelos.

Un Curso de Milagros nos enseña que el Amor es Uno. Qué el Amor es incondicional y es portador del don de la creación, la libertad. Si esto es verdad, que lo es, debemos preguntarnos si todas nuestras variantes y significados del amor cumplen dicho requisito, es decir, ¿amamos desde la libertad?

Si tu respuesta es no, entonces debes tener claro que debes sopesar los significados que das al amor, pues, estarás percibiéndolo de manera errónea, y, tal vez, debas plantearte llamarle de otra manera: miedo.

4. Todas las relaciones especiales contienen elementos de miedo en ellas debido a la culpabilidad. 2Por eso es por lo que están sujetas a tantos cambios y variaciones. 3No se basan exclusiva­mente en el amor inmutable. 4Y allí donde el miedo ha hecho acto de presencia no se puede contar con el amor, pues ha dejado de ser perfecto. 5El Espíritu Santo, en Su función de intérprete de lo que has hecho, se vale de las relaciones especiales, que tú utilizas para apoyar al ego, para convertirlas en experiencias educativas que apunten hacia la verdad. 6Siguiendo Sus enseñanzas, todas las relaciones se convierten en lecciones de amor.

Este punto, nos permite retomar la enseñanza del amor donde lo habíamos dejado, esto es, brindándonos la posibilidad de ver nuestro amor como una expresión, realmente, de miedo. Esto es así, porque interpretamos de manera especial nuestra relación con aquellos que hemos seleccionado como receptores de nuestro amor. Dicho amor está condicionado por nuestros recuerdos del pasado, de donde extraemos el sentimiento de la culpa, como principal cebo para sentirnos atraídos hacia dichas personas, no otras, por la que despertamos atracción, al la que hemos malinterpretado como amor.

El Espíritu Santo utiliza dichas experiencias para que contribuyan en nuestro proceso de aprendizaje de la verdad, en nuestro proceso de aprendizaje del amor. Si indagamos en esta lección de vida, tendremos argumentos, más que suficientes, para escribir cientos de libros, pues, cada relación especial es un mundo. Sin embargo, todas estas relaciones desembocan en el un único "mar", el cual, es regado por las aguas puras del amor verdadero.

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