martes, 15 de octubre de 2024

Capítulo 15. III. La pequeñez en contraposición a la grandeza (1ª parte).

III. La pequeñez en contraposición a la grandeza (1ª parte).

1. No te contentes con la pequeñez. 2Pero asegúrate de que entien­des lo que es, así como también la razón por la que jamás podrías sentirte satisfecho con ella. 3La pequeñez es la ofrenda que te haces a ti mismo. 4La ofreces y la aceptas en lugar de la grandeza. 5En este mundo no hay nada que tenga valor porque es un mundo que procede de la pequeñez, de acuerdo con la extraña creencia de que la pequeñez puede satisfacerte. 6Cuando te lanzas en pos de cualquier cosa en este mundo creyendo que te ha de brindar paz, estás empequeñeciéndote y cegándote a la gloria. 7La peque­ñez y la gloria son las únicas alternativas de que dispones para dedicarles todos tus esfuerzos y toda tu vigilancia. 8Y siempre elegirás una a expensas de la otra.

El término pequeñez es una cualidad de pequeño, y su significado, hace referencia a los siguientes conceptos: el menor; joven; insignificante.

Utilizando estas ideas, cuando este punto nos invita a que no nos contentemos con la pequeñez, lo que realmente nos está diciendo, es que no nos contentemos con lo insignificantes, pues jamás podríamos sentirnos satisfechos con dicha razón.

Interpreto, que lo insignificante, es el sistema de pensamiento del ego y la identidad adquirida por él, pues, el cuerpo, bajo las leyes de la temporalidad, está llamado a la muerte, mientras, que la grandeza, procede del Espíritu, pues es la herencia de Dios, El Cual, es Eterno.

Este mundo, es el resultado de elegir mentalmente la pequeñez. Es un mundo donde rige la falta de libertad y la presencia de las limitaciones. Buscar la paz en este mundo, nos empequeñece, pues nada en él, nos puede ofrecer esa paz eterna.

2. Sin embargo, de lo que no te das cuenta cada vez que eliges, es de que tu elección es tu evaluación de ti mismo. 2Opta por la pequeñez y no tendrás paz, pues habrás juzgado que eres indigno de ella. 3Y cualquier cosa que ofrezcas como substituto será un regalo de tan poco valor que te dejará insatisfecho. 4Es esencial que aceptes el hecho -y que lo aceptes gustosamente- de que ninguna clase de pequeñez podrá jamás satisfacerte. 5Eres libre de probar cuantas quieras, pero lo único que estarás haciendo es demorar tu retorno al hogar. 6Pues sólo en la grandeza, que es tu hogar, podrás sentirte satisfecho.

Vemos el mundo, bajo el filtro de nuestras creencias. Si nuestra mente nos muestra un mundo separado de nosotros mismos, es decir, si al mirar al otro no vemos a nuestro hermano, sino a un potencial enemigo, la paz que añoramos será efímera. Si no hay paz en nuestra mente, no la veremos fuera.

3. Tienes una gran responsabilidad para contigo mismo, y es una responsabilidad que tienes que aprender a recordar en todo momento. 2Al principio, la lección tal vez te parezca difícil, pero aprenderás a amarla cuando te des cuenta de que es verdad y de que no es más que un tributo a tu poder. 3Tú que has encontrado la pequeñez que buscabas, recuerda esto: cada decisión que tomas procede de lo que crees ser, y representa el valor que te atribuyes a ti mismo. 4Si crees que lo que no tiene valor puede satisfacerte, no podrás sentirte satisfecho, pues te habrás limitado a ti mismo. 5Tu función no es insignificante, y sólo podrás escaparte de la pequeñez hallando tu función y desempeñándola.

La lección más importante que debemos reconocer de este punto, es que, cada decisión que tomamos procede de lo que creemos ser y representa el valor que nos atribuimos a nosotros mismos.

Si nuestros pensamientos expresan pequeñez, es porque nos estamos identificando con nuestra falsa identidad, con el ego, y por tal razón, aquello que percibimos estará impregnado de ese mismo pensamiento.

Reconocer nuestra verdadera identidad, hará que nuestra mente expanda pensamientos de grandeza, esto es, pensamientos de amor, de igualdad.

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