lunes, 7 de julio de 2025

Capítulo 21. V. La función de la razón (5ª parte).

V. La función de la razón (5ª parte).

9. La parte de la mente donde reside la razón se consagró, de acuerdo con tu voluntad en unión con la de tu Padre, al des-hacimiento de la demencia. 2Ahí el propósito del Espíritu Santo se aceptó y consumó simultáneamente. 3La razón le es ajena a la demencia, y aquellos que hacen uso de ella han adquirido un medio que no puede dedicarse al pecado. 4El conocimiento está mucho más allá de lo que se puede lograr. 5Pero la razón puede servir para abrir las puertas que tú le cerraste.

La sede del Espíritu Santo es el Mundo de Dios. No es una parte separada de Él. Si lo fuese, su razón nos haría ver como verdadero el pensamiento de la división. El Espíritu Santo es la Voz que nos hace consciente y presente la Fuente de la cual hemos sido emanados. 

Hemos sido creados a imagen y semejanza de nuestro Creador; por lo tanto, si el Espíritu Santo es Su Voz, también se encontrará en nosotros mismos y Su cualidad formará parte de nosotros, es decir, la Inteligencia Creadora, la razón, se encuentra entre nuestros atributos divinos, lo que es una garantía de que la luz, el principio inteligible, forma parte de nuestro Ser y nos iluminará la mente cuando así lo elijamos conscientemente.

Tal vez no seamos conscientes de la importancia de lo que acabamos de afirmar. Pero si logramos que se convierta en nuestra fe, tendremos la certeza del poder inmenso que tenemos al conocer que todo lo que percibimos, de manera ilusoria o correctamente, lo hemos creado nosotros. Si acertamos con la elección, o lo que es lo mismo, si elegimos el amor, podremos crear un mundo de paz y de felicidad, pues esa paz y esa felicidad forman parte de nuestra voluntad, de lo que somos y siempre seremos.

10Ya estás muy cerca de esto. 2Tu fe y tus creencias han cambiado y has hecho la pregunta que el ego nunca haría. 3¿No te dice tu razón ahora que la pregunta debe haber emanado de algo que tú no conoces, pero que aún así debe ser parte de ti? 4La fe y la creencia, apoyadas por la razón, producen forzosamente un cambio en tu percepción. 5Y con este cambio se le hace sitio a la visión. 6La visión se extiende más allá de sí misma, tal como lo hacen el propósito al que sirve, así como todos los medios para su consecución.

Ya estamos preparados. Ahora sabemos que el mundo que percibimos y con el que nos encontramos identificados es el fruto de nuestra semilla, es decir, lo hemos fabricado nosotros al elegir ver a nuestra manera, al desear ser especial, al poner nuestra voluntad al servicio de ese deseo. No pasa nada. Tan solo hemos utilizado nuestros atributos creadores de una forma inadecuada. El error no se encuentra en haber utilizado ese potencial creador. Si Dios nos ha dotado de ese poder, es para que lo utilicemos tal y como nos ha creado. El error se encuentra en que hemos creído que somos lo que hemos creado, olvidando lo que sí somos realmente.

Al fabricarnos un cuerpo, nos hemos dicho: esto es lo que somos. Le hemos otorgado todo el poder de nuestra identidad al cuerpo y lo hemos nombrado el amo de nuestra existencia. Nuestra mente perdió su autoría y se la otorgamos al envoltorio material que nos aportaba una personalidad tangible y real para nuestra conciencia. La mente fue delegada al olvido y en su lugar decidimos rendir culto al dios de los sentidos.

Pero la verdadera visión se extiende más allá de sí misma. Recuperar la hegemonía de la mente sobre el cuerpo nos llevará a percibir correctamente. Para alcanzar ese estado del ser, debemos permitir que el Espíritu Santo tome las riendas de nuestra voluntad y nos abra los ojos a la verdad haciendo uso del ejercicio de la razón. Tan solo así lograremos dar la función que le pertenece a cada aspecto de nuestra identidad. Al cuerpo, la función corporal, es decir, la de actuar como el canal de comunicación que a través de los sentidos nos mostrará la correcta consciencia del ser y al Ser, la función de crear eternidad expandiendo la fuerza del amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario